Por Pilar Vázquez -
Un mes después del anuncio del dólar agro, en las economías regionales afirman
que el tipo de cambio a $300 pierde atractivo por la devaluación del peso. Y a
esto se suma que las empresas que ingresan al programa deben cumplir pautas de
incrementos de precios que estableció la Secretaría de Comercio para aquellos productos
que destinan al mercado interno.
El 5 de abril
pasado, el ministro de Economía, Sergio Massa, presentó el Programa de
Incremento Exportador, que fijó para la soja un tipo de cambio diferencial a
$300 hasta el 31 del actual, y para las economías regionales, en los mismos
valores, pero con plazo hasta el 31 de agosto. La expectativa del Gobierno es
sumar más de US$3500 millones con las economías regionales.
Tras la
implementación del programa, Pablo Vernengo, director ejecutivo de Economías
Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME),
manifestó a LA NACION que “no es atractivo” porque, “si el ritmo de devaluación
mensual del tipo de cambio oficial se mantiene en el rango del 8% al 10%, va a
terminar superando los 300”.
En esa línea,
observó que “al unirse al programa las empresas deben aceptar un acuerdo de
Precios Justos, lo que las limita a un aumento máximo del 3,2% mensual en el
mercado local, donde se destina la mayor parte de la producción, a pesar de que
hay una inflación superior al 7%”.
En rigor, luego de
que el Gobierno formalizara en el Boletín Oficial los productos de economías
regionales incluidos en el dólar agro, la Secretaría de Comercio, con la
resolución 466, reglamentó el ingreso de las economías regionales a Precios
Justos, que fue uno de los requisitos para acceder al tipo de cambio
diferencial.
Para ello se
dividió a las compañías por categoría de exportador y se determinaron aumentos
mensuales hasta agosto que iban a poder aplicar a la mercadería que destinen al
mercado interno. Al exportador A, que comprende a quienes su facturación total
de exportaciones no excede el 30% de su facturación total en los últimos 18
meses, Comercio le autoriza un aumento mensual de 3,2%.
La categoría B, que
incluye la facturación por ventas al exterior de entre 30% y 50%, puede
aumentar hasta 3% mensual. El exportador de categoría C, que abarca
facturaciones por exportaciones de entre 50% y 70%, estará habilitado para
instrumentar aumentos mensuales de hasta el 2%, permitiéndole un 2,6% en
agosto.
Por último, la
categoría D, que incluye a quienes tienen una facturación total de
exportaciones del 70%, siempre considerando los 18 meses anteriores de ventas
al exterior, deberán vender a los precios que se fijen, con la posibilidad de
aplicar aumentos mensuales del 1%, salvo para agosto, cuando podrán registrar
un alza del 1,7%.
Por otro lado, el
directivo de CAME apuntó a los plazos establecidos. En ese sentido, trazó
diferencias con la soja. “Quien impone las exigencias y decide si el negocio se
realiza es el propio comprador. El vendedor tiene que llevar el producto,
mostrarlo, presentarlo. El negocio se concreta si genera interés y, a partir de
ahí, se acuerdan los plazos de entregas. Una vez que es entregado el producto,
recién se consolida el pago. En la mayoría de los casos, todo este proceso
puede llevar más de 90 días, entre que se llevan las muestras, se negocian los
términos, se establecen respaldos bancarios y demás”, dijo.
Negocio
Daniel González,
miembro de la Cámara Argentina de la Industria y Exportación de Jugos de
Manzana, Peras y Afines (Cinex), destacó que “con el dólar agro hay un
reconocimiento del atraso cambiario, ya que estos últimos dos años el sector
sufrió un aumento de costos en dólares de un 30%”. Sostuvo: “Tener un cambio
diferencial nos hace más competitivos a nivel internacional y permite disminuir
costos internos para lograr un mejor pago de la materia prima”.
No obstante, apuntó
que, por las características de la actividad, llega “tarde” porque, como son
estacionales, hay algunos de los productos que ya fueron liquidados. “En el
caso nuestro, necesitamos una ventana mayor y que el tipo de cambio se siga
actualizando porque, de lo contrario, queda atrasado, ya que en julio las
proyecciones dan que el dólar va a estar arriba del valor que tiene actualmente
el diferencial”, afirmó.
Al igual que
Vernengo, González dijo: “Para el mercado interno, con el ingreso a Precios
Justos la actualización de los precios está muy por debajo de las cifras
mensuales de inflación que está teniendo el país. Por eso hay empresas del
mismo rubro que no ingresan al programa porque no estarían beneficiadas debido
a esa medida”. LA NACION
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