Por Claudio
Jacquelin - La dirigencia política argentina ha decidido invertir términos y
subvertir funciones. Candidatos y dirigentes de los principales espacios se
empeñan en trasladarle sus propios conflictos a la ciudadanía en lugar de
solucionar u ofrecer soluciones a los graves problemas que aquejan a la
sociedad. Psicólogos que les cuentan sus traumas a pacientes angustiados.
Esa anomalía (una
más de tantas en estos años) que expresa el funcionamiento político e
institucional del país adquirió esta semana niveles extremos en la principal
coalición opositora. Seis días de disparos en la plaza pública a punto de
terminar en el punto de partida, con un tendal de heridos graves. En primer
lugar, la marca de Juntos por el Cambio.
El pretendido
Frente de Frentes (FdF), fruto de una alianza entre JxC y el peronismo no
kirchnerista del cordobés Juan Schiaretti, está a punto de recibir el acta de
defunción antes que el certificado de nacimiento. Solo falta oficializar que
habría sido un experimento nonato.
Así lo reconocen
varios de los principales impulsores de ese acuerdo. “Está terminado. Caído”,
fue el lapidario y sombrío mensaje que transmitió ayer al mediodía uno de los
impulsores por el lado peronista de ese intento de convergencia, después de
hablar con la sede central de Córdoba. Tras esas tres palabras lapidarias,
recibió la orden de avanzar en el armado de candidaturas por un espacio
peronista no kirchnerista sin aliados cambiemitas. El propio Schiaretti se
apuró a decir que él seguía siendo candidato a presidente . Y agregó: “A mí me
vinieron a buscar, yo no fui a buscar a JxC”.
El mismo final de
juego comunicaron a tres altas fuentes la nacion de los sectores cambiemitas
que fogoneaban esa ampliación. Tanto el sector de Horacio Rodríguez Larreta
como los radicales que lidera Gerardo Morales exploran ahora otras
alternativas, en las que dan por descartada la posibilidad de inscribir dentro
de cinco días una alianza con el peronismo schiarettista.
El acuerdo
alcanzado ayer entre los precandidatos amarillos Rodríguez Larreta y Patricia
Bullrich para habilitar el ingreso del liberal José Luis Espert fue la vía de
escape que encontraron para salir del paso y construir la apariencia de que
todo podría terminar “sin ganadores ni perdedores”. Pocos lo creen.
El equipo de
Rodríguez Larreta presenta la inclusión “sin condicionamientos” del economista
como un triunfo ante las restricciones y negativas que había expuesto el eje
Bullrich-Mauricio Macri. La precandidata y el expresidente condicionaban el
ingreso de Espert a que no fuera postulante a la presidencia. Lo consideraban
un ardid larretista para robarle votos a Bullrich y ahora lo presentan como una
concesión menor a cambio de un logro mayor. Cuestión de perspectivas.
Rodríguez Larreta
fue aún más lejos. En conversaciones privadas negó haber sido el impulsor de
una coalición como la que Schiaretti y Morales publicitaron.
“Yo nunca hablé del
Frente de Frentes. Eso lo propuso Schiaretti y se potenció con el anuncio
público de Gerardo. Yo expresé la voluntad de sumar aliados y darle más
volurettti, men a JxC. Nada más. Y la voluntad de converger con Schiaretti
sigue estando. Pero hoy una coalición resulta casi imposible que se resuelva
antes del cierre de alianzas del próximo miércoles”, se le escuchó decir ayer a
Larreta. Nada que dejara conformes a sus interlocutores frentistas.
“Tampoco nunca
hablé con Schiaretti de que fuera mi candidato a vicepresidente”, aclaró, para
no ahondar agravios ni abortar eventuales acuerdos posteriores. La expectativa
de un entendimiento antes de las PASO sigue abierta en el larretismo. No será
fácil. Las heridas están demasiado abiertas.
Por otra parte, el
macri-bullrichismo, los radicales enfrentados con Morales y, en particular, los
cambiemitas cordobeses remarcan que no hay equivalencia entre la defunción del
nonato FdF (que ellos celebran) y la membresía otorgada al liberal (de la que
se ufana el larretismo).
JxC, escorado a la
derecha
Parece difícil
competir contra ese verosímil. Más cuando ahora JxC queda más inclinado hacia
la derecha liberal que hacia el centro, al menos hasta que aparezca alguna
sociedad impensada que lo compense. Buena parte del radicalismo, los sectores
más moderados de Pro, los seguidores de E lisa C arrió( an ti bullri chistas
viscerales) y varios peronistas no kirchneristas oscilan ahora entre la
decepción y la bronca.
Los schiarettistas
no ocultan su malestar con la situación que para ellos es un desenlace sin
posibilidades de resurgimiento inmediato. La elección de Córdoba, el día
después de la presentación de las candidaturas nacionales, fue uno de los
obstáculos originales y sigue siendo uno de los conflictos que impidieron( o
sirvieron para impedir) el Frente de Frentes.
