Las metas básicas a cumplir se vinculan al déficit fiscal, la emisión
monetaria y los niveles de reservas del Banco Central. El temor en la Casa
Rosada se centraba en la dificultad de fortalecer las reservas -una meta que no
se cumplió en la segunda revisión- y en la posibilidad de la expansión del
gasto público durante 2023 por razones electorales.
Sin divisas en el Banco Central y presionado por la campaña
presidencial, era obvio que en Gobierno pensaban en emitir para satisfacer
las demandas de gobernadores e intendentes y aumentar el gasto para hacer obra
pública. La suma de estas dos variables políticas desembocaban
-inevitablemente- en un índice de gasto público por encima de lo previsto en
las metas de 2023.
Kristalina Georgieva, asumiendo que se pueden cambiar las metas en el
año próximo, hizo un gesto político formidable a favor del gobierno peronista.
En las horas previas a la reunión en el Consulado de Nueva York, Alberto
Fernández había diseñado una línea argumental que partía de explicar los
impactos negativos causados por la guerra en Ucrania como consecuencia del
abrupto incremento de los alimentos y la energía. Santiago Cafiero y Jorge
Argüello en Manhattan, y Sergio Massa desde Buenos Aires, aportaron sus miradas
para completar la perspectiva presidencial.
En este contexto, el Presidente plantearía a Georgieva que era
indispensable resolver la cuestión sobrecargos y la necesidad de acelerar la
creación de un fondo de resiliencia para atender a países pobres y de medianos
ingresos.
Alberto Fernández y Kristalina Georgieva se encontraron en el consulado
argentino de New York
El cónclave empezó a las 11.30 y no fue una casualidad protocolar.
Alberto Fernández quería conocer antes el texto del FMI que anunciaba el
cumplimiento de las metas y el próximo desembolso de 3.900 millones de
dólares. Sin sorpresas a la vista, el jefe de Estado decidió caminar hasta
la cita con Georgieva.
Cada uno de los protagonista se ajusto a su guion. Alberto Fernández
planteó el impacto económico de la guerra en Ucrania y Georgieva aceptó esa
mirada del tablero internacional. “También hablamos de la economía mundial
y los desafíos que se está experimentando y el rol del FMI en lo que hace a
fomentar la estabilidad macroeconómica y financiera y ayudar al
mundo”, aseguro la titular del FMI.
Además de la crisis global causada por los efectos de la pandemia y el
conflicto en Europa, el Presidente y la directora gerente analizaron las
variables claves de la economía de la Argentina.
“Los indicios de la seriedad del gobierno son justamente la
estabilización que ha experimentado la economía argentina y también el avance
por la reconstrucción de las reservas, así como la reconstrucción para hacer
frente a la inflación, y especialmente hacer foco en el déficit y en la
reducción de subsidios energéticos”, dijo Georgieva.
Cuando concluía el encuentro, ambos protagonizaron un momento de distensión. Comentaron
como estaba creciendo Francisco Fernández, y el presidente le mostró las fotos
de su hijo menor. La directora gerente se mostró como una abuela
búlgara y quedó conmovida.
“Disfrute de ver las fotos del hijo del Presidente. Verlo crecer con
fuerza es algo que queremos ver reflejado en el caso de Argentina, para
que esa misma sonrisa que vemos en la cara del presidente cuando ve a su bebe
pueda verlas en las caras del pueblo argentino”, completó antes de abandonar el
consulado argentino. |