Por Claudio Zlotnik - Antonio Aracre, el CEO de Syngenta, que hace
unos meses propuso un "dólar soja" para apurar la liquidación de
divisas y permitir que el Banco Central recomponga sus reservas, ahora
plantea un plan de shock que -dice- sería eficaz para cortar de
una vez la
aceleración inflacionaria.
Con el paso del tiempo, Aracre se ha convertido en uno de los principales
respaldos del Gobierno desde el sector empresario. Syngenta es una de las
multinacionales más relevantes en el sector agroindustrial. Es una empresa de
origen suizo que fue comprada por ChemChina, la segunda mayor proveedora de
insumos y tecnologías para el agro en el mundo.
El empresario nunca ocultó su preferencia política y, de hecho, tejió
una relación de amistad con el ex ministro Martín Guzmán.
El ejecutivo de Syngenta cree que -tras el éxito del "dólar
soja"- que hasta ahora permitió que el Banco
Central acumulara compras por unos u$s2.350 millones en lo que va
del mes, será el momento de largar lo que él mismo define como el "Paso
2".
Ni más ni menos
que un plan de estabilización que sea capaz de cortar con el proceso de
aceleración inflacionaria, que luce imparable.
Aracre tuvo contactos con distintos miembros del gabinete económico para
mostrarles su idea. En las últimas horas, de hecho, en el propio equipo de
Sergio Massa dieron cuenta de que la cuestión viene dando vueltas en la
cabeza del ministro. Aunque esas mismas fuentes enfatizan que aún no hay
ninguna decisión tomada.
Cómo sería el plan de estabilización
El CEO de Syngenta lo dice sin vueltas: la Argentina necesita ahora una
"fase dos" para aprovechar el engrosamiento de las reservas del Banco
Central. Un plan de estabilización -de shock- que funcione como un verdadero
"torniquete anti indexatorio".
Aracre supone que el Gobierno debería ponerlo en marcha en las próximas
semanas, sin grandes dilaciones, para evitar que la onda inflacionaria siga
creciendo.
Consistiría,
básicamente, en un congelamiento total de precios y salarios -inclusive el
precio del dólar oficial- durante seis meses.
Antes de poner en marcha el programa, Aracre propone una
"ecualización de todos los precios relativos de la economía". Los
principales puntos previos al congelamiento abarcarían:
Una actualización de los salarios para evitar que el
congelamiento termine con una cristalización en la pérdida del poder de compra
de los trabajadores.
Un aumento adicional en las tarifas para los sectores de
mejores ingresos.
Una aceleración final del "crawling
peg" (minidevaluaciones diarias), con el objetivo de que el tipo de
cambio oficial aguante un congelamiento durante los siguientes 180 días.
Según Aracre, la idea sería que este andamiaje de medidas se tomen por
un decreto presidencial que luego pase por el Congreso para su aprobación.
"Los acuerdos voluntarios no sirvieron; no funcionaron. Acá tiene que ser
una medida de cumplimiento obligatorio, con penalidades para quienes no lo
hagan", plantea.
Qué puede pasar con el dólar
La secuencia de medidas debería incluir un refuerzo en el desdoblamiento
cambiario. Para el empresario, el Gobierno debe dejar de utilizar reservas para
financiar el turismo de argentinos por el extranjerio.
Y que en lugar de un
"dólar tarjeta", que encarece los viajes pero
sin que eso ahuyente a los turistas argentinos, directamente se ponga en práctica
un dólar formal por el que pasen los gastos y permita al Banco Central juntar
las divisas que dejan los extranjeros que llegan al país.
Por ahora, el Gobierno no tiene bajo evaluación un
desdoblamiento cambiario. El argumento es que de esa manera se cristalizaría
una situación anormal -una irregularidad- en el mercado.
Sin embargo, en algunos despachos oficiales observan que
un congelamiento total, por un período bien limitado, sería viable para
cortar con la ola indexatoria.
La última encuesta del Banco Central entre consultoras económicas arrojó
una previsión del 95% de inflación para este año. El problema es que esa
expectativa empeora mes tras mes. Y no está dicha la última palabra. De hecho,
el relevamiento entre las principales consultoras -las que mejor les fue con
los pronósticos- muestra que ya evalúan que la inflación alcanzará los tres
dígitos este año.
En el equipo económico son conscientes de que la inflación está
desatada. Que, a esta altura, los acuerdos de precios no pueden bajar la fiebre.
Se necesita una mejora sustancial en las expectativas.
El factor dólar y la inflación
Massa asumió en Economía con la idea de que el refuerzo de las reservas
del Banco Central implicaría un enfriamiento en la dinámica inflacionaria.
Luego de,
prácticamente, tres semanas de funcionamiento del "dólar soja", con
un BCRA que ha logrado comprar más de
u$s2.000 millones, esa señal no alcanzó para mejorar el escenario.
Las principales consultoras económicas, que monitorean
la inflación semana tras semana, dan cuenta de que el inicio de
septiembre fue muy complicado, y que el mes tendrá una inflación -otra vez- por
encima del 6%.
Está claro que la economía ha perdido todas sus anclas. "El proceso
actual no se corta con un superávit fiscal", asevera Aracre, con una
visión que a esta altura muchos comparten, dentro y fuera de la administración.
¿Qué camino tomará Massa en las próximas semanas?
A diferencia de otros momentos, esta vez parece haber un consenso de que
"algo hay que hacer". Y urgente. |