Por Claudio
Zlotnik - El almanaque no perdona; avanza sin piedad. Lo sabe, tal vez más que
nunca, el ministro Sergio Massa, que tiene compromisos dentro de
pocas jornadas para pagar vencimientos de deuda. Con el Fondo Monetario y con
acreedores particulares.
La gran pregunta
que se formula el mercado es si el titular del Palacio de Hacienda tendrá
los dólares para cumplir con esos compromisos. O si, antes de la fecha,
justo en el límite, el FMI le otorgará alguna ayuda para que la Argentina evite
un nuevo default.
La situación de las
reservas es crítica. Como pocas veces. Massa, de hecho, mantiene negociaciones
permanentes con empresas exportadoras para que le acerquen dólares a
cambio de distintos beneficios: desde un tipo de cambio más alto, como en el
caso de las cerealeras, o regímenes especiales, como para las automotrices, a
las que les "perdona" el cobro de una parte de las retenciones con
tal de que adelanten inversiones.
Cuáles son las fechas críticas
Exactamente dentro
de una semana, el miércoles 21, aparece el primer vencimiento con el
FMI, por u$s916,3 millones. Un día después, el jueves 22, está el segundo:
esta vez por u$s1.768,3 millones. Un total, entre ambas jornadas, de u$s2.684,6
millones.
Un monto pequeño
para un país mediano como la Argentina. Pero absolutamente impagable,
ahora que las reservas netas se encuentran en niveles "negativos". Un
tercer vencimiento es directamente con inversores privados. Por u$s1.022
millones, el próximo 9 de julio.
Las principales
consultoras económicas coinciden en el dato: al Banco Central ya no le quedan
"dólares propios" en las reservas. Dicho de otro modo: las reservas
netas quedaron en negativo. Las divisas con las que cuenta son
"prestadas" o "alquiladas".
Para la consultora
Eco Go, que dirige Marina Dal Poggetto, las reservas netas ya se
encuentran negativas en unos u$s1.400 millones. Ya sin el programa del
"dólar soja" en funcionamiento, el BCRA vende divisas a diario para
sostener el tipo de cambio, sin necesidad de un salto disruptivo. Es decir, la
posibilidad de continuar ampliando aquel número negativo es prácticamente un
hecho.
¿Qué hará el Fondo Monetario?
La pregunta, en todo
caso, refiere al momento en que el Banco Central podría quedarse sin
ninguna chance de defender una paridad cambiaria que vaya en sintonía con la
inflación, como lo viene haciendo. Una devaluación provocaría un salto
inflacionario adicional y agravaría la incertidumbre sobre la marcha de la
economía: nadie sabría, a priori, cuál podría ser el nuevo tipo de cambio de
equilibrio.
Sergio
Massa hizo de la oposición a una devaluación una bandera de su gestión. Se
trata de una "cuestión de Estado". Focalizó su trabajo en el Palacio
de Hacienda en conseguir divisas que impidieran el salto cambiario.
Más allá de las
voluntades, lo concreto es que el Banco Central tiene una línea muy
concreta para seguir interviniendo, a menos que aparezcan dólares de algún
lado. El Fondo Monetario, está visto, se muestra reticente a soltar divisas sin
que, antes el Gobierno acepte una devaluación. Justo lo que se quiere evitar. |