Por Salvador Di Stéfano - La estrategia en materia financiera está
dando resultados positivos, el gobierno opera
sobre varios frentes al mismo tiempo y las consecuencias de este
cambio de política serán muy importantes. En este escenario,
la recesión llegaría en el último trimestre y
las tasas continuarán subiendo.
Los pasos son los siguientes:
Las tasas están claramente a la suba, las letras con descuento a 98 días
rinden el 98,38% anual, las letras que ajustan por CER a igual plazo rinden CER
menos 9,36%, esto implica que el mercado está viendo la inflación en torno del
107,74% anual, que sería el punto en donde ambas tasas se arbitran.
El Bonte con vencimiento el 17 de octubre del año 2023 tiene una tasa de
rendimiento del 98,34% anual, esto implica que el mercado no ve por delante una
política antinflacionaria. Un bono ajustado por inflación con vencimiento agosto
del año 2023 rinde inflación más 0,23% anual. El gobierno busca mantener
la inflación en torno de los valores actuales.
Si pasamos al año 2024 los bonos que ajustan por inflación rinden
inflación más el 7% anual. Esto implica que corren algún riesgo de
reestructuración en el tiempo.
Los bonos ajustados por dólar linked (dólar oficial) tienen tasas
negativas en los años 2022 y 2023, esto implica que no se lo ve al gobierno
actual devaluando el signo monetario. Para el año 2024 rinden el ajuste del
dólar linked más 3,24% adicional, esto implica que es muy probable que la
próxima administración ajuste el tipo de cambio.
Los bonos soberanos en dólares con vencimiento en el año 2030 rinden el
38,0% anual, mientras que los que vencen en el año 2041 rinden el 22,5% anual.
El riesgo a una reestructuración de deuda soberana en dólares sigue latente y
es muy elevado. Una reestructuración más y van ….
Sería inminente una suba de tasas del Banco Central que copie el
recorrido de la inflación, si la inflación de agosto resulta del 6,0% anual, no
podríamos descartar una suba de tasas de niveles del 69,5% al 76% anual, esto
nos daría una tasa efectiva del 108,9% anual.
De observar el comparativo de tasas, identificamos que el gobierno está
ofreciendo niveles de tasas de interés muy atractivos, se desprende de los
números observados que la lucha contra la inflación será más agresiva, lo que
empujará a las tasas activas a la suba, ya no será tan atractivo financiar el
inventario con toma de financiamiento.
Esto implica una economía que le pondrá un techo a los niveles de
inflación en torno del 110% anual, pero que tendrá un nivel de actividad
económica en franco descenso. La recesión dirá presente en el cuarto trimestre
del año 2022, y se consolidará pasado el primer trimestre del año 2023.
El dólar soja a $200
Los productores que tienen stock de soja están aprovechando este gran
momento, el que vende soja hoy embolsa $69.100 por tonelada y si lo
convierte a dólar bolsa suma u$s255 por tonelada. El que tiene soja debe vender
a estos precios.
Los problemas en la cadena agropecuaria se potencian, el 70% del campo
es alquilado, y los contratos no tienen clausulas claras, la relación
entre los dueños de campo y productor se fortalece en la confianza entre unos y
otros. No es fácil conseguir un campo para alquilar, por eso la sartén por el
mango la tienen los dueños de la tierra.
El alquiler de un campo en zona núcleo se ubica en aproximadamente 17
quintales por hectárea, esto implica 1,7 toneladas. Con la aparición del
dólar soja a $200 los dueños fijaron alquiler y exigieron pago, algo que está
en su derecho, pero condiciona el flujo de fondos del productor. Si cobran a
estos precios se llevan $ 117.470 por hectárea o su equivalente u$s433 por
hectárea. Una hectárea de campo estaría en torno de los u$s12.000 y se
llevarían un rendimiento sin considerar el pago de impuestos del 3,6% de la
inversión.
El productor está obligado a pagar este monto, puede invocar que el
gobierno propone que todas las transacciones de mercado interno se hagan a un
dólar mayorista de $140,82, pero, si se arriesga a ello, el año que viene puede
perder el campo que está trabajando y eso sería letal ya que no abunda tierra
sin trabajar en la zona núcleo. Los contratos de arrendamiento son, en su gran
mayoría, a un año de plazo. El productor está condenado a pagar un
alquiler a un dólar de $200 que es un valor extraordinario, y vender a
futuro a un dólar de mercado. Al ministro se le escapó la tortuga en estos
casos.
