Por Belkis Martínez
- campaña agrícola pasada, el trigo y la cebada aportarían exportaciones por
US$4545 millones, un salto del 49% en comparación con el período 22/23, a
partir de diciembre próximo cuando asuma el nuevo gobierno.
Así lo proyectó la
Bolsa de Cereales de Buenos Aires al presentar ayer las perspectivas de la
siembra de granos finos para la campaña 2023/24.
Hace unas semanas,
en un informe previo, la entidad había proyectado un crecimiento de la
superficie sembrada con trigo de 600.000 hectáreas respecto de la campaña
pasada. Sin embargo, ayer calculó que la expansión respecto de 2022 sería solo
de 200.000 hectáreas porque las lluvias de los últimos meses fueron
insuficientes para la siembra.
La entidad calculó
un área sembrada para el trigo de 6,3 millones de hectáreas. En el ciclo
2022/2023 se habían sembrado 6,1 millones de hectáreas. Para la cebada, estimó
una superficie de 1,3 millones de hectáreas con una cosecha de cinco millones
de toneladas. Si el tiempo acompaña, se alcanzarían con ambos cereales un total
de 23 millones de toneladas.
El dato sobre la
siembra, que representaría una mejora del 3,3% en comparación con el año
pasado, lo dieron a conocer expertos de la entidad en la jornada del seminario
de Agrotendencias 2023. En tanto, la producción fue calculada en 18 millones de
toneladas, un salto del 45%. Vale recordar que el año pasado, por la sequía, el
trigo perdió casi un 50% de producción.
Estos números, por
la cosecha entre ambos cereales, se traducirían en US$5427 millones de
contribución al PBI, es decir que habrá un 33% más de aporte que la campaña
pasada.
Además, señalaron
que estos cambios impactan en el efecto de incremento en la cantidad producida
por US$2178 millones, que representan una mejora de US$138 millones por
disminución en los costos de los insumos y un efecto negativo de US$982
millones, por menores precios de exportación de los granos; aunque recalcaron
que el efecto neto es positivo.
Al mismo tiempo,
explicaron que el valor de exportaciones proyectado, aunque lejos del pico de
2021/22 (US$6022 millones), se encontraría por encima del promedio de los
últimos cinco años. En efecto, entre trigo y cebada están proyectadas ventas al
exterior por US$4545 millones, una recuperación del 49% en comparación con el
ciclo pasado. La recaudación fiscal treparía a US$1593 millones, un aumento del
27%.
En el panel,
compuesto por Cecilia Conde, jefa del Departamento de Estimaciones Agrícolas de
la Bolsa de Cereales; Sebastián Gariboldi, analista de departamento de Estudios
Económicos; Daniela Regeiro, analista del departamento de Investigación y
Prospectiva Tecnológica, y Ramiro Costa, director de Estudios Económicos de la
Bolsa de Cereales porteña, mencionaron que, basados en los análisis que se
realizan en las zonas productivas del país, se observó que en “la zona centro
hay mucha indecisión”, por lo que “va a depender de lo que pase en el próximo
mes” respecto de las lluvias.
“Es crucial lo que
suceda dentro de los próximos 15 a 30 días”, mencionaron. Para los expertos,
los desafíos que tendrán a mediano y largo plazo los productores deberán estar
basados en la práctica que mejore la eficiencia de los recursos, en los insumos
y en el rendimiento de los suelos.
Uno de los puntos
que se vienen reiterando en los distintos escenarios es la capacidad productiva
que tendría la Argentina si se eliminaran gradualmente los derechos de
exportación y cómo, de esta manera, impulsarían el ingreso de divisas. Costa,
en este caso, recordó los números del plan que propone el Consejo
Agroindustrial Argentino (CAA), que planteó meses atrás una estrategia
progresiva cuyo impacto fiscal sea neutro desde la puesta en marcha, “con un
programa de eliminación de los DEX, paulatino” y eliminándolos en diez años. En
este caso, reiteró el economista, la Argentina podría pasar de producir 23
millones de toneladas en trigo y cebada a alcanzar una cosecha fina de 35
millones de toneladas para la campaña 2033/34.ß |