Por Rafael Mathus Ruiz - WASHINGTON.– El Fondo Monetario Internacional
(FMI) dijo que la implementación de la política económica en la Argentina se ha
vuelto “menos confiable”, y cargó contra la recompra de deuda, la moratoria
previsional impulsada por el kirchnerismo y las demoras en la implementación de
la segmentación de tarifas para bajar los subsidios al señalar que “socavan” la
acumulación de reservas y la baja del déficit, los dos pilares del programa
para intentar estabilizar la economía.
El último informe del staff del Fondo desplegó así las más severas
advertencias sobre la política económica desde que se implementó el nuevo
programa, un año atrás, una señal de alarma que llega a la par de la aprobación
por parte del organismo de una nueva revisión de los planes del Gobierno, que
permitió la llegada de un nuevo giro por US$5400 millones para contener, al
menos momentáneamente, la sangría de reservas.
El Fondo dijo que los “reveses de políticas” han contribuido a un
desempeño peor del esperado y “han sumado a las incertidumbres sobre la
determinación política de adherirse al programa antes de las elecciones” una
primera señal de desconfianza sobre la voluntad del Gobierno para continuar con
el plan acordado, la única ancla con la que cuenta la economía actualmente.
El análisis del staff remarcó que, en el contexto de una economía que ya
arrastraba “grandes desequilibrios macroeconómicos”, la sequía implicó un serio
impacto para la acumulación de las reservas, pero además suma a las presiones
sobre el dólar y la inflación.
Luego viene una de las advertencias más duras del informe: “Mientras
tanto, la implementación de políticas se ha vuelto menos confiable, con las
recientes recompras de deuda, los déficits de la política energética y la
aprobación del Congreso de una nueva moratoria de pensiones, que socavan los
objetivos de acumulación de reservas y consolidación fiscal”, señala el Fondo,
apuntando contra tres medidas que cayeron mal en el organismo.
“Ahora se necesita un paquete de políticas más sólido para abordar los
desafíos de la sequía, revertir las pérdidas de reservas y el aumento de la
inflación, y fortalecer el papel de anclaje del programa. Los ya altos riesgos
a la baja han aumentado aún más, incluso dado el ciclo político”, redondea el
párrafo.
Dado el impacto de la sequía sobre las exportaciones agropecuarias, el
Fondo puntualizó en su informe que la meta de reservas para este año se ajustó
en US$1800 millones. Antes de la última revisión, el programa preveía que el
Banco Central (BCRA) acumulara US$4800 millones a su cuenta de reservas netas
este año, una meta que, en el contexto de la sequía, era imposible de cumplir.
Ahora la meta de acumulación de reservas para este año se ajustó a US$3000
millones. Aunque el nuevo objetivo representa un claro alivio, en el Gobierno
reconocen que todavía no está garantizado que puedan cumplirlo.
Y el Fondo dejó en claro también que el Gobierno deberá hacer esfuerzos
adicionales para poder cumplir con la meta de déficit fiscal primario del 1,9%
del producto bruto interno (PBI) este año. Al respecto, el staff mostró su
descontento con la última moratoria previsional al señalar que “se requieren
acciones tempranas y decisivas para abordar de manera duradera los importantes
costos fiscales no financiados de la imprevista moratoria previsional”. El
Fondo calculó que la moratoria tendrá un costo del 0,4% del producto en el
mediano plazo.
Antes de presentar el informe del staff, el Fondo había dicho el fin de
semana en un comunicado que la Argentina necesita un paquete de políticas “más
sólidas” y que era esencial mantener el rumbo para bajar el déficit. Gita
Gopinath, la subdirectora gerente del FMI, dijo puntualmente que el costo
fiscal de la nueva moratoria previsional deberá “mitigarse” permitiendo la
entrada “solo a aquellos con mayor necesidad”.
Pero la meta que más preocupa en el Fondo es la acumulación de reservas,
de las que salen los dólares para pagar la deuda con el organismo. El Gobierno
pudo acumular US$5000 millones el año anterior en las arcas del Central gracias
a maniobras como el dólar soja, una multiplicidad de cepos y amplias trabas
para importar insumos, una política que ha causado un fuerte malestar en la
industria. Ahora, apremiado por la sequía y apuntalado por el renovado apoyo de
la Casa Blanca a la Argentina, el ministro de Economía, Sergio Massa, termina
de perfilar una ofensiva para sumar dólares y fortalecer las reservas del Banco
Central para intentar asegurar la estabilidad de la economía a lo largo del año
electoral.
El plan del Palacio de Hacienda tiene tres pilares: un nuevo programa
para alentar las exportaciones agroindustriales y de las economías regionales
–un dólar agro, heredero del dólar soja–, una simplificación del régimen
impositivo que toca las importaciones y el turismo para unificar los llamados
dólar Coldplay, Qatar o tecno y más fondos frescos de organismos
multilaterales. En concreto, Massa espera cerrar en los próximos meses nuevos
programas de financiamiento por US$3000 millones.
Así y todo, con las tres patas de esa ofensiva, en el Ministerio de
Economía calculan que aún faltarán otros US$3000 millones para terminar de
transitar el año sin sobresaltos, más aún teniendo en cuenta que el calendario
electoral alentará el acopio de dólares por la incertidumbre política. Economía
confía en que podrá allanar el camino de aquí hasta fin de año para conseguir
esos fondos.ß |