Por Sofía Diamante - El ministro
de Economía, Sergio Massa, ratificó que el gasoducto Presidente Néstor Kirchner
(GPNK) se inaugurará el 20 de junio de 2023 “para que, en julio, los argentinos
no dependamos de nadie”, dijo, en referencia a las importaciones de gas que se
realizan en invierno para abastecer los picos de consumo.
El ministro participó ayer de un acto en Campana, donde se anunció la
carga y salida de los primeros camiones con caños para la construcción del
gasoducto, acompañado por la secretaria de Energía, Flavia Royón, y el
presidente de la empresa estatal Energía Argentina, Agustín Gerez.
Con apenas dos meses en el cargo, Massa todavía está aprendiendo los
números del sector energético. Si bien la inauguración del gasoducto permitiría
sustituir una parte de las importaciones de gas, el país todavía está lejos del
autoabastecimiento energético. Para empezar, desde 2008, está emplazado en el
puerto de Escobar un buque regasificador de la empresa Excelerate, que permite
convertir a estado gaseoso el gas natural licuado (GNL) que se compra en el
exterior para inyectarlo en los gasoductos. En 2023, el buque cumplirá 15 años
en la Argentina.
El mes pasado zarpó de regreso desde Bahía Blanca el segundo buque
regasificador que se contrata todos los años desde 2011 (con la excepción de
2019 y 2020) solo en los meses del invierno para reforzar el abastecimiento.
Con una capacidad de regasificación de 15 millones de metros cúbicos por día
(m3/d), sirve de refuerzo para cubrir la alta demanda de gas cuando baja la
temperatura.
La construcción del gasoducto Néstor Kirchner permitirá definitivamente
dejar de depender de ese segundo buque regasificador, ya que el ducto amplía la
capacidad de transporte de gas desde Vaca Muerta a Buenos Aires en 11 millones
de m3/d. Sin embargo, el buque de Escobar, con capacidad de 22 millones de
m3/d, seguirá un largo tiempo más.
Si la obra no está terminada, además, y el Gobierno no contrata el otro
buque regasificador para el puerto de Bahía Blanca, el abastecimiento en el
invierno próximo podría estar complicado.
El mercado de buques regasificadores se volvió más demandante desde que
Rusia dejó de ser un país confiable para el resto de Europa, y los países
debieron reemplazar el gas ruso por barcos de GNL provenientes de Estados
Unidos, Noruega, Argelia y Qatar. Para transportar el gas, se deben enfriar las
moléculas a 161º bajo cero para convertirlo en estado líquido, en un proceso
que se llama licuefacción. Luego se hace el proceso inverso para volver a
convertirlas a estado gaseoso.
“La falta de planificación y de continuidad de las políticas públicas
nos trajeron dolores de cabeza. Si el gasoducto hoy estuviese terminado, nos
habríamos ahorrado US$4900 millones, que es lo que costó la importación de
energía a mayores valores por el efecto de la guerra”, dijo Massa.
En efecto, según un cálculo de la consultora Economía & Energía, que
dirige Nicolás Arceo, por primera vez desde fines de la década pasada, el
sector energético presentará un importante déficit externo, estimado en torno a
los US$5800 millones, que son dólares que la Argentina tuvo que destinar a las
importaciones de gas y gasoil.
La falta de planificación podría demorar también la construcción del
gasoducto. En los próximos días, las empresas constructoras comenzarán a
transportar los 48.000 tubos de acero desde la planta de Siat Tenaris en
Valentín Alsina (Lanús) hasta Neuquén, que se utilizarán para construir los 560
kilómetros de gasoducto.
Cada tubo mide 12 metros de largo y en cada camión entran cuatro de
ellos, de 36 pulgadas de diámetro. Por lo tanto, cuando la obra esté en marcha,
se espera que salga un camión cada 15 minutos hasta completar los 12.000
viajes. “Es una movida logística tremenda”, dicen en el sector. Para esta
altura del proceso, en la industria esperan que el conflicto en la producción
de neumáticos ya esté solucionado.
Un empresario industrial ajeno al sector energético ya empezó a
preocuparse por la escasez de camiones que podría generarse para el resto de la
economía, cuando la mayoría de los rodados estén abocados a las obras del
gasoducto. “De la flota total de camiones del país, alrededor de 7000 van a
estar atendiendo el tema del gasoducto”, comentó en reserva.
La primera etapa de extensión del gasoducto será desde Tratayén
(Neuquén) hasta Salliqueló (Buenos Aires), y atravesará las provincias de Río
Negro y La Pampa. La obra tendrá un costo de al menos US$2500 millones, que
será financiada completamente con fondos públicos. En el Gobierno aseguran que
están los recursos para ello. Massa, a su vez, adelantó que buscará licitar la
segunda etapa del gasoducto, que se extenderá desde Salliqueló a San Jerónimo
(Santa Fe). De esta manera, se aumentaría en un 25% la capacidad de transporte
de los gasoductos troncales.
En el acto de ayer, Gerez explicó que se utilizarán para la obra caños
que estaban en desuso en un depósito de la Aduana en Campana. “Son caños que se
habían comprado durante 2008 y 2012 y que, por decisiones del gobierno anterior,
los programas de ampliación del gasoducto se discontinuaron. Dejaron de hacer
obras”, indicó.
Funcionarios del gobierno anterior, sin embargo, señalaron que esos
caños corresponden a los proyectos de ampliación de gasoductos que estaban
proyectados a partir de 2004 con la creación de tres fideicomisos financieros,
bajo la gestión del Ministerio de Planificación Federal, de Julio de Vido.● |