Sábado 3 - Por Javier Fuego Simondet - La pistola Bersa calibre 32 que
utilizó Fernando Sabag Montiel para apuntar a la cabeza de la vicepresidenta es
un arma que le habría robado a un amigo, aunque él reconoció como propia, según
se desprende de la causa judicial. La policía, mientras tanto, encontró en el
monoambiente donde vivía, en San Martín, dos cajas con un total de cien balas.
Los tatuajes que tiene el atacante revelan –junto a otros indicios– simpatías
con grupos neonazis.
El oficialismo congregó ayer a una multitud que desbordó la Plaza de
Mayo y sus alrededores para respaldar a la vicepresidenta Cristina Kirchner,
tras el intento de magnicidio que sufrió el jueves por la noche. Las distintas
agrupaciones del Partido Justicialista, los sindicatos y los movimientos
sociales movilizaron a su militancia, que se mezcló en las calles con personas
sin identificación partidaria, en una jornada que tuvo permanente circulación
de simpatizantes del Frente de Todos que iban y venían del epicentro de la
concentración.
El acto finalizó con la lectura de un documento, a cargo de la actriz
Alejandra Darín, en el que se pidió “unidad nacional, pero no a cualquier
precio”, y se subrayó que, “desde hace varios años, un sector minúsculo de la
dirigencia política y de sus medios partidarios viene repitiendo un discurso de
odio”.
Darín habló desde un escenario ubicado delante de la Casa Rosada y
acompañada por ministros, gobernadores, intendentes, sindicalistas y referentes
de grupos de derechos humanos. Entre ellos estaban Juan Manzur (jefe de
Gabinete), Sergio Massa (ministro de Economía), Jorge Taiana (ministro de
Defensa), Axel Kicillof (gobernador de Buenos Aires), Jorge Capitanich
(gobernador de Chaco), Mayra Mendoza (intendenta de Quilmes), Héctor Daer (uno
de los secretarios generales de la CGT), Roberto Baradel (titular del Suteba),
Andrés Larroque (ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense), Estela de
Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo) y Taty Almeida (Madres de Plaza de
Mayo-línea Fundadora).
“No es inocente ni gratuita la legitimación de discursos extremos, de
llamados a la agresión, de planteos que niegan legitimidad democrática del
adversario político. Nadie es individualmente responsable por las acciones de
otros, pero quienes cedieron minutos de aire a los discursos de odio deberán
reflexionar sobre cómo han colaborado para que lleguemos hasta esta situación”,
leyó Darín. Su discurso fue interrumpido por cánticos como el que reza: “Si la
tocan a Cristina, qué quilombo se va armar”.
En el cierre, Darín subrayó: “El pueblo argentino está conmovido,
impactado por lo ocurrido, incluyendo a millones que no simpatizan ni con
Cristina ni con el peronismo. En honor a todos nuestros compatriotas es que
hacemos este llamamiento a la unidad nacional, pero no a cualquier precio: el
odio, afuera”. Cerca de las 18, se entonó el Himno y comenzó la
desconcentración. La Cámpora tenía una de sus columnas a un costado del
escenario, en la calle.
La movilización se hizo sentir desde el mediodía. La avenida 9 de Julio
estaba cortada desde el cruce con San Juan, en sentido al norte. Sobre la 9 de
Julio se apostaron columnas del Movimiento Evita, del gremio de dragado y
balizamiento, y de la CTA de Berisso, entre otras.
Más adelante, a la altura del Ministerio de Desarrollo Social -donde el
Movimiento Evita había concentrado una importante columna, junto a otra de
Barrios de Pie- aparecían banderas y militantes de gremios universitarios como
Apuba y Fatun. En esa zona comenzaban a verse puestos de choripanes y
hamburguesas, y de venta de banderas argentinas (se conseguían por un valor que
iba de $500 a $700). También, micros. Entre ellos, seis identificados como
pertenecientes a la Municipalidad de Ensenada, que lidera el intendente Mario
Secco.
Varios dirigentes políticos se mezclaban entre las columnas. En la del
Frente Milagro Sala estaba Fernando Esteche (exdirigente de Quebracho), que
dijo a la nacion que la marcha era “el primer paso de una contraofensiva
popular”. Metros más adelante, el diputado Daniel Arroyo pidió “bajar los
discursos altisonantes”.
Las columnas gremiales incluyeron, entre otros, a UPCN, Suteba y la
Asociación del Personal Legislativo (APL), con su líder Norberto Di Próspero
posando para las fotos con sus militantes.
Sobre la Diagonal Sur, una delegación de camioneros se tomó a golpes de
puño con parte de la columna de La Matanza, que encabezaban el intendente
Fernando Espinoza y la vicegobernadora bonaerense, Verónica Magario. Los
camioneros -entre los que quedaba el dirigente Omar “Manguera” Pérez- se iban y
los matanceros llegaban a la plaza.
En ese cruce se produjeron los incidentes, que se disiparon en minutos y
sin intervención policial.
Cuando avanzó la tarde, las personas sin identificación partidaria
comenzaron a verse más. La Diagonal Norte era uno de los circuitos más
frecuentados por ellas. También se mezclaban frente al Cabildo con tropa
sindical, como la de la UOM, y agrupaciones como la del estandarte “Lesbianas
con Cristina”. Además de banderas argentinas, algunos mostraban carteles
improvisados. “No hay grieta posible cuando el odio y el fascismo amenazan
nuestras vidas”, se leía en uno. Por fuera del oficialismo, participó el Nuevo
MAS, encabezado por Manuela Castañeira.
Los intendentes se concentraron en 9 de Julio y Belgrano y llevaron a su
militancia. Además de Espinoza, algunos de los que estuvieron fueron Gustavo
Menéndez (intendente de Merlo, en uso de licencia), Alberto Descalzo
(Ituzaingó) y Marisa Fassi (Cañuelas).
El Frente Renovador también tuvo su columna, con dirigentes como Arroyo,
o Sebastián y Fernando “Pato” Galmarini.ß |