La soja se utiliza como alimento de animales, esto impacta sobre la
cadena de la carne y la leche, en estos mercados el gobierno advierte que se
deben realizar transacciones al dólar mayorista y no al dólar de $ 200. En los
papeles está todo muy bien, pero en el mercado si no pagás los $ 69.100 la
tonelada, no conseguís soja ni tampoco los subproductos, ya sea harina o aceite
de soja. Esto encarecerá los costos de los negocios ligados a la
carne y la leche, por ende, hacia fin de año veremos una menor oferta de
mercadería y, consecuentemente, una suba de precios. Inflación al palo para el
cuarto trimestre del año.
La gira en Estados Unidos es un éxito
El ministro de economía habría conseguido créditos para el país por
u$s900 millones del Banco Mundial y u$s1.200 millones del BID. A esto hay que
sumarle que recibirá Derechos Especiales de Giro del FMI para realizar los
pagos de vencimientos de deuda, esto tendrá un impacto neutro en las reservas
(lo que ingrese se utilizará para pagar vencimientos). Esto implica que las
reservas que se ubican en los u$s36.863 millones, podrían ubicarse en
torno de los u$s38.000 millones hacia fin de año si todo sale bien.
El problema es que a la par que se recuperan reservas, hay una gran
emisión de pesos y posterior absorción de los mismos vía leliq a tasas hoy del 69,5%
y en breve a tasas superiores al 70% anual.
Si el gobierno sigue firme con la suba de tasas, y persiste en el
escenario de conseguir financiamiento externo, podría llegar a fin de año con
los dólares alternativos en torno de los $ 380/$ 400. La inflación del tercer
cuatrimestre del año podría ubicarse en el 26,2% anual.
Conclusión
Las subas de tasas de interés pasivas son altamente atractivas
para los inversores en esta coyuntura, ya que el gobierno está ofertando nivel
de tasas en torno del 100% anual.
Parecería que las reservas encontraron un piso en torno de los u$s36.000
a u$s38.000 millones hacia fin de año. Si llega un swap chino, las reservas
podrían potenciarse a niveles más elevados. Sergio Massa está jugando muy
fuerte a nivel internacional.
La inflación de septiembre a diciembre podría ubicarse en torno del
26,2%, pensando en una inflación del 6,0% por mes. Esto nos estaría
convalidando un nivel de inflación anual en torno del 100%.
Este escenario sería muy recesivo, el gobierno estabilizaría las
variables monetarias y cambiarias, que venían para el escándalo, y podría
rediseñar la política económica para el año 2023 que será electoral y
necesariamente más laxo en algunas variables.
Las empresas, que estaban acostumbradas a funcionar con financiamiento
a tasas negativas contra la inflación, tendrán dificultades. Hoy se impone
comenzar a trabajar con capital propio y dejar de lado el descubierto bancario
y las financiaciones de capital de trabajo a largo plazo.
La economía es como una pista de baile, si cambia la música tenés que
cambiar el paso. El gobierno pasó de una política de tasas bajas y devaluación
del tipo de cambio por debajo de los niveles de inflación, a una política
monetaria más agresiva, con contracción de la cantidad de moneda y suba de
tasas. Paralelamente a ello comenzó a ajustar el tipo de cambio a un ritmo
similar a la inflación. Este juego de pinzas nos deja como resultado una
economía con una alta recesión y baja en los niveles de consumo.
En este contexto, los bonos soberanos en dólares deberían mostrar
una mejora, y esto apuntalar una recuperación del mercado accionario.
El trabajo de Sergio Massa es recomponer reservas, tratar de morigerar
el aumento de los pasivos monetarios del Banco Central y renovar la mayor
cantidad de deuda en pesos en el mercado, de este modo le dejaría una pesada
herencia a la administración que ingrese. Los desafíos son muy grandes, y no
descartamos que esta política de incentivos, como el dólar soja, se deban
repetir ante la escasez de dólares en el año 2023. La sequía dejará como saldo
menos exportaciones de granos, el año electoral atenta contra el ajuste y
llegaremos con una inflación en torno del 110% anual. Cualquier variable
incontrolada, podría hacer que este escenario se complique en un mundo en donde
el dólar se fortalece, la tasa de interés está a la suba y la inflación mundial
no cede. |