Por Yanina Otero - Los números hablan a las claras y no
dejan margen a las especulaciones. El sector agroindustrial estima que producto de la sequía, la caída en el ingreso de
divisas para este año superará u$s18.700 millones, solo si se
considera la menor producción de trigo, maíz y soja, y asociado a ella se suma
la drástica merma que ya está experimentando la molienda de la oleaginosa, que
en la práctica es el principal aportante de divisas del país. En pocas
palabras, faltan dólares frescos.
A partir de este
escenario, el Banco Central no logra acumular reservas en un
contexto, además, en el que debe afrontar pagos por importaciones de energía y
luego de sortear maniobras especulativas con los dólares financieros. Un cóctel
complejo que consigue apenas un poco de aire con el denominado dólar soja y
dólar agro para las exportaciones de las economías regionales.
En este marco,
desde el Gobierno remarcan que la real necesidad de dólares genuinos llevó al
equipo económico que lidera Sergio Massa a desplegar todas las alternativas a
mano. Primero con la ejecución del swap con China que permitirá que las importaciones de productos del gigante asiático se
ejecuten en yuanes. Este no es un dato menor, ya que por ejemplo el
glifosato y otros agroquímicos claves para el agro provienen de este país. De
esta manera, el Gobierno se asegura la disponibilidad de insumos críticos para
el campo de cara a la próxima cosecha de trigo.
Algo similar sucede
con el pacto que busca cerrar con Brasil que, fondeo mediante,
podría traer aparejado el pago de importaciones con reales. A estas
negociaciones se suman las charlas con el FMI para lograr
el adelantamiento de desembolsos. A su favor el Gobierno tiene las
estadísticas oficiales que muestran claramente el desastre productivo que
tuvieron afrontar las principales zonas productivas de la Argentina.
Por otro lado, en
el sector privado los datos coinciden y son todavía más minuciosos. Según el
último relevamiento de la Cámara de la Industria Aceitera de la República
Argentina (CIARA), considerando solo los tres principales cultivos de la
Argentina, la sequía se llevó 50 millones de toneladas. Lo que representa una
merma del 43% en el volumen de producción. Las estimaciones detallan que
la baja en el ingreso de divisas se puede estimar en u$s18.777 millones,
considerando la menor producción y saldos exportables, tomando como referencia
el precio FOB de exportaciones del pasado 24 de abril. Solo en el primer cuatrimestre de este año, el ingreso de divisas
(u$s 5.237 millones) acusó una baja real de u$s5.861 millones con respecto a
igual periodo de 2022 (u$s11.098 millones).
A su vez, en el
primer trimestre de 2023 la molienda de soja se redujo en 2,54 millones de
toneladas con respecto a 2022 y descendió 3,92 millones de toneladas con
respecto a 2021. Se trata del peor registro de molienda de los últimos 20 años.
Dólar soja
En tanto,
íntimamente relacionado a la falta de grano disponible de la cosecha temprana
de soja, ya que básicamente en la zona núcleo los lotes que se sembraron
primero se perdieron por la falta de lluvias, se entiende el tibio desempeño del dólar soja.
Desde la puesta en
marcha de este tipo de cambio diferencial de $300 por dólar, que comenzó a
regir la segunda semana de abril, las empresas agroexportadoras liquidaron
alrededor de u$s1.800 millones, con una operatoria diaria bastante
fluctuante. Es que los diversos rumores que corrieron en el mercado y que
fueron descartados de plano por el Gobierno ralentizaron el ingreso de dólares
esperado, a esto se sumó además la real falta de grano para vender. Sin
embargo, este jueves ingresaron u$s153,4 millones, el monto más alto desde el
21 de abril pasado. Según indican en el mercado, la cierta calma que muestra el
dólar, sumada al avance de la cosecha, explicaría este fenómeno.
Hacia adelante las empresas agroexportadoras prevén que hasta fines de mayo
ingresen solo por el dólar soja alrededor de u$s3.000 millones, mientras
que las economías regionales hasta fin de agosto liquidarían entre u$s3.000 y
u$s4.000 millones. |