Por Joaquín
Lanfranchi - Tras la fuerte intervención del Banco Central (BCRA) con el
objetivo de contener la escalada del dólar blue, que a fines de abril llegó a
rozar los $500, el devenir del mercado cambiario continúa sin mostrar señales
de equilibrio. En los últimos días, las alarmas se encendieron con el nivel
crítico al que llegaron las reservas netas, que según cálculos privados ya
entraron en terreno negativo, mientras que las brutas alcanzaron el viernes los
US$34.003 millones, complicando no solo las ecuaciones de la macreoconomía,
sino también el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que está en
vías de renegociación.
De acuerdo con la
visión de los economistas consultados, las estrategias oficiales puestas en
juego hasta ahora –dólar agro, nuevas regulaciones, mecanismos de
financiamiento como la activación del swap con China y negociaciones con
Brasil, brecha cambiaria contenida vía intervenciones, tendencia a la
desaceleración del crawling peg (microdevaluaciones diarias)– no resultan
suficientes para evitar una mayor apreciación cambiaria. Más temprano que
tarde, coinciden los expertos, asoma inevitable una devaluación, pese al
intento del Gobierno de ensanchar los márgenes de maniobra para atrasar la
corrección del tipo de cambio tanto como sea posible.
“El dólar agro no
levanta y al BCRA le cuesta frenar la sangría de divisas en el Mercado Único
Libre de Cambios (MULC). En consecuencia, las reservas netas (sin DEG) ya son
negativas por cerca de US$1100 millones, nivel no visto desde fines de agosto
de 2022, cuando el equipo económico se vio forzado a implementar el dólar soja
I”, afirmaron en la consultora Ecolatina. “En respuesta, el Gobierno continúa
en gestionar el ‘día a día’, mientras negocia tanto con el FMI como con sus
principales socios comerciales (Brasil y China) para procurar mitigar el
impacto de la sequía y el exceso de demanda de divisas que induce el atraso
cambiario sobre las reservas. Por su parte, el crawling peg se modera en el
margen, y la brecha cambiaria se habría contenido, producto de las nuevas
regulaciones de la CNV y las intervenciones en el mercado”, agregaron.
Los análisis de las
consultoras a los que accedió LA NACION coinciden en las implicancias de contar
con un nivel crítico de reservas, equivalentes a otros períodos históricos.
“Con el último pago al FMI calculamos que las reservas netas ya son negativas
en US$1000 millones y es el peor registro desde la salida de la
convertibilidad, con la excepción de un par de días al comienzo de la era
Macri”, opinaron en la consultora 1816. “Para peor, los próximos meses no lucen
alentadores, debido a la mala cosecha de soja/maíz, los bajos incentivos del
agro a liquidar, los US$1000 millones que hay que pagar de cupones en julio, la
incertidumbre electoral y las malas perspectivas de la campaña de trigo. Si el
BCRA vende US$470 millones en el MULC en seis ruedas en mayo, ¿qué puede
esperarse para agosto-diciembre?”, se preguntaron.
No obstante, la
compleja situación que atraviesa el mercado cambiario es previa a la sequía.
“Al margen del shock sobre la oferta de divisas comerciales que genera la
sequía este año, la economía ya comenzaba 2023 con un importante desequilibrio
en el mercado cambiario: un exceso de demanda de divisas generado por el atraso
cambiario (un dólar oficial barato) que decidió no resolverse, sino
administrarse, y que se incubó principalmente entre 2021 y la primera mitad de
2022, cuando el dólar oficial se movió a un ritmo promedio mensual que fue la
mitad de la velocidad de la inflación (2,2% vs. 4,1%)”, expresó Santiago
Manoukian, jefe de research de Ecolatina.
Y agregó: “Este
exceso de demanda –que contribuye a reforzar el cepo cambiario y con ello la
brecha y las expectativas de devaluación– ya venía forzando al Gobierno a
implementar medidas para compensarlo (tipos de cambio múltiples, restricciones
a las importaciones, obtención de recursos adicionales a través de la cuenta financiera)”.
En este contexto,
en la consultora señalan que “la complejidad que impone el ‘frente de los
dólares’ y la necesidad de evitar una mayor apreciación cambiaria le dejan
escasos márgenes de maniobra al Gobierno para aplicar este año la tradicional
receta electoral de atrasar el tipo de cambio”. Sin embargo, no prevén que “se
busque desandar el atraso, sino administrarlo”, lo cual “seguirá generando un
exceso de demanda de divisas que deberá ser compensado”.
Las reservas netas
ya estarían en terreno negativo por al menos US$1000 millones
Renegociación a
la vista
Jorge Vasconcelos,
de la Fundación Mediterránea, afirmó que “el hecho de que las reservas netas
hayan entrado en terreno negativo es un cambio cualitativo en la dinámica de la
coyuntura”. Explicó: “Con el dólar soja I y II, las semanas posteriores a la
implementación acarrearon una caída significativa de las tasas y del dólar
implícito en las operaciones de futuro del tipo de cambio (Rofex), mientras que
con la versión III el dólar futuro se disparó, hasta una paridad implícita de
$360 por dólar para los contratos de fin de agosto”.
Según el experto,
es por eso que “el Gobierno está tratando de lograr un acuerdo con el FMI para
que adelanten fondos e incluso lograr algo de dinero fresco”. Y advirtió: “La
paradoja está en que el Fondo parece estar firme en la posición de empujar una
devaluación del peso como condición”. |