Las reuniones de
primavera boreal del FMI y el Banco Mundial (BM) comenzarán el jueves, luego de la
publicación el martes de las previsiones de crecimiento económico mundial, en
medio de múltiples crisis y una economía bajo presión.
El informe de
previsiones (WEO) dará el puntapié inicial a las reuniones en la sede de los
dos organismos en Washington, pero la directora general del FMI, Kristalina
Georgieva, ya dio una idea de los números que se dibujan en el horizonte, con
un crecimiento económico mundial por debajo de 3% para este año.
No hay sorpresa: ya en la última actualización de perspectivas, en enero, el FMI
preveía un crecimiento de 2,9%, y a fines de marzo, el BM era incluso más
pesimista, con un dato de 2,2% de expansión anual en promedio hasta 2030, la
década más débil en más de 40 años.
"El
crecimiento mundial debería ser débil este año, de 2%", precisó este lunes
el presidente saliente del Banco Mundial, David Malpass, durante una
conferencia de prensa telefónica. Se trata igualmente de una estimación en leve
alza para 2023, ya que en enero el banco preveía 1,7% para el año en curso.
Pero se trata de
los pronósticos a más largo plazo que se muestran más negativos: el FMI prevé
que el crecimiento económico mundial no supere una media anual de 3% hasta
2028. Se trata de "nuestra perspectiva más débil a mediano plazo desde
1990", sostuvo Georgieva.
Se trata de una
desaceleración importante cuando el mundo enfrenta una serie de desafíos sin
precedentes, entre las consecuencias del calentamiento global, los riesgos de
fragmentación del comercio mundial por razones geopolíticas y la eventualidad
de una crisis de deuda generalizada.
Para enfrentar
estos desafíos, muchos países -entre ellos la mayor potencia mundial, Estados
Unidos-, reclaman una reforma de las instituciones financieras internacionales
(IFI).
En una entrevista
con la AFP, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, recordó que "desea una
reforma de los cometidos" de estos organismos, en particular del Banco
Mundial y sus filiales, para agregar el fomento de "la resiliencia ante el
cambio climático, las pandemias y los conflictos como misiones centrales".
"Deseamos realizar
otras reformas durante el resto del año. Eso será parte de las conversaciones
durante las próximas reuniones del FMI así como de las reuniones anuales del
FMI y el BM en Marruecos", en octubre próximo, añadió Yellen.
Esta evolución
debería comenzar por los bancos regionales de inversión y el propio BM, bajo la
dirección de su próximo presidente, que será seguramente el candidato
estadounidense Ajay Banga, el único postulante.
Se trata de cambios
que tendrían que ocurrir rápidamente: la transición ecológica de los países
emergentes y de bajos ingresos requiere como mínimo 1 billón de dólares por
año, sostuvo Kristalina
Georgieva, una suma de la que las IFI no disponen hoy para distribuir.
Será necesario que
"nuestros miembros más ricos ayuden a llenar los faltantes" en
materia de recolección de fondos, insistió. Banga quiere involucrar al sector
privado si llega a dirigir el BM.
Durante las
reuniones de primavera boreal estará presente además el tema de las recientes
turbulencias del sector bancario y el riesgo de desestabilización del sector
financiero si la lucha contra la inflación llevara a los bancos centrales a
subir aún más sus tasas de interés.
Malpass recordó los
"riesgos de largo plazo provocados por el desfasaje existente entre los
activos con tasa cero de la última década y los de los últimos meses, tras el
alza de tasas", una situación que requiere tiempo para ser
"digerida" en un contexto de inflación persistente y dólar débil.
Bajar la inflación
es la prioridad, insistió el jueves Georgieva, pero los bancos centrales
"deben hacer más para garantizar la estabilidad financiera".
El alza constante
de tipos de interés pone a los países de bajos ingresos más cerca del riesgo de
una crisis de deuda. Ya es el caso para 15% de ellos, sostuvo la titular del
FMI, y otro 40% podría tener este problema. |