Por Jorge Herrera. Por lo visto en las últimas jornadas cambiarias la previa electoral parece haberse adelantado unos cuantos meses para el paladar de los analistas. Lo que si no fuera porque el Banco Central (BCRA) tiene un bajísimo stock de reservas netas, que podría calificarse como crítico, y por la bajísima oferta de divisas proyectada hasta la entrega al próximo gobierno, la atención vuelve, una vez más, al comportamiento de los ahorristas en depósitos en dólares (argendólares). ¿Por qué? Sencillamente, porque no solo son un termómetro del ánimo de ahorristas e inversores sino también, y quizás hoy más que nunca, porque los encajes de los argendólares (son el porcentaje del depósito que el banco no puede prestar sino mantener como respaldo) hace tiempo pasaron a ser contabilizados como parte de las reservas del BCRA. Por ende, en la medida que los argendólares acusen una merma esta podría tener un impacto directo en el stock de reservas, y viceversa, si suben subirán las reservas. ¿Qué viene pasando desde que se desató la reciente crisis cambiaria? El último dato oficial muestra que el stock de argendólares bajó a menos de u$s16.000 millones. Al 20 de abril el total de depósitos privados en dólares sumó u$s15.767 millones. Esto implica que en lo que va de abril la pérdida de argendólares suma u$s276 millones. Pero contemplando el período en que comenzaron las turbulencias cambiarias después de mediados del mes pasado la salida se amplía a u$s613 millones. Esto habla del ritmo en que se aceleró la salida en las últimas semanas. Sin embargo, aún no puede considerarse una corrida ya que el volumen perdido apenas representa un 4% del total de argendólares. Para tener una idea comparativa reciente, en el sainete de la salida de Martín Guzmán y la llegada de Silvina Batakis, se fueron u$s895 millones que representaron más del 6% del stock total. Mientras que en el primer mes de Sergio Massa al mando del Palacio de Hacienda la diáspora de argendólares bajó a u$s232 millones, apenas un 1,6% del total. Vale recordar que en la primera crisis cambiaria de setiembre-octubre del 2020, primer año de la pandemia, la salida de argendólares superó los u$s2.855 millones, lo que representó más del 19,5% del stock total. En dicha oportunidad el dólar blue tocó máximos de $195 y el Gobierno se asustó en serio. Luego sobrevino otro “overshooting” del mercado y trepó a $217 en febrero pasado. Allí el stock de argendólares bajó más de u$s464 millones, un 3% del total. En la era Alberto Fernández, el stock de argendólares registra un retroceso de u$s2.236 millones. En lo que va del 2023 la salida suma u$s543 millones. Vale recordar que por motivos impositivos en diciembre de cada año los argendólares registran un crecimiento inusual que luego se depura al comenzar el otro año. En 2023, en enero cayeron 22 millones, en febrero subieron 58 millones, y luego en marzo y lo que va de abril se fueron 303 millones y 276 millones respectivamente. Los números, por el momento, no deberían inquietar ya que apenas se ha ido un 3,7% del stock total. No debería calificarse de corrida pero si impone estar atento a la evolución en las próximas semanas y al comportamiento de estos ahorristas, por los motivos ya mencionados. Además no debe soslayarse que estos depósitos son un fondeo genuino para abastecer la oferta de crédito doméstico en dólares, principalmente, para satisfacer la demanda de los exportadores y empresas proveedoras vinculadas, que hoy no pueden acceder al mercado de capitales internacional.
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