Sábado 8 - Por Rafael
Mathus Ruiz - El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un giro de US$3800
millones para la Argentina y brindó una señal de que otro desembolso, por
US$5700 millones adicionales, previsto para antes de que termine el año, está
encaminado. Es una inyección de divisas que servirá para afrontar los pagos de
la deuda con el organismo, sostener las reservas y aliviar la presión sobre la
cotización del dólar.
En un comunicado, el FMI alertó que la situación de la economía es
“frágil” y dijo que el programa es “un ancla clave”.
Realista ante las limitaciones políticas que reinan en la Argentina, el
FMI elogió el ajuste que implementó Sergio Massa, pero advirtió que aún queda
“mucho camino por recorrer” para lograr una baja sensible en la inflación y
encarrilar la economía, y reconoció además que, hoy por hoy, no están dadas las
condiciones para aplicar un plan de estabilización más robusto.
Funcionarios del Fondo dijeron a la nacion que la situación económica se
ha tranquilizado luego de la caótica salida de Martín Guzmán del Ministerio de
Economía, y señalaron que se han tomado medidas para “fortalecer la estabilidad”.
Pero a la vez advirtieron que la situación del país es “muy frágil”, la
inflación se encuentra en niveles muy altos, y la cobertura que brindan las
reservas del Banco Central es “insuficiente”.
El comunicado que emitió el Fondo luego de que el Directorio aprobó un
nuevo desembolso por US$3800 millones para la Argentina dijo que “las acciones
decisivas del nuevo equipo económico han sido críticas para estabilizar los
mercados y comenzar a reconstruir la confianza”. Luego del anuncio,
funcionarios del organismo admitieron que la situación no da para hacer mucho
más, y que el país no está en condiciones, ahora, de implementar un programa de
estabilización tradicional, y solo puede aspirar una baja gradual de la
inflación. “Hay mucho camino por recorrer. El punto nuestro es reconocer las
acciones, reconocer también las fragilidades, y que hay un camino importante
para recorrer para fortalecer la estabilidad macroeconómica”, afirmaron.
El programa argentino no es un plan típico de estabilización con un
ancla del tipo de cambio, señalan en el organismo. La Argentina no tiene las
reservas para ir en esa dirección, y no puede tampoco permitirse una
apreciación del tipo de cambio porque necesita mantener una balanza comercial
para acumular reservas, indicaron las fuentes. Lo que queda es implementar un
programa para bajar la inflación con un enfoque en la política fiscal y la
política monetaria, “y si se va cumpliendo y se va implementando el programa,
nosotros pensamos que se puede ir reduciendo la inflación”, completaron.
En el Fondo admiten que no se puede hacer magia en el país, y que
controlar el alza del costo de vida con las herramientas y el respaldo político
actual es una tarea difícil y compleja. Las fuentes se preocuparon además por
resaltar que la inflación en la Argentina es “persistentemente alta” desde hace
tiempo y la economía esta atenazada por una inercia y por mecanismos de
indexación, una brecha cambiaria también muy amplia y la expectativa de que
puede haber una nueva devaluación del peso y una disparada del dólar, un cóctel
explosivo.
“Lo que pensamos es que a través del a implementación de medidas
fiscales y monetarias, de carácter duradero, puedes ir reduciendo la brecha y
puedes ir reduciendo la inflación poco a poco, pero es un proceso que va a
tomar tiempo”, admitieron. “No hay algo mágico que se pueda hacer”,
completaron.
El Fondo insistió otra vez en un mensaje clásico: la necesidad de que
las medidas que se han implementado hasta ahora tengan un respaldo político
contundente para ganar credibilidad. Una advertencia que se escuchó también
durante la presidencia de Mauricio Macri, y que ahora llega, otra vez, justo
cuando la gestión de Massa comienza a generar los primeros roces en el Frente
de Todos, y en la antesala de un nuevo año electoral. “Tiene que haber un apoyo
político para que se implementen las medidas, porque si no la gente no te
cree”, indicaron. |