Por Daniel Aprile - El dólar soja se
transformó en una herramienta indeseada para los productores y hasta desgastada
por el resto de los eslabones de la cadena agroindustrial. Según de qué se
trate, podrá renegar más o menos de la propuesta que garantiza un tipo de
cambio diferencial para quienes comercialicen soja y derivados hasta el próximo
31 de mayo.
Más allá de las
consideraciones del caso, este lunes (tomando como referencia el SIO-Granos) se
concretaron negocios por u$s146.307.956, una cifra levemente por debajo de lo
registrado el viernes último. El acumulado en base a datos del MAE (Mercado
Electrónico Abierto) indica que la cadena sojera liquidó hasta ahora
u$s961.673.753. Se podría decir que el dólar soja III sigue volando
bajito y que le cuesta tomar ritmo si lo comparamos con las
ediciones anteriores del Programa de Incremento Exportador I y II.
Desde la mirada del
productor agropecuario, medidas como el dólar soja general un doble impacto:
por un lado, provocan rechazo y, por el otro, resignación ante la posibilidad
de mejorar un negocio que esta campaña se transformó en un calvario. Por eso lo
aceptaron en las ediciones anteriores.
Heraldo Moyetta,
presidente de la Sociedad Rural de Río Cuarto, planteó con sus propias palabras
la misma inquietud que manifestó la industria. Según Moyetta, “la gran
preocupación es que no haya un plan pensado a largo plazo”. Ese es el debate
que proponen los dos extremos de la cadena productiva, que en el caso de la
soja es la más importante del país por su generación de divisas.
Luis Zubizarreta,
presidente de la Asociación Cadena de la Soja (ACSOJA), aseguró en diálogo con
Ámbito: “Además de tener una producción desastrosa por la sequía, tenemos un
vecino que tiene cosecha récord y presiona a la baja en los mercados. Tenemos
una doble tenaza, precios bajos y poca producción. Aunque sea por las malas,
ojalá que aprendamos de lo que nos pasó, porque este año va a quedar en claro
para toda la sociedad que cuando el campo está de capa caída no la vamos a
pasar bien”.
La propuesta del
Gobierno con cada implementación del dólar soja es la de generar una ventana de
oportunidad para los tenedores del grano. Ningún productor renunciará a los
$300 por cada dólar negociado, pero queda claro que todos dentro del esquema
agrícola -fuera de esta coyuntura- sueñan con la llegada de nuevos
incentivos para la próxima campaña. Según
Zubizarreta, “esos incentivos estarían bien encaminados si logramos un tipo de
cambio verdadero, al igual que ocurre en todas las economías razonables del
mundo, donde refleja el valor del mercado y que no sea un dibujo que alguien
pone para tratar de generar una sensación de mayor precio. Esto no es de ahora,
viene desde hace 50 años. Cuando se pretende controlar la variable más
importante de la economía manipulándola y generando una olla a presión, siempre
termina mal”.
Muchos se preguntan
por qué el dólar soja no toma la misma dinámica respecto de las ediciones
anteriores y la realidad es que hay múltiples causas, algunas propias del
mercado; sin embargo, es innegable que en esta tercera edición
existen tensiones dentro de la cadena. De hecho, durante los últimos
días circuló en varios grupos de productores un mensaje que invitaba a tratar
de no vender la soja hasta tanto no mejoren los precios de pizarra, planteando
que la industria tendría una mayor capacidad de pago por la soja.
Queda claro que nadie
más que el propio productor tiene la capacidad para definir si es conveniente o
no ingresar al programa y que los mercados de granos en nuestro país gozan de
absoluta transparencia. Según Zubizarreta, “esas tensiones no tienen por qué
existir, porque todos estamos en el mismo equipo. A los industriales nos
interesa que al productor le vaya bien, así tenemos las fábricas funcionando
todo el año y al productor le sirve tener compradores fuertes, fábricas
funcionando y eficientes”.
La gran
preocupación que tienen los productores y los industriales no está en lo que
pueda ocurrir en los próximos días hasta fin de mayo, sino en cómo aprovechar
la gran oportunidad que se abre con la campaña 2023/24. El
reclamo es único y se centra en lograr un único tipo de cambio y
una carga fiscal razonable. Esa carga fiscal -que duplica el promedio de la
economía- le quita competitividad a un sector clave para el país.
Según Zubizarreta,
“tenemos que salir de esa dinámica y pensar cómo generamos las condiciones para
que el año que viene tengamos la revancha, todos estamos conscientes de que
tenemos una oportunidad para salir de esta crisis. Argentina le quita
competitividad a los únicos sectores que pueden generar un cambio en nuestra
economía”. |