Por Francisco Jueguen - La inminencia era la sensación que predominaba
ayer en el quinto piso del Ministerio de Economía. El secretario de Hacienda,
Raúl Rigo, subía y bajaba varias veces las escaleras con carpetas en la mano.
Sin saco, a paso lento y con una birome en la boca, el viceministro Gabriel
Rubinstein caminaba a la privada; un rato después de allí salía Leonardo
Madcur, el jefe de asesores. Incluso, el presidente del Banco Central (BCRA),
Miguel Pesce, acompañado de Sergio Woyecheszen, vicepresidente de la entidad,
pasó a visitar al ministro de Economía, Sergio Massa, antes de la presentación
del presupuesto 2023, la hoja de ruta del Gobierno de cara a un año de
elecciones presidenciales.
Mientras en el mismo piso Matías Tombolini recibía a los textiles –el
rubro que más aumentó precios en los últimos doce meses–, el gobernador
neuquino, Omar Gutiérrez, junto a empresarios, prorrogaba proyectos –un
oleoducto– para Vaca Muerta y sindicalistas como Andrés Rodríguez (UPCN), José
Luis Lingeri (Aguas) y Gerardo Martínez (Uocra) controlaban posibles “ajustes”,
Massa daba los últimos retoques a la guía que dirigirá su gestión económica y
que ingresaba anoche, cerca de las 23, al Congreso para ser debatida.
En ese marco, el Gobierno prevé una inflación de 60%, un crecimiento del
2% y un dólar oficial de $269 para el año que viene ($219 promedio). El tipo de
cambio se moverá levemente por encima de la inflación, pero “sin saltos”. El
déficit fiscal primario será de 1,9% del PBI (3,9% el financiero), tal como se
acordó con el FMI. Para este año, Economía recalculó la inflación en un 94,5%.
“Se trata de un presupuesto lo más realista posible”, contaron fuentes
oficiales.
El presupuesto además se presentará con un “menú especial”, como sugirió
el Fondo, que permita abrir el debate para cortar beneficios fiscales que
reciben empresas y otras entidades. En la actualidad, suman 2,4 puntos del PBI,
lo mismo que el déficit al que se quiere llegar. Un ejemplo de esto son los
impuestos internos reducidos de Tierra del Fuego.
“La idea general es bajar el déficit y, de esta manera, la emisión
monetaria, que es la base de la inflación”, dijeron en el Ministerio Economía.
Los subsidios a la energía pasarían de pesar 2,2 puntos del PBI a 1,6 puntos;
mientras que los del transporte, 0,5% a 0,4% del PBI, lo que implica que
seguirán los ajustes de tarifas.
En el proyecto no habrá subas de retenciones –si estará la facultad para
prorrogar los derechos de exportación– ni de otros impuestos. Tampoco habrá
gravámenes nuevos. La inversión pública subirá 0,3 puntos con relación a 2022;
el gasto irá por encima de la inflación proyectada ( 65%).
Por ahora, según dijeron en Economía, no hay idea de modificar el dólar
turista. “No estamos estudiando nada”, dijeron, aunque aclararon que crecieron
propuestas sectoriales que “no tienen una mirada integral”.
Las metas plurianuales establecidas en el Memorando de Políticas
Económicas y Financieras de marzo pasado –el programa de facilidades extendidas
que firmó Martín Guzmán– destacaban que, en 2023, el PBI avanzaría entre 2,5% y
3,5%, la inflación se movería en un rango de entre 34% y 42%, el rojo fiscal
sería de 1,9% y preveía además una acumulación de reservas de US$4000 millones.
Se trata de una foto viejísima hoy, sobre todo para los precios, que –tras el
7% de agosto– podrían mostrar a fin de este año un avance de tres dígitos.
El staff del Fondo revisó esos números en junio pasado cuando aprobó la
meta del primer trimestre del acuerdo y presentó al board su staff report.
Entonces, pese a que mantuvo en el mismo rango la posibilidad de crecimiento
(entre 2,5% y 3,5%), subió aquel al que se movería la inflación a entre 46% y
54% para 2023.
Para los analistas privados, ese escenario será bastante más complejo
que el planteado por los técnicos del oficialismo. El último REM del BCRA
estimó una variación interanual de la inflación de 82,1%, mientras que
pronosticó un alza 1% en el producto bruto para 2023. A fines del año
electoral, el dólar oficial estaría, según esta encuesta a los privados, en
$298,83.
“Las proyecciones del presupuesto son optimistas”, dijo Lorenzo Sigaut
Gravina, economista de Equilibra. “Para que crezca al 4% este año tiene que
caer en el segundo semestre y eso deja arrastre de un punto negativo en 2023.
Con eso ya tenés que remarla y la política económica debería ser contractiva
hasta mediados de año que viene para que haya desembolsos del Fondo”, explicó
el experto, que cree que el crecimiento puede ser nulo. “Sin un plan de
estabilización la inflación a fin de año puede estar cerca de 100%”, cerró.
“La previsión de inflación para el año que viene está en 95% o 100% y
creo que soy optimista. Y el PBI habíamos puesto entre 1,5% o 2%, pero
probablemente se clave [la actividad] el añoqueviene”, indicó Gabriel- Caamaño
Gómez, director de Ledesma. |