El minué dejó al
gobernador en la obligación de reafirmar identidad y su candidatura
presidencial para no afectar a sus candidatos provinciales, así como dejó trascender
críticas que golpean en la línea de flotación del jefe de gobierno porteño.
“No tuvo vocación
ni aptitud para liderar una propuesta que desafiara la jefatura de Macri y
enfrentara al ala dura amarilla”, decían ayer de Larreta los aliados del cordobés,
sin poder ocultar su enojo. Curiosamente, es lo mismo que le cuestionaron otros
cambiemitas cuando, después de las elecciones de 2021, el alcalde resignó
apropiarse del triunfo en la provincia de Buenos Aires por considerar que era
prematuro. El timing es un atributo que no le atribuyen.
El acuerdo para la
incorporación de Espert y la reunión ayer en Mendoza con el candidato a
gobernador Alfredo Cornejo –confeso bullrichista y antigerardista (no confundir
con antimoralista)–, tres días antes de la elección mendocina, le permitieron a
Larreta “alegrar el luto”, como decían los españoles.
También el jefe de
gobierno ofrece como muestra de una supuesta mejora en las encuestas la
recepción que le dedicó la semana pasada el gobernador de Corrientes, el radical
Gustavo Valdés. El mismo que hasta hace nada decía sin muchos reparos que
Larreta tenía que deponer su aspiración presidencial para encolumnarse detrás
de Bullrich.
El problema es que
sus adversarios se empeñan en iluminar los avisos fúnebres del FdF que incluyen
fingidas condolencias dedicadas a sus deudos, entre los que el apellido Larreta
aparece subrayado. Para peor, los comicios de Córdoba, el 25 de junio, no
pronostican buenas noticias para el alcalde porteño.
Si triunfa el
candidato de SchiaEl Martín Llaryora, sobre el postulante de JxC, Luis Juez,
como se pronosticaba, ya antes de esta semana desquiciada, los cambiemitas
cordobeses lo culparán de la derrota. Si se diera el resultado contrario,
festejarán el triunfo con Bullrich y Macri. La república cordobesa no le daría
visa a la comitiva larretista.
En medio de la
tempestad de esta semana, Elisa Carrió agregó una dosis de rayos sobre todo
JxC, aunque solo pretendiera apuntar al eje Macri-Bullrich. Las aterradoras
intenciones que les adjudicó en nada difieren de los gravísimas acusaciones que
lanza el kirchnerismo. Por algo la llaman “el huracán Lilita”.
“Ese espacio
liderado por Macri […] va por un ajuste muy brutal sobre las clases medias”,
con “orden represivo en las calles”. Los Kirchner, Andrés Larroque y Aníbal
Fernández no podrían haber expresado mejor lo que ellos piensan.
Aportes del
oficialismo
No parece sencillo
compensar tanto ruido, pero el oficialismo se resiste a ceder el centro de la
escena. La sucesión de frases que se dispararon desde lo alto varios de los más
prominentes dirigentes del FDT aportaron al desasosiego social. Más psicólogos
que les cuentan sus pesadillas a pacientes con ataques de pánico.
El presidente
Alberto Fernández se autoensalzó con expresiones que solo repusieron sus
recientes objeciones éticas a Cristina Kirchner, mientras insiste en presentar
más de un precandidato oficialista en las PASO contra la posición del eje
Kirchner-Massa, al que se vieron obligados a sumarse la mayoría de los
gobernadores peronistas. En el gabinete, los neutrales que quedan auguran una
disputa sin fin. Fernández no para de trabajar por la postulación de Daniel
Scioli.
La massista titular
de Diputados, Cecilia Moreau, a su vez, advirtió que su jefe “está harto de
sostener la estabilidad”, mientras otros dirigentes del Frente de Todos “juegan
a la interna con soldaditos de cartón”. Y agregó: “Me alarma que funcionarios,
sobre todo el embajador en Brasil, no se estén ocupando de conseguir
inversiones [...]. Me parece irresponsable que [...] estén discutiendo
candidaturas”. Sin sutilezas.
El clamor de los
gobernadores por un candidato único procura tranquilizar al massismo para
evitar contratiempos anticipados. Una forma de allanar el camino para que el
partido de Massa reafirme este fin de semana su pertenencia al FDT, sin adoptar
compromisos que aseguren la candidatura sin competencia del dueño de ese
espacio. Nadie quiere comprometerse antes de tiempo. Queda mucho por pasar.
El ministro de
Economía tiene demasiadas pruebas decisivas por superar antes del cierre de
listas, el 24 de junio, y no asoman elementos para sostener su optimismo.
Aunque baje unas décimas, el índice de inflación reflejará la crítica
situación, mientras el Fondo Monetario desalienta ilusiones sobre auxilios
salvadores.
La soluciones para
las angustias sociales siguen haciéndose esperar, mientras la dirigencia
política le transfiere a la ciudadanía sus propios problemas, que es incapaz de
resolver.ß |