Por Emiliano
Galli - Tal como viene sucediendo prácticamente cada jueves en que se reúne el
Directorio, el Banco Central de la República
Argentina (BCRA) emitió
otra comunicación que confiesa su falta de dólares, y responde vulnerando la
capacidad de la industria, el comercio y los servicios de abastecerse de
insumos importados para continuar en actividad, restringiéndole cada vez
más el acceso a los dólares.
El 20 de
abril, el Gobierno instruyó al BCRA a que
ordene un diferimiento del pago de los fletes marítimos por 90 días, de acuerdo con la comunicación
"A" 7746. Los fletes se pagaban hasta ahora en pesos y los agentes
marítimos accedían al mercado de cambios para hacerse de los dólares y cancelar
el servicio.
Vale la pena
recordar que el transporte por agua es responsable de más del 80% del
comercio exterior argentino, cifra que asciende a más de 90% en el caso de la
importación de contenedores.
Ocho de cada diez dólares que salen del país son para traer
en contenedores maquinaria, bienes de capital, bienes intermedios, partes y
piezas, insumos y todo lo necesario para la producción local.
Con aquella
comunicación, las compañías marítimas tenían dos opciones: quedarse 90 días sentados
sobre pesos argentinos, absorbiendo la volatilidad local, o cobrar en
dólares en el exterior, trasladando ese mayor costo a las empresas argentinas,
ya obligadas desde marzo de 2022 a
financiarse con sus proveedores.
Empresas argentinas, en jaque por nuevo cepo a las importaciones
A pesar de las
advertencias y pedidos del sector privado, el Gobierno no sólo no dio marcha
atrás con la medida, sino que colocó ahora al transporte en la misma
categoría del resto de los servicios y bienes: deben tramitar el
permiso (Sirase) en la Secretaría de Comercio y sólo entonces pueden acceder al
circuito bancario.
Es la extensión de
la dilación: los permisos para importar (SIRA, en los bienes; Sirase en los
servicios) pueden demorar hasta 60 días en ser aprobados. Si el Gobierno
se toma todo ese tiempo, recién entonces empiezan a correr los 90 días para
girar los fletes.
Así lo expresa la reciente comunicación "A" 7771
en su punto 2: "Las entidades (bancarias) deberán requerir una
declaración efectuada a través del Sistema de Importaciones de la República Argentina y Pagos de Servicios al Exterior (SIRASE) en estado
"APROBADA" para dar acceso al mercado de cambios para cursar pagos de servicios por el mencionado
concepto", es decir, el servicio de fletes (S02), que se encontraba
exceptuado.
¿El comercio argentino podría quedar aislado?
Este perfeccionamiento del cepo
empuja al límite al comercio exterior argentino y el próximo paso es una "doble
Nelson" peligrosa: aislamiento, si es que las líneas marítimas se
cansan de enviar barcos a la Argentina por la sucesión de trabas, y
encarecimiento creciente del comercio exterior por el transbordo que deberán
enfrentar las cargas si ya no llegan a puertos locales y son dejadas en
Montevideo, Río Grande o Santos, en Brasil.
Si en vez de barcos
con contenedores habláramos de aviones de pasajeros, tendríamos a
aerolíneas internacionales que desisten de aterrizar en Ezeiza porque las
agencias no les giran los dólares en tiempo y forma: se multiplicarían las
escalas y cambios de avión, y se consagraría el monopolio de Aerolíneas.
Conclusión: más costos y más tiempos de tránsito.
La diferencia: en
el mar no hay una empresa estatal de navegación, ni tampoco empresas privadas
de capitales argentinos que realicen los tráficos internacionales. Y en todos
los ámbitos. De nuevo, una menor conectividad equivale a mayores costos.
"El flete
internacional se rige bajo cláusulas de un contrato de transporte, no como una
importación de servicios", indicaron desde una agencia marítima. Para
peor, no hay "sustitución de importación" posible en este caso por
falta de una marina mercante.
A las decisiones de
las navieras internacionales Maersk, Hamburg Süd. Sealand y Hapag-Lloyd de
dejar de cobrar fletes en la Argentina se sumó esta semana la suiza MSC y la
coreana HMM, que tampoco aceptan correr el riesgo cambiario de sentarse 90
días en pesos argentinos antes de pagar el flete al exterior.
Más del 70% del comercio con Europa está en manos de estas
líneas, responsables también de alrededor del 50% en las
operaciones con Asia. No obstante, el efecto dominó sobre el resto de las
líneas sería inminente.
Por sorpresivas que
sigan pareciendo estas decisiones -que ya no ocultan el desconocimiento
sobre cómo funciona la logística y los negocios internacionales- lo que aumenta
la incertidumbre es la negligente falta de coordinación en la administración
del cambio y el comercio exterior en la Argentina.
El Banco Central aplica tres filtros para importar
Sucede que para
importar hay que pasar por un triple filtro: el escaneo de la capacidad
económico-financiera (CEF) de cada empresa que hace la AFIP/Aduana (con
variables desconocidas); el otorgamiento de permisos de la
Secretaría de Comercio (SIRA y Sirase), y el acceso al esquivo "dólar oficial", siempre que los
bancos interpreten correctamente lo que las comunicaciones del BCRA intentan
explicar.
En las últimas dos
semanas, se hizo evidente la falta de coordinación del tridente: el 5 de mayo,
en el micrositio de la AFIP aparecieron "alcanzados" por el requisito
de Sirase los "servicios de flete".
Sin comunicación
que lo justificara, las operaciones bancarias se paralizaron por la falta
de marco normativo. En la misma tarde, desde la gerencia de Exterior y Cambios
circuló un mail a las entidades bancarias: "Ratificamos que la normativa
cambiaria no contempla la presentación de una Sirase en estado Aprobada como un
requisito para el acceso al mercado de cambios para realizar pagos por los
conceptos "S02. Servicios de fletes".
Dos semanas más tarde, el BCRA finalmente claudicó y
agregó un eslabón más en la cadena que restringe al
comercio exterior: ahora hace falta una Siase aprobada en los fletes.
El problema de
monitorear los dólares desde una planilla de cálculo puede derivar en
que la Argentina sea declarada "puerto sucio" y se quede,
literalmente, sin conexión marítima directa.
El Centro de
Navegación, que agrupa a los agentes marítimos, envió su cuarta carta al
Gobierno por el tema en estos términos: "Alertamos nuevamente también de
la probable toma de decisión por parte de varias de dichas empresas,
de optar por saltearse a los puertos argentinos como escala en sus
itinerarios, reduciéndose así la capacidad de bodega disponible, encareciendo
aún más los costos de nuestro comercio exterior, lo que favorece el
desabastecimiento y pone en riesgo a las cadenas de producción". |