Por Mariano Boettner - El Banco Central reajustará una vez más la tasa
de interés de los pesos luego de que se conozca este miércoles el dato de
inflación de agosto. De esa manera, la tasa efectiva anual de referencia y
de los plazos fijos orillaría el 100%, según se estima.
El equipo económico busca evitar que las inversiones en pesos pierdan
terreno contra la inflación que en términos interanuales sigue en escalada, y
por esa razón volverá a ponerse sobre la mesa del directorio de la autoridad
monetaria este jueves al mediodía un nuevo aumento en el interés que pagan
los depósitos en los bancos en moneda doméstica.
La magnitud que tendrá esa suba será motivo de debate mañana entre los
directores del BCRA, aunque fuentes oficiales aseguraron que “se acomodará de
acuerdo al dato de inflación de agosto”. En la actualidad el esquema de tasas
de interés tiene una tasa de interés nominal de 69,50%, lo que implica una
efectiva anual de 96,82% para el caso de la tasa de política monetaria y de
96,58% para los plazos fijos de hasta 10 millones de pesos.
Los bancos, fondos de inversión y consultoras que participan del
Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central reajustaron al
alza sus proyecciones de suba de precios por encima del 95%, y se estima
que luego del dato de inflación de agosto, la próxima entrega de esa encuesta
termine por reflejar un número de expectativa de IPC anual para 2022 cercano a
los tres dígitos.
Además del muñequeo de tasa de referencia que hace el Banco Central, el
Ministerio de Economía lleva adelante su propia suba de interés para los bonos
que emite la Secretaría de Finanzas de manera quincenal para cubrir
vencimientos de deuda en pesos y conseguir financiamiento nuevo. En
operaciones anteriores ya había arrimado la tasa efectiva anual ofrecida a
los inversores al terreno del 100%, y podría reiterarlo en la colocación de
títulos públicos que tendrá lugar este viernes.
El presidente del Banco Central Miguel Pesce y el ministro de Economía
Sergio Massa, durante la gira en Washington
La cuestión de las tasas de interés y la necesidad de que permanezcan en
terreno positivo frente a la inflación forma parte de las conversaciones y
negociaciones técnicas que el Gobierno sostiene con el Fondo Monetario
Internacional, ya que es uno de los elementos que el organismo remarcó como
decisivo para la implementación del programa económico.
Sin ir más lejos, la directora gerente del FMI Kristalina
Georgieva mencionó como uno de los puntos destacados “la implementación
sólida y consistente del marco de política monetaria para asegurar el actual
objetivo de sostener tasas de interés reales positivas, que a su vez es
una herramienta para abordar el combate contra la inflación y movilizar el
financiamiento interno, además de asegurar la competitividad externa”.
Para Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica, “con la
última suba en la tasa de política monetaria la mejora fue sustancial pero
aun no alcanzó para llevar las tasas de interés a terreno
positivo. Está bien que el Banco Central continue con su nueva política y
vuelva a incrementar la tasa para llevarla ya a un terreno positivo. Pero no
solo se debe observar respecto a la tasa de inflación sino también de la
devaluación esperada. La tasa de interés debe ser superior a ambas para quitar
presión sobre los dólares financieros”, mencionó en diálogo con Infobae.
La aceleración de la inflación de los últimos meses reactivó el reajuste
de las tasas que los bancos le ofrecen a los ahorristas por sus depósitos en
pesos. A principio de año, por ejemplo, la tasa efectiva anual era cercana
al 44%, por lo que a lo largo del año más que se duplicó el piso de
rendimiento que tienen que ofrecer las entidades financieras a sus clientes. De
la misma forma, la tasa de política monetaria creció desde cerca de un 45%
efectivo anual hasta cerca del 100% que se espera luego de la reunión del
directorio del BCRA este jueves.
La suba en el interés de los depósitos despertó también en los últimos
meses una preocupación en el sector productivo, que espera que un
rendimiento más alto en términos nominales para las inversiones en pesos tenga
como correlato necesario un incremento en el costo del crédito, que
podrían sufrir especialmente las pequeñas y medianas empresas, un planteo que
algunas centrales industriales ya hicieron al Gobierno en reuniones recientes.
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