Por
Walter Bento - Walter
Bento tiene 56 años y una carrera como juez federal electoral que corrió en
paralelo con el kirchnerismo y que puede tener su ocaso con el fin del gobierno
de Alberto Fernández. Tras dos años de investigaciones, ahora quedó al borde de
la destitución porque está acusado de recibir sobornos, proteger a acusados y
realizar viajes a Miami, Orlando, Las Vegas, Barcelona, Atenas, Dubái y Chile
con dinero que no pudo justificar.
Si hasta el momento
Bento no fue preso es porque sus fueros lo protegen. El 26 de julio está
previsto que comience el juicio oral y público en su contra por corrupción.
Sería inédito que un juez fuera juzgado penalmente y al mismo tiempo siguiera
firmando sentencias y controlando elecciones nacionales.
El juez tiene la
pasión de coleccionar búhos y lechuzas, que están por todos lados en su
despacho. Es el mismo hobby que cultiva desde hace muchas décadas la jueza
federal electoral de la Capital Federal, María Servini, las mas influyente de
sus colegas de primera instancia en esta materia y que siempre tuvo un buen
trato y se preocupó por seguir la carrera del juez federal mendocino. Otras de
las personas con las que se referencia es el juez Alberto Lugones, consejero de
la magistratura de la lista Celeste a la que adhiere Bento.
Bento fue nombrado
juez federal electoral en 2005, durante el gobierno de Néstor Kirchner. Quien
avaló su postulación fue Juan Carlos “Chueco” Mazzón, operador del peronismo
histórico durante décadas. En 2011 tuvo su actuación más rutilante cuando en
plena guerra del kirchnerismo contra Clarín extendió su competencia más allá de
Mendoza para ordenar un allanamiento con la Gendarmería Nacional en
Cablevisión.
A pedido del grupo
Vila-Manzano decidió la intervención de Cablevisión en favor de Supercanal. La
Corte determinó la nulidad de las actuaciones y cuestionó el accionar de Bento.
El juez fue denunciado, pero en 2012 el pedido de juicio político fue
desestimado con el auxilio del kirchnerismo en el Consejo de la Magistratura.
Su conducta empezó
siendo investigada por el fiscal Dante Vega, también cercano a la lista
Celeste. Pero eso no impidió que las causas en su contra avanzaran al punto que
terminó procesado –con procesamiento firme– por enriquecimiento ilícito, por
recibir coimas en diez ocasiones, por asociación ilícita y por lavado de
dinero.
En las acusaciones
contra Bento figura una historia curiosa. Cuando se ordenó el allanamiento de
su caja de seguridad, al abrirla solo encontraron una nota manuscrita que
decía: “PUIGDENGOLAS [Por el juez que lo procesó] LEE !!!! POR FAVOR”. El juez
Bento dijo que reaccionó con ese mensaje porque no escuchaban sus pedidos.
Bento y su familia,
según la Homeland Security, tienen 221 movimientos migratorios hacia Estados
Unidos. En Las Vegas, Nevada, se lo vio en fotos en una limusina, negra, detrás
de un bar con copas de champagne, y asistiendo a un concierto de Celine Dion.
Asimismo, no declaró tarjetas de crédito emitidas en el exterior. Y en un
allanamiento se le secuestraron $1.084.400, US$9459 y €3605, todo en efectivo,
que no figuraban en su declaración de bienes.
El caso Bento está
en el Consejo de la Magistratura desde hace dos años. No prosperó por
dificultades propias del Consejo para funcionar, pero también porque cada que
vez que había oportunidad, el kirchnerismo bloqueaba los avances.
Bento está
procesado y con procesamiento firme “por los delitos de asociación ilícita en
calidad de jefe u organizador en concurso real con cohecho pasivo en calidad de
autor (diez hechos), concurso ideal con prevaricato, omisión y retardo de
justicia; enriquecimiento ilícito y lavado de activos de origen delictivo”.
Otros integrantes de su familia también fueron imputados. Sobre su esposa,
María Isabel Boiza, pesa un embargo de casi $150.000.000, porque la Justicia la
consideró presunta responsable de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.
Debido a esta resolución, la Cámara Federal la suspendió y no podrá seguir en
su cargo de prosecretaria administrativa del Juzgado Federal Nº 3 de la
provincia cuyana, que el juez Bento supo subrogar. Está prohibido que marido y
mujer trabajen en el mismo tribunal, y por eso fue denunciado, pero la denuncia
fue desestimada.
A partir de la
investigación realizada por el fiscal Dante Vega quedó al descubierto que el
juez Bento y su familia poseen nueve propiedades con una valuación millonaria
en cuatro countries de Mendoza. También cuatro vehículos de alta gama: tres
Audi S3, Q5 y A3 que compraron cero kilómetro, y una camioneta VW Amarok.
Bento tampoco pudo
justificar cómo adquirió los tres fideicomisos en distintos emprendimientos
inmobiliarios. Y no coincide con su salario la erogación realizada para costear
veinte viajes a Miami, Orlando, Las Vegas, Barcelona, Atenas, Dubái y Chile,
entre 2007 y 2017. Por esos viajes estuvo 761 días fuera de su casa, alojado en
hoteles y aparts de lujo, junto a su familia. El embargo de $150.000.000 contra
la esposa, el juez debe agregar el embargo de $177.610.000 sobre sus bienes.
Esto significa que el matrimonio sumó embargos por $327.610.000.
La acusación por
cohecho fue de cuando tenía a su cargo la investigación de una organización
criminal dedicada al contrabando que operó entre 2016 y 2018. Por este caso, el
juez federal subrogante Leopoldo Rago Gallo ordenó las capturas de un
funcionario de la Dirección General de Aduanas de Mendoza y de tres abogados. A
los letrados se los acusó de pagar sobornos para favorecer a los integrantes de
la banda de contrabandistas que aparecían mencionados en el sumario que se
instruía en el juzgado de Bento.
Esas coimas se
habrían canalizado a través de Diego Aliaga, un despachante de aduanas
reconvertido en informante policial e intermediario que cobraba dinero,
supuestamente en nombre de Bento, para favorecer a los acusados en causas que
se ventilaban en su juzgado federal. Luego de haber sido desvinculado de la
causa, Aliaga se convirtió en el presunto reclutador de la banda supuestamente
liderada por Bento. Aliaga fue asesinado a mediados de 2020. Por el homicidio
fue condenado el exsocio de la víctima.
La fiscalía federal
abonó la sospecha que indicaría que la víctima sería el nexo los
contrabandistas, dueños de tres contenedores secuestrados en un playón de la
Aduana, en Uspallata y el magistrado acusado. El número de teléfono del juez
Bento figuraba en la agenda del celular de Aliaga con el nombre de “Primo”.
“Aliaga era el nexo
de confianza con el magistrado y enlace con los abogados organizadores y
actuantes de imputados que obtendrían los beneficios a cambio de sobornos”,
indicó el juez Puigdéngolas en la resolución en la que dispuso el procesamiento
de Bento.
Antes de asumir en
el Juzgado Federal Nº 1 de Mendoza, Bento trabajó en una casa de cambios en
Buenos Aires. Durante un viaje a Chile conoció a su esposa, Marta. En 1992, el
matrimonio decidió radicarse en Mendoza y, a partir de ese momento, comenzó la carrera
judicial de Bento. Su vida cambió en 2005, cuando se hizo cargo del juzgo
federal elect
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