Por Javier Blanco -
El Banco Central (BCRA) inició sus operaciones cambiarias en abril con una
nueva venta de reservas (por vigésima jornada consecutiva), al verse forzado a
aportar al mercado otros US$259 millones de su paupérrimo nivel de reservas
para poder dar curso a los pedidos de compra que superaron los filtros
oficiales, pero no podían ser abastecidos por la oferta privada de divisas.
Fue ni más ni menos
que lo que el mercado esperaba, ahora que se sabe que el Gobierno lanzará tras
el cierre de la rueda de mañana un nuevo dólar agro. “¿Quién del sector va a
liquidar sabiendo que esperando unas horas más puede cobrar hasta 43% más por
los dólares que venda?”, coincidieron en pronosticar numerosos operadores
durante el fin de semana, apenas trascendió que el Ministerio de Economía se
tomaría toda la semana corta para avanzar en la definición de los detalles del
nuevo plan de estímulo –vía precios– a esas exportaciones.
En el mercado se
descuenta que la racha vendedora, que lo obligó ya a desprenderse de algo más
de US$3250 millones en lo que va del año, se prolongará al menos por 48 horas
más.
De allí en más
habrá que ver qué puede aportar la nueva versión del dólar soja, que volverá a
obligar al BCRA a comprar caro lo que vende barato y emitir pesos a troche y
moche en medio de un nuevo pico inflacionario, además de registrar otro
perjuicio a su “empapelado” patrimonio.
Para el ente
monetario, significó la mayor venta desde el 20 de marzo pasado (fecha en la
que se había desprendido de US$260 millones, aunque habiendo tenido que
abastecer divisas para que el Gobierno pueda cumplir con un pago anticipado
–para bajar su costo– por las importaciones de gas que pactó).
Como entonces, el
egreso estuvo muy influenciado por un pago: los US$286 millones que requirió la
petrolera oficial YPF para hacer frente al vencimiento de una obligación
negociable (ON). había advertido días atrás que el fondeo para ese pago, al que
las empresas por lo general iban accediendo de manera cuotificada para evitar
días con ventas muy significativas de reservas en este contexto, había sido
postergado algunas jornadas atrás.
Esta vez pudo
atenderlo rascando el fondo de olla y gracias al aire que ganó por algunos días
con el nuevo desembolso del FMI (que el viernes pasado sumó por unas semanas
nomás a sus reservas brutas US$2500 millones), mientras cuenta las horas para
la llegada del nuevo dólar soja.
Explorando
límites
El aporte oficial
representó casi el 86% del volumen operado en el segmento de contado (que en la
fecha llegó a los US$301,8 millones), un nivel muy elevado y claramente
insostenible.
Según datos de la
Corredora ZE
NI, quedarían cerca
de 6 millones de toneladas de soja cosechada en 2022 sin vender. A eso se iría
agregando lo que aporte la golpeada cosecha 2023 (estimada en 25 millones de
toneladas). “Eso haría una oferta de 30 millones de toneladas (optimista), que
a un precio exportaciones de US$600, son casi US$19.000 millones; si el
productor decide vender un 25% durante abril, serían cerca de US$5000 millones.
Esto dependerá de si convence al productor el dólar que se le ofrezca”, explicó
días atrás el economista y consultor Fernando Marull.
“Mientras se
extiende el drenaje de divisas, en medio de un crítico nivel de reservas netas,
los operadores siguen expectantes de los detalles e implementación del dólar
agro, que sería un alivio en el delicado contexto actual. Así es que a pesar de
reconocer su importancia para el objetivo de aguantar, los dólares financieros
–y libres– siguen sostenidos buscando desafiar los $400, ya que no se resuelve
el fondo del desequilibrio cambiario, que es motor del reacomodamiento alcista
en una economía con una elevada nominalidad, aunque al menos podría otorgar un
transitorio alivio que ayude a calmar las tensiones”, describió el analista
financiero Gustavo Ber.
“El mercado sabe
que el Gobierno se apresta a pasar el invierno tratando de evitar medidas como
una devaluación brusca o un desdoblamiento cambiario. Sin embargo, el impacto
alcista sobre los precios internos de este tipo de medidas resultará casi
inevitable al extenderse sobre una cantidad cada vez mayor de productos”,
apuntaron desde Delphos Investment en alusión a la anunciada ampliación de
tipos de cambio diferenciales para más producciones.
Todo sucedió al
cabo de una rueda en la que el BCRA habilitó un avance de $1,36 ( 0,65%) del
dólar mayorista, que cerró a $ 209,97/210,37 por unidad para la compra y
venta.ß |