Por Rafael Mathus
Ruiz - WASHINGTON.– Estados Unidos volvió a ofrecer una clara señal de respaldo
a la Casa Rosada en medio de la negociación más difícil de la administración de
Alberto Fernández con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El principal
asesor del gobierno de Joe Biden para América latina, Juan González, dijo que
el Gobierno está navegando “un ambiente muy exigente”, y que Estados Unidos, el
accionista más importante del Fondo, “siempre juega un papel constructivo”.
“Tengo que darle
crédito al gobierno de Fernández y Sergio Massa, ellos están navegando un
entorno exigente y muy desafiante, no solo político, sino también económico en
un año electoral. Sergio, en particular, está avanzando con pasos concretos,
pero el desafío es enorme”, dijo González ante una pregunta de en el evento la
nacion EFE Dialogues, organizado por la agencia de noticias española.
“En las
conversaciones que hemos tenido con él, la línea final es que tienen que ser el
Departamento del Tesoro, el FMI, el Banco Mundial y el BID quienes lleguen a
cómo abordar estos desafíos. Estados Unidos siempre juega un papel constructivo
en esa conversación, incluida la Casa Blanca”, continuó el funcionario del
gobierno de Biden. “Queremos ayudar a países como la Argentina a navegar una
economía política, creo, muy, muy compleja, pero también la situación global”,
cerró.
González fue uno de
los funcionarios que se encontró con Massa la semana pasada durante las
Reuniones de Primavera del FMI y el Banco Mundial en Washington, y en las que
el ministro de Economía no tuvo más remedio que abrir una nueva negociación con
el FMI para modificar el programa económico y adecuarlo al golpe que propinó la
sequía y la continua fragilidad de la economía. El respaldo del gobierno de
Biden ha sido vital para llevar la negociación a buen puerto, ya que Estados
Unidos es el principal socio del FMI y el accionista de mayor peso en el board
del Fondo. Sin el respaldo de la Casa Blanca y el Tesoro, ninguna negociación
es viable.
El apoyo del
gobierno de Joe Biden en los organismos internacionales se ha convertido en el
principal ancla de la economía argentina, que se enfrenta a un período de
enorme inestabilidad. El dólar “blue” marcó una nueva escalada, y la inflación
alcanzó el 7,7% mensual en marzo, elevando el temor a una hiperinflación.
Ante ese panorama,
el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) volvieron a sentarse a
recalibrar el programa económico. Forzado y apremiado por la crisis, el equipo
que lidera Massa comenzó a trabajar con elstaffd el organismo en una nueva
modificación del acuerdo vi gente con el Fondo –la segunda en lo que va del año
y la cuarta desde que nació el programa actual– para fortalecerlo y adaptarlo
al nuevo escenario, en un último intento para impedir que la coyuntura del país
empeore aún más antes de las elecciones.
La nueva
negociación es un reconocimiento tácito de que el programa, tal como fue
aprobado hace apenas dos semanas por el board del Fondo, se encaminaba a otro
incumplimiento, y llega en un momento político extremadamente delicado en la
Argentina por el inicio de la campaña presidencial. El Fondo ha sido flexible
para atender las necesidades del país, apuntalado por el fuerte respaldo de la
Casa Blanca, donde ven a la Argentina como un socio estratégico que puede jugar
un papel importante a nivel global aportando gas, litio y alimentos, tres
mercados críticos.
Sentado al lado de
Juan González, Ilan Goldfajn dijo que el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) quería estar presente para “ayudar a la gente” cuando ocurrían eventos
naturales catastróficos como la sequía histórica que golpeó a la Argentina.
“Tenemos que ser
capaces de proporcionar proyectos en los que mejoren los medios de
subsistencia. Recién se aprobó un préstamo basado en indicadores de salud, que
está aprobado y que no es para un gobierno específico, es para la gente. La
cantidad de personas que se vacunan, la reducción de las tasas de mortalidad,
el acceso a hospitales, esos son los proyectos en los que el BID puede ayudar,
y no son por seis meses, un año, pasan los años y van para ayudar a la gente”,
dijo Goldfajn. “Queremos estar allí para el gran evento natural que sucedió y
poder ayudar a las personas”, agregó.
El plan del
Gobierno involucra ampliar el financiamiento del Banco Mundial y el BID para
paliar la escasez de dólares que sufre la Argentina, que se agravó por la
sequía, alentando expectativas de una devaluación
El respaldo del
gobierno de Biden fue vital para llevar a buen puerto la negociación
El Gobierno y el
FMI volvieron a sentarse a recalibrar el programa económico
Massa mantiene en
carpeta una eventual colocación de deuda en dólares
brusca del dólar
oficial que se traduciría en una mayor inflación. A contrarreloj, el Gobierno
intenta contener como puede esas expectativas para intentar transitar con la
mayor calma posible el trecho que resta hasta las elecciones presidenciales.
Además de los tres organismo internacionales, Massa mantiene en carpeta una
eventual colocación de deuda en dólares en su cruzada por contener el tipo de
cambio, cueste lo que cueste.
El alcance de la
nueva recalibración del programa se definirá en las próximas semanas con el
trabajo que ya arrancaron el equipo de Massa, comandado por su jefe de
asesores, Leonardo Madcur, y el staff del Fondo, que lidera Luis Cubeddu, y en
el que la número dos del organismo, Gita Gopinath tiene amplia gravitación. El
Gobierno espera concluir el acuerdo en mayo, y que el board del FMI apruebe el
nuevo plan en junio. |