Por Nicolás Balinotti - El titular del gremio de camioneros, Pablo
Moyano, amenazó ayer con romper la CGT, luego de ser excluido de una reunión
entre la cúpula de la central obrera y el presidente Alberto Fernández, en la
que hubo preocupación por el aumento de la conflictividad sindical. Si bien no
concretó la fractura, el enfrentamiento profundizó las diferencias internas.
Excluido de una reunión entre la cúpula de la CGT y el Presidente, Pablo
Moyano echó a rodar la versión de que renunciaría al triunvirato de mando de la
central obrera. Se lo comunicó a su padre y luego a sus aliados del Frente
Sindical por el Modelo Nacional, a quienes les insinuó un retiro en tropa para
acentuar la fractura.
La noticia corrió como reguero de pólvora y se hizo eco primero en los
medios de comunicación afines al kirchnerismo. Moyano hizo suspender con un
llamado telefónico un acto en el salón Felipe Vallese para evitar cruzarse con
Héctor Daer, su rival interno en la pelea por el liderazgo cegetista, y convocó
de urgencia a sus aliados a la sede de Camioneros.
Durante casi tres horas de debate, Moyano amagó con su salida con la
intención de que los gremios propios siguieran sus pasos, algo que no sucedió.
Así, el camionero resolvió finalmente quedarse en la cúpula de la CGT, aunque
es difícil imaginar un funcionamiento normal de la central entre tantas
diferencias y tensiones con el sector mayoritario, que comandan Daer y los
autodenominados “independientes”.
De manera deliberada, Moyano fue excluido de la cena con Alberto
Fernández, que se dio en uno de los quinchos de la quinta de Olivos y duró
hasta casi la medianoche. La conversación entre el Presidente y los
sindicalistas estuvo guiada por la escalada de conflictos sectoriales, aunque
se profundizó, sobre todo, en dos de ellos: la toma por parte del gremio de las
plantas de neumáticos y la agresión de un grupo de activistas de Camioneros que
irrumpió a los golpes en una empresa de logística. Se trata de dos temas que
diferencian al referente camionero de sus colegas y que lo exponen por avalar
métodos de protesta violentos.
Moyano resolvió su continuidad tras una charla con su padre y un tenso
debate con sus aliados del Frente Sindical. Hubo antes un llamado del
Presidente, que intercedió para evitar una división. En la reunión con sus
aliados, hubo críticas a “los Gordos”, el sector que encabezan Daer y Armando
Cavalieri, pero también al Gobierno. “Me quedo y les voy a llenar la CGT con
gremios de la CTA”, se lo escuchó decir en un rapto de furia, según reconstruyó
la nacion de un testigo. Entre los gremios que comulgan con el moyanismo están
el Smata, Canillitas, Curtidores, Udocba, Vialidad, SOMU y el Vidrio.
La exclusión de Pablo Moyano, más una serie de desencuentros con sus
colegas sindicales, avivó la interna. “No fue invitado a la cena con Alberto,
él se mueve con agenda propia. Ayer hizo un acto en homenaje a Rucci en la CGT
y no avisó. Tampoco lo hizo cuando fue a ver a Cristina [Kirchner]”, justificó
uno de los dirigentes que gestionaron el encuentro con el Presidente.
El triunvirato de mando que integran Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña
surgió el 11 de noviembre de 2021. El día de la asunción, el camionero se
ausentó por un supuesto cuadro gripal. Jamás en sus diez meses de gestión el
triunvirato actuó de manera coordinada. Quedó demostrado en la movilización del
17 de agosto pasado, cuando el camionero montó su propio acto y se desmarcó de
sus colegas, incluso al trazar las perspectivas del reclamo de entonces, que
era la escalada inflacionaria. El amago de renuncia de ayer agrietó aún más la
frágil unidad sindical.
Puede tensar aún más la interna cegetista si es que se resuelve un
comunicado para repudiar el ataque de militantes del Sindicato de Camioneros al
dueño de una empresa de logística. También si es que la CGT expresa una postura
orgánica sobre el conflicto del neumático. A diferencia del resto de sus
colegas cegetistas, el dirigente camionero respaldó a Alejandro Crespo en su
cruzada contra las tres fábricas del rubro. El Sindicato del Neumático (Sutna)
presentó por carta su pedido para ingresar a la CGT, pero nunca fue tratado.
Crespo tendió puentes con Moyano, pero así y todo su pedido no prosperaría, ya
que el sector mayoritario, que integran “los Gordos” e “independientes”,
rechaza su incorporación. Lo repitieron anteanoche delante de Alberto Fernández
y Moroni mientras comían asado y degustaban ensaladas varias.
Preocupación por la escalada
Tras la reunión con el Presidente, se debate internamente en la CGT
enviar un mensaje público cuyo eje sería agotar toda instancia de diálogo antes
de activar un conflicto. El sector mayoritario de la central obrera entiende
que por la inflación las negociaciones paritarias se están reabriendo de manera
masiva, incluso antes de lo previsto en sus cláusulas de revisión. Los gremios
cuentan como aliado al ministro de Trabajo, Claudio Moroni, que anteanoche en
Olivos les reforzó a los dirigentes su compromiso por habilitar las
conversaciones salariales cuantas veces hiciera falta.
“La concertación y el diálogo es lo necesario para salir de este
momento, y quien debe convocarlo es el Presidente. Alberto debe liderar esa
convocatoria en el tiempo de mandato que le queda”, dijo a la nacion uno de los
siete dirigentes sindicales que estuvieron en Olivos. Asistieron Héctor Daer
(Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio),
Es difícil imaginar un funcionamiento normal de la CGT entre tantas
diferencias y tensiones con el sector mayoritario de Daer y los
“independientes”
los compañeros de Moyano en el triunvirato de mando; el sector
autodenominado “independiente”, integrado por Gerardo Martínez (Uocra), Andrés
Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (AySA); Armando Cavalieri (Comercio), y
Jorge Sola (Seguro). Ellos entienden desde hace años el sistema capitalista y
promueven más el diálogo que el combate.
“Tenemos que ejercer nuestros derechos en paz, sin resignar el derecho a
huelga ni el reclamo ni nuestras pretensiones. Lo que no se puede es quebrar
las reglas”, dijo un jerárquico de la CGT, que apuntó a “medidas anárquicas”.
Daer, uno de los jefes, envió una señal de unidad en medio de las
versiones de ruptura. Por redes sociales, celebró los 92 años que pasaron desde
la fundación de la CGT.
“Fue una charla de amigos, sin agenda”, graficó uno de los comensales
sindicales, quien además aseguró que se tocó de manera secundaria la
posibilidad, “muy latente”, de que el Gobierno habilite por decreto a fin de
año un bono no remunerativo por única vez para evitar una mayor caída del poder
de los salarios. El refuerzo salarial no debería alterar el normal curso de las
paritarias sectoriales, pidieron los sindicalistas. Este es un punto en el que
chocan posturas en la CGT: el moyanismo y los gremios más identificados con el
kirchnerismo presionan desde hace meses por una suma fija, mientras que el
sector más dialoguista apuesta por el marco paritario y un refuerzo a fin de
año.ß |