Por Javier Blanco -
Tras haber inundado el mercado en el último año y medio con títulos en pesos
emitidos a muy corto plazo, la administración Fernández oficializó la
convocatoria para llevar adelante pasado mañana el decimoséptimo canje de
deuda.
Es una operación con
la que buscará reducir fuertemente la factura de pagos por $10,5 billones
(cifra equivalente a casi 8 puntos del PBI) que enfrentaba en el próximo cuatrimestre,
para bajar el riesgo de enfrentar turbulencias de mercado en el arranque del
período electoral, claro que transfiriéndole esas obligaciones al Gobierno que
asuma a fin de año.
La idea oficial es
que no haya tantos pesos ociosos en el mercado, algo para lo que esta operación
puede ayudar pero solo parcialmente en la medida en que el Gobierno siga
dándole a la “maquinita” como hizo en mayo cuando le pidió préstamos por
$440.000 millones al Banco Central (BCRA) pese a haber captado unos $502.000 millones
frescos del mercado mediante nuevas colocaciones de deuda.
Tal como ya se
había instalado, por las gestiones que realizó y difundió ante bancos y
compañías administradoras de Fondos Comunes de Inversión (FCI), la Secretaría
de Finanzas –que encabeza Eduardo Setti– convocó anoche a los tenedores de
siete instrumentos (X16J3, TDL23, X18L3, T2V3, S31L3, T2X3 y TDS23, según sus
identificaciones de mercado) a canjearlos este jueves por cuatro nuevos
instrumentos indexados por inflación o la variación que registre el tipo de
cambio oficial y por vencer a partir de agosto de 2024, es decir, de 14 meses
en adelante.
Los instrumentos
elegibles (mucho de ellos resultantes de pasados canjes) tienen un valor
efectivo de $9,4 billones y equivalen al 89% de los vencimientos que enfrentaba
el Gobierno hasta septiembre.
Uno de los pocos
que quedaron exceptuados fue el bono Dual por vencer este fin de mes (TDJ23),
lo que parece haber sido negociado por los inversores institucionales que
tuvieron la semana pasada esos contactos con Finanzas para poder quedarse con
un papel que les aporte liquidez de corto plazo, algo útil incluso para los
organismos públicos que enfrentan fuertes obligaciones de pago por aguinaldos,
por caso.
Estimaciones de
adhesión
Las estimaciones de
mercado descuentan que la operación cuenta con un punto de partida auspicioso
dado que entre el 60 y 64% de las tenencias llamadas a conversión se encuentran
hoy en manos de entes públicos (Anses, BCRA y Banco Nación).
“Los vencimientos
ascienden a $1,1 billones en junio (5% en manos de entes públicos), $4,5
billones en julio (68%), $2,3 billones en agosto (61%) y $2,6 billones en
septiembre (63%). Los mayores niveles de adhesión deberían estar en TDL23,
TDS23 y T2X3. Estimamos que los bancos tienen el 9% de los vencimientos entre
junio-septiembre, los FCI el 11% y los corporativos y otros tienen el 22%
restante”, detallaron por caso en un informe especial los analistas de Facimex
Valores.
Los nuevos títulos
ofrecidos son un bono del Tesoro con capital ajustable por CER (Boncer) por
vencer el 13 de diciembre de 2024 y tres nuevos títulos duales (que ajustan
capital por IPC o devaluación del peso según la conveniencia del tenedor) por
caducar el 30 de agosto y el 29 de noviembre de 2024, y el 31 de enero de 2025.
Es decir, capaces
de aumentar fuertemente el pasivo público, si no se evita un salto devaluatorio
o no se aplaca la inercia inflacionaria.
“Siguiendo la
estructura de las últimas veces, los títulos se tomarán a valor técnico y los
nuevos instrumentos se licitarán por precio. Habrá un pliego por opción de cada
título elegible. A simple vista, los bonos duales, en primer lugar, y luego el
Boncer 23, deberían presentar los niveles de adhesión más altos dado que
estimamos una mayor tenencia pública. Por el contrario, en las dos Lecer y el
BOLI3 (T2V3) la adhesión esperamos que sea significativamente más baja”,
consideran los analistas de Portfolio Personal Inversiones (PPI).ß |