El dólar se fortalece en 2022 y deja secuelas en la economía local. El fortalecimiento del dólar es parte de una tendencia
internacional que en la última semana cobró notoriedad por el debilitamiento de
la libra esterlina del Reino Unido, a un mínimo histórico, y
la caída del euro, a su menor valor respecto de la moneda norteamericana
en 20 años, por debajo de la paridad “uno a uno”. En Japón, por ejemplo, el
banco central debió intervenir en el mercado para apuntalar
al yen -una de las monedas más estables del mundo- por primera vez
desde 1998.
Como es de esperar, un dólar más
fuerte para lo que queda de 2022 se hace sentir en las economías en
desarrollo, grupo que integra la Argentina, con tipos de cambio más volátiles
que en los países centrales. En Brasil, el dólar subió a 5,40 reales, su
precio más alto den dos meses, para anotar una mejora superior al 7% en
septiembre. Asimismo, el billete de los EEUU se aprecia 3% frente al
yuan chino en el mes. Este jueves, el dólar es negociado a 7,12 yuanes,
después de haber alcanzado los 7,23 yuanes por la mañana del miércoles, su
precio más alto desde enero de 2008.
¿Cómo afecta a la Argentina este movimiento en las tasas de cambio
globales? Aunque la economía nacional se encuentra aislada del mundo por su
estricto control de capitales, lo que suceda con las monedas de otros países,
en particular los principales socios comerciales, trae consecuencias en el
plano doméstico.
1) Se consume el superávit comercial. Aunque en 2022 Argentina mantiene
un saldo favorable de USD 2.193 millones, recayó en rojo comercial en el
intercambio de bienes en el último trimestre junio-agosto, tal como informó el
INDEC. Los principales socios comerciales de la Argentina, que son Brasil y
China, son de los más afectados por el “súper dólar”, lo que encarece a la
producción local. Esto sucede porque Argentina devalúa a menor ritmo que su
inflación: un 6% mensual contra una suba del IPC estabilizada sobre el 7%
mensual, lo que se llama “apreciación cambiaria”.
Es importante tener en cuenta que el superávit comercial depende
más del ciclo económico que de la competitividad cambiaria, pero esta
última tiene una incidencia importante. Por ejemplo, cuando Brasil crece
fuerte, demanda más productos importados desde la Argentina, más allá de las
paridades cambiarias. Y en el caso argentino, los períodos de mayor superávit
comercial coincidieron con profundas recesiones y crisis, que estrangularon la
demanda de productos extranjeros.
“El escenario actual es bastante más complejo de lo que se hubiera
esperado meses atrás: el saldo comercial ya acumula tres meses
consecutivos de déficit, en un contexto en el que los volúmenes de las
exportaciones caen, pero las cantidades importadas suben. Todo a pesar de los
innumerables parches y el endurecimiento del cepo de los últimos meses”,
indicaron los expertos de Abeceb.
2) Inflación y “ancla” cambiaria. El proceso inflacionario ascendente de
la Argentina llevó al Gobierno a endurecer el “cepo” cambiario y utilizar
el “ancla” cambiaria- con un dólar que sube menos que la inflación- para
quitarle inercia a la espiralización de los precios. De acuerdo al relevamiento
de del Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral que efectúa el Banco Central,
y que contempla la variación de la inflación y la devaluación de doce socios
comerciales de la Argentina, el tipo de
cambio real se atrasó 17% en los últimos seis meses y se
ubica hoy en el mismo nivel de diciembre de 2017, cuando todavía no se habían
disparado las sucesivas corridas cambiarias y no se había establecido el
control de capitales. La voluntad del Gobierno de “pisar” al dólar, hoy
apenas sobre los 147 pesos para el intercambio comercial, agudiza el
atraso que se da a la fuerza en el exterior por la apreciación de la
moneda norteamericana frente a sus pares.
3) Debilitamiento de las reservas del BCRA. Como la mitad de
las reservas internacionales brutas del Banco Central está compuesta por
yuanes chinos, cuando esta divisa se deprecia respecto del dólar norteamericano,
las reservas, medidas en dólares, también ceden.
En el activo del BCRA hay unos 130.000 millones de yuanes que
ingresaron por el “swap” o intercambio de monedas con el Banco Popular de
China. A precios presentes son equivalentes a unos USD 17.980,6 millones,
frente a reservas totales próximas a los 37.000 millones de dólares.
En ese lapso de menos de seis meses, la parte que le corresponde al
“swap” chino en las arcas del Banco Central se redujo del equivalente
a USD 20.408 millones a USD 17.980,6 millones, unos USD 2.400
millones en la contabilidad de la autoridad monetaria.
4) “Dólar soja” y el experimento de un salto cambiario. En
septiembre el Gobierno apeló a establecer un tipo de cambio diferencial de $200
para las exportaciones de soja y sus derivados industriales. Este dólar
comercial es un 35% más caro que el que percibe el resto de los complejos
exportadores, y también del que pagan los importadores.
La respuesta del sector fue inmediata y contundente y
permite avizorar el horizonte de un tipo de cambio competitivo en este
contexto de devaluación de las monedas emergentes. Con el incentivo de
esta ventaja cambiaria se liquidaron más de USD 7.000 millones y el
Banco Central consiguió inyectarle a sus reservas netas unos USD 4.700 millones
por sus compras en el mercado. |