Sergio
Massa llegó como el gran salvador. Y en cierta forma, lo fue. El
intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, llegó a decir qué si no hubiese
arribado al gobierno, en un par de días se hubiera repetido la escena del
helicóptero. Pero llegó y fue ganando tiempo, incluso, se pensó qué si su
apuesta podía maquillar un poco mejor la situación financiera del Estado, podía
ser candidato presidencial. Hoy, con un 7,7% de inflación, lo que
busca son culpables y el modo de retirarse del gobierno sin causar un cataclismo
institucional.
Es que para empresarios y para "el
mercado", Alberto Fernández lo que le dio a Sergio no fue un ministerio, fue el gobierno. Si él se retira, se produce una
situación de acefalía ficta.
Pero el ex intendente
de Tigre, como el ministro de la misma cartera del gobierno de Cristina, Hernán
Lorenzino, repite a sus íntimos sin cesar: "Me quiero ir". Si bien en
términos de financiamiento externo y reconstrucción del complejo sistema de la
deuda argentina, ha conseguido algunas victorias de bajo impacto, y además, ha
logrado construir un red de contactos personales en los organismos
multilaterales de crédito que pueden serle muy útiles en el futuro; en la
economía doméstica la inflación espiralada destroza su ya mala imagen pública y
lo pega al fracaso del gobierno.
"Sergio está
buscando la manera de salir de acá sin que eso genere que Alberto tenga que
adelantar las elecciones, no quiere ser el responsable de la caída del
gobierno, que, sin él, parece indefectible. Fijate que está gobernando él,
Alberto va a dar clases, dice alguna que otra incoherencia de vez en
cuando y eso es todo, este es el gobierno de Massa", dicen en su
entorno.
Sin embargo,
explican también que "lo que pasa es que lo que agarró es inmanejable,
ahora hay que soltarlo, porque entramos al cementerio con este tipo (por el
presidente Fernández)". Y sí. Sus números indican que la imagen del otrora
superministro sería incluso mas negativa que la del propio presidente. "Ya
no es a tiempo, es tarde, pero es más a tiempo que en medio de una
hiper", dice en referencia a un escape del Palacio de Hacienda, uno de los
hombres que suele aconsejar a Massa.
Malena Galmarini,
esposa del alicaído ministro, ya empezó a operar algunas cuestiones que pueden
obrar como excusa en el corto plazo: "las operaciones contra Sergio vienen
del propio gobierno", dijo públicamente. En realidad, se ven muy pocas
operaciones, de hecho, se escuchan menos críticas que las que sufriría
cualquier titular de la cartera en las actuales condiciones inflacionarias,
pero denunciar que las hay, y que salen del propio gobierno, es una buena
preparación de una salida con enojo.
Massa y la inflación: ¿hay expectativas de reducción?
Fuentes del Palacio
de Hacienda aseguran que Massa tuvo el número de inflación el día antes de su
nuevo viaje a los Estados Unidos, y que los insultos se escuchaban desde la
Plaza de Mayo. Jamás se imaginó un número de inflación tan elevado. De
hecho, su objetivo era estar, a esas
alturas, entre un 3% y un 4%,
buscando quedar en posición de que el operativo clamor presidencial fuese por
él y no por Cristina. Si hubiese ocurrido, el tigrense no tenía decidido si
presentarse o no, pero sin duda hubiese quedado muy posicionado como líder del
peronismo y candidato expectante para 2027.
Pero los
números están dando el doble y sin ninguna expectativa de reducción, algunos
creen, en su propio entorno, que la tendencia es alcista e incontrolable, algo
que también ocurre con el dólar libre, que no para de subir y arrastra a todos
los precios del mercado con él.
"El blue esta
barato. Te diría, debería valer un 70% más. Si un amigo me pregunta yo le digo
que compre. Lo estamos atajando pero quien sabe cuánto tiempo. Pero vos pensá:
si renuncia Sergio, naturalmente se va al carajo y naturalmente el presidente
es pato rengo, va a quedar señalado como el responsable. Pero si no se va y
todo se desmadra como parece, también está hundido con esta gente",
explican muy cerca de Massa.
En definitiva, el
titular del Palacio de Hacienda está buscando la puerta de salida, pero por
ahora no la encuentra, no al menos para generar una ruptura poco traumática que
no lo signe como responsable de una abrupta debacle.
"¿Y si te digo
que Cristina ya barajó también renunciar como vicepresidente?", agrega un
encumbrado dirigente del kirchnerismo, sorprendiendo al cronista que pregunta
que pasaba si se iba Massa. La vicepresidenta también quiere hacer un gesto
letal que la diferencie de modo permanente de Alberto, y su dimisión podría ser
un enorme golpe de efecto.
Parece que es
momento de abandonar el barco. La selección del momento y el modo es cuestión
de diseño táctico, pero, salvo el peronismo porteño, que sabe que son sus
últimos meses y que probablemente nunca mas regrese al poder, todos los demás
buscan como despegarse.
"Miralo como
una anomalía. Mas allá de la influencia y el peso del cristinismo, buena
parte de esta gestión la manejó una versión del peronismo que jamás ganó una
elección, el PJ de la Capital es la versión paria del peronismo y terminó en el
gobierno", explica un peronólogo del trayectoria y fuste.
Al margen del
análisis, la sustentabilidad del gobierno está en manos de Massa y a su vez, el
futuro de Massa, parece estar relacionado con cuanto quede envuelto en este
desastre inflacionario que no puede dominar. Nadie duda de que Sergio tiende
naturalmente a preservarse a sí mismo por sobre cualquier construcción
colectiva, por lo cual es cuestión de tiempo para que encuentre la puerta hacia
la libertad. |