Vencer la inflación requiere un plan de estabilización en forma de
shock, pero, a su vez, para que este pueda tener éxito se debe lograr
credibilidad y crear las circunstancias que hagan improbable que un próximo
gobierno se desvíe de los objetivos iniciales. Esta fue la principal conclusión
de analistas que participaron del seminario “Estabilización económica y
opciones de reforma en la Argentina”, celebrado en Washington, Estados Unidos.
En este encuentro, organizado por Instituto de las Américas de
Georgetown y el Centro de Investigación Económica de Georgetown, expusieron sus
ideas, entre otros, Guillermo Mondino, de la Universidad de Columbia; Pablo
Guidotti, de la UTDT, y Domingo Cavallo, exministro de Economía.
Para Cavallo, no hay dudas de que se necesita un plan de estabilización,
al estilo del que él aplicó junto con Carlos Menem en los 90. “El plan de la
Convertibilidad estuvo acompañado por la reforma del Estado y la apertura de la
economía. Cuando lo implementamos y eliminamos la inflación, el Gobierno tuvo
mucho apoyo político y se ganó la reelección”, recordó.
Según Cavallo, lo que deberá hacer un nuevo gobierno es estabilizar
rápido la inflación para lograr el apoyo político y popular que necesitará para
hacer luego las reformas necesarias. “Se necesita reducir el déficit fiscal, no
evitar todos los ajustes, regularizar los precios relativos y abrir la
economía. Y agregó: “Un nuevo gobierno se va a encontrar con un clima político
favorable para poder implementar estas reformas”.
Mondino coincidió en que se necesita un programa de estabilización, pero
agregó que para eso se debe construir algo creíble. Su propuesta de acción
consiste en un plan de estabilización en dos etapas: la primera, de shock, y la
segunda, de gradualismo. “Debe fijarse una tasa de interés por sobre 100%
anual, 10% por mes, hacerse una reforma fiscal profunda en la primera etapa,
realinear los precios relativos, asegurar la independencia del Banco Central,
reducir el sobran te monetario y romper la inercia de la suba de precios con un
proceso de coordinación”, detalló.
Guidotti subrayó que si el Gobierno decide abordar los problemas,
obtendrá resultados muy rápidamente. “En la actual situación, no hay espacio
para el gradualismo”, dijo. Para él, lo que tiene que ocurrir es que el Banco
Central vuelva a la carta orgánica de 1992, con lo que se restringiría
completamente la relación con el Tesoro Nacional y quedaría limitada a reglas
transparentes. “Sin la consolidación fiscal, nos movemos cada vez más en la
dirección de otra crisis de deuda doméstica”, concluyó.
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