Por Mariano Boettner - El Gobierno prepara una reajuste en las
clavijas de los sistemas de autorización de importaciones, luego de haber
extendido el esquema de restricciones para el pago al contado de compras al
exterior hasta fin de año. En la mira aparecen las llamadas “importaciones
temporales” y la adquisición de algunos servicios a países extranjeros,
que en el equipo económico consideran que insumió una buena cantidad de divisas
en lo que va del año.
Para ese trabajo, en las últimas horas sostuvieron una reunión el
presidente del Banco Central Miguel Pesce junto a autoridades de
Aduana (Guillermo Michel), de AFIP y de la Secretaría de Comercio. Son todas
las áreas por las que transitan los trámites de autorización de importaciones
desde que se inicia una solicitud hasta que se aprueba.
La presencia de esos cuatro dependencias públicas no es casual, ya que
además de un reajuste del marco normativo para un grupo de importaciones, otro
de las cuestiones que se abordó fue la del propio funcionamiento del trámite de
las SIMI que, aceptan en algunos despachos oficiales, “no es bueno y hay
que corregirlo”.
“Necesitamos implementar un modelo de trazabilidad con los trámites
que se inician, darles una fecha cierta de finalización desde que empieza hasta
que se realiza el despacho”, describió un funcionario presente en la reunión.
A grandes rasgos, las empresas que piden permisos de importación de
bienes o servicios que no estén bajo el régimen de licencias automáticas deben
pasar, primero, un filtro de “solvencia” económico financiera, con los
criterios que la AFIP determine. Luego, pasará por el Ministerio de
Economía -a través de la Secretaría de Comercio que encabeza Matías
Tombolini y que tiene a su cargo la administración del comercio exterior-
hasta el BCRA, que es el que libera las divisas.
Además de esa modificación, más inherente al funcionamiento del propio
Estado, habrá en las próximas horas cambios en el marco normativo que rigen
sobre un grupo de importaciones. Uno de los subgrupos a los que apuntó
específicamente el equipo económico es al de las denominadas importaciones
temporales, que son aquellas que se ajustan a un criterio por el cual esas
compras al exterior son utilizadas como insumo de un bien que luego, como
parte de la cadena, termina siendo exportado de forma obligatoria.
AFIP es el primer eslabón en la cadena de autorizaciones de importación
El Estado regula este tipo de operaciones a través de un decreto de
2004 que establecía una ventana de tiempo entre que sucede el primer hecho
(la compra desde el exterior del insumo) y su venta hacia otro país. Ahora, con
un nuevo decreto que termina de ajustar la Secretaría de Comercio y que
publicará en los próximos días, reducirá esa distancia.
En la actualidad el plazo máximo que tienen según la reglementación es
de 360 días más la posibilidad de una prórroga de otros 360 días, es
decir dos años. Ese plazo, con la nueva medida que se conocerá en los
próximos días, se acortará a 120 días con otro tiempo similar como
prórroga, lo que da como resultado ocho meses.
De todas formas, no representan la mayor parte de las importaciones ya
que según estimaciones oficiales se trata de unos USD 3.086 millones en lo
que va del año, de los cuales USD 1.600 millones corresponden a la compra
en el exterior de porotos de soja y la venta luego de aceite de soja.
Está en etapa final de elaboración, además, el reajuste de criterios
para la autorización de importaciones de algunos servicios. Se trata del índice
de Capacidad Económica Financiera (CEF) que elabora el organismo
tributario y que determina si una firma puede importar y en qué montos, algo
que entre las compañías del sector suele ser visto como un sistema poco
transparente y discrecional.
Las importaciones de servicios es un rubro que tuvo un salto pronunciado
en su ritmo mensual importador en los últimos dos años y que llegó a tener
picos cercanos a los USD 1.700 millones por mes en los primeros meses de
este año. En las nuevas restricciones que piensa el Gobierno quedarían excluidos
servicios como el pago de fletes internacionales pero sí se incluirán
otros como seguros o licencias de software.
Las nuevas medidas no están relacionadas con el marco regulatorio sobre
el pago de
importaciones que el Banco Central la semana pasada extendió
hasta fin de año -se vencía originalmente el último día de septiembre- y
que restringe el grupo de importaciones que pueden ser pagadas al contado,
lo que obliga a algunas empresas a buscar financiamiento para esas operaciones.
Caen las importaciones: alivio en el BCRA
De acuerdo a cifras preliminares que circulan en los despachos de
política económica, en agosto las importaciones habrían terminado cerca de
los USD 7.850 millones, lo que implicaría una desaceleración respecto a
los USD 8.210 millones que registró el Indec para julio. Un reajuste
de las compras al exterior fue uno de los objetivos que se planteó el equipo
económico que llegó con Sergio Massa al Ministerio de Economía, ya
que consideraba que un grupo de importaciones “no prioritarias” deberían
ser menores e insumir una menor cantidad de divisas.
En ese sentido, hubo durante junio y julio una cuenta que puso una
enorme presión sobre el nivel de reservas: las importaciones de energía.
Por cuestiones estacionales y por la suba del valor internacional de ese insumo,
el Estado tuvo que destinar poco más de USD 4.200 millones para este
rubro (USD 1.950 millones en junio y USD 2.280 millones en julio), que
además el BCRA paga al contado porque no se puede abonar de forma financiada.
En agosto, según estiman los primeros números que manejan en el equipo
económico, las importaciones de este tipo se desplomaron hasta unos USD
1.350 millones para el rubro Combustibles y lubricantes, que es la
clasificación que hace el organismo estadístico. El dato oficial se conocerá dentro
de dos semanas.
En el Banco Central estiman que además de la desaceleración marcada de
importaciones de energía de agosto, en septiembre ese número debería ser
incluso menor por el aumento de temperatura en todo el país que baja la demanda
de GNL desde el exterior. Esto, según la tesis de Miguel Pesce, implicará
un alivio a la fuerte presión que sufrieron las arcas de la autoridad
monetaria.
El resto de los rubros de la importación, según las primeras cifras
preliminares, tuvieron en todos los casos subas en la comparación con el
mismo mes del año pasado. Los bienes intermedios, que en agosto del 2021 habían
demandado unos USD 2.300 millones de reservas en este caso requirieron casi USD
3.000 millones. Los bienes de capital pasaron de USD 800 millones a unos USD
1.180 millones. Además, los bienes de consumo crecieron desde unos USD 590
millones hasta USD 760 millones. |