Por Francisco Jueguen - La primera señal de alerta para el ajuste que
encara Sergio Massa detrás de la polvareda judicial que envuelve a Cristina
Kirchner llegó antes del “Sitio a la Recoleta”. La ofreció Máximo Kirchner el
viernes, en la previa del viaje de Massa el próximo fin de semana a Washington.
“Volví a leer el acuerdo [con el FMI] y no lo votaría de nuevo”,
sentenció en Avellaneda el hijo de la vicepresidenta. Massa se reunirá con el
Fondo. Pudo ser un capítulo aislado. Pero el domingo Horacio Verbitsky, columnista
de un medio muy cercano a la vicepresidenta, publicó un supuesto plan del
vicejefe de Economía, Gabriel Rubinstein, fechado el 26 de julio, que incluye
una devaluación del 50% sumada a fuertes alzas de las tarifas. “Supongamos que
el programa comenzara el 1° de septiembre”, alertó el borrador. Massa había
tardado semanas en poder confirmar a Rubinstein tras la polémica