Por Claudio
Zlotnik - Antes del fin de semana largo, el mensaje a supermercados y empresas
líderes de la alimentación fue clara y concisa: de ahora en más nadie puede subir los precios más del 5% mensual cuando
se trate de productos de la canasta básica. Y, además, esos ajustes deben producirse en la segunda quincena de cada mes, con el
objetivo de diferir subas y que no haya una avalancha en la primera parte.
Los empresarios,
además, sospechan que el Gobierno pretende llegar a las PASO -pautadas para el
13 de agosto- con una dosis menor de inflación.
Como sea, el
reclamo a los empresarios -firme, sin espacio para el debate- es una muestra
más de las presiones a las que está sometido Sergio Massa. La más
relevante se relaciona con la escasez de divisas. Una falta que no
compensará el acuerdo que el ministro termine de sellar en Washington, con el
Fondo Monetario.
La administración
de las divisas se ha vuelto crítica y -se sabe- los últimos acuerdos con
empresas exportadoras tampoco alcanzan para equilibrar las cuentas,
dañadas en forma irreversible por la histórica sequía.
Empresarios
y supermercados: entre el desabastecimiento y los precios atrasados
Las empresas
formadoras de precios saben a la perfección la debilidad de la macro, pero
decidieron acompañar a Massa en la gesta. No quieren sacar "los pies
del plato".
Eso no quiere decir
que la incertidumbre no tenga otros costos. El más notorio se ve en las góndolas,
pero no en los precios sino en los faltantes de productos. Las
compañías redujeron la producción a un punto crítico: faltan variedades de
productos, ya que sólo se elaboran los más baratos, que cierre con sus costos.
Massa, ante la presión del kirchnerismo por el FMI
Cristina Kirchner
lo volvió a decir con todas las letras, en su última aparición pública. "El FMI te pone una pistola en
la cabeza", sentenció. "El país es uno solo, pero el FMI también es
uno solo, porque no van a decir que (Kristalina) Georgieva no tiene nada que
ver con (Christine) Lagarde. Es una responsabilidad compartida, que siempre
tienen que pagar los más vulnerables", concluyó la vicepresidenta.
Para CFK, el Fondo
Monetario se mueve básicamente según sus intereses políticos.
El grupo de
economistas del kirchnerismo coordinados por Roberto Feletti, exsecretario de
Comercio, acaba de publicar un informe en el que sustenta la misma hipótesis.
"El FMI está interviniendo políticamente en contra del Gobierno para
perjudicar las chances electorales del peronismo, impidiendo otorgar las
herramientas que le permitan superar una coyuntura adversa transitoria",
denuncian los economistas.
Según Feletti, el
FMI debería aceptar una renegociación del acuerdo basado en el quebranto
provocado por la sequía, de u$s20.000 millones, y habilitar "un puente
financiero hacia fin de año que otorgue estabilidad y permita transitar el
escenario impuesto por la sequía".
De acuerdo a las estimaciones de Feletti, superado el trance
climático, la Argentina tendrá un superávit
comercial de u$s18.000 millones el próximo año.
El argumento para
llegar a esa conclusión, se basa en tres puntos:
La continuidad del
nivel de precios internacionales elevados en alimentos y energía;
El récord de
exportaciones anuales alcanzado en 2022 de u$s88.500 millones, que, proyectado
en el nuevo escenario, puede aproximarse a los u$s 100.000 millones;
Las importaciones
en 2022 también tocaron un techo de u$s81.500 millones, pero, si a esa cifra se
la corrige por la disminución de las compras externas de energía y la reducción
de exceso de acumulación de stocks por parte de las empresas (con un control
adecuado como se realiza en la actualidad), pueden estabilizarse en torno a los
u$s82.000 millones.
Dólar: llegar a las elecciones "con muletas"
En 1976, el líder radical Ricardo Balbín había pedido llegar
a las elecciones de aquel año aunque sea "con
muletas". Faltaban apenas nueve meses y Balbín rechazaba las
presiones de las Fuerzas Armadas para
imponer un golpe de Estado. La historia es conocida. Ni Balbín ni las fuerzas
democráticas de la época pudieron impedir la toma del poder por parte de los
militares.
Ahora la situación
política es bien distinta, pero la que atraviesa una zozobra es la economía. No
tanto la actividad, que se sostiene a pesar de una inflación interanual que se
acerca al 120%.
La clave son los
dólares. Está claro que la refinanciación de los vencimientos con el Fondo
Monetario aparece como una necesidad, pero para nada suficiente a la hora de
evaluar si sobrevendrá una explosión cambiaria.
La última semana
fue una muestra contundente de la dinámica en la que está metida la Argentina:
tras acuerdos puntuales con empresas exportadoras, Massa consiguió que entren dólares a
las reservas. Fueron tres
jornadas consecutivas. Pero cuando se acabó ese efecto, reaparecieron las
ventas del Banco Central.
Las principales
consultoras económicas coinciden en el dato: al Banco Central ya no le quedan
"dólares propios" en las reservas. Dicho de otro modo: las reservas
netas quedaron en negativo. Las divisas con las que cuenta son
"prestadas" o "alquiladas".
Para la consultora
Eco Go, que dirige Marina Dal Poggetto, las reservas netas ya se encuentran
negativas en unos u$s1.400 millones.
Ya sin el programa
"dólar soja" en funcionamiento, el BCRA vende divisas a diario
para sostener el tipo de cambio, sin necesidad de un salto disruptivo. Es
decir, la posibilidad de continuar ampliando aquel número negativo se da
prácticamente por descontado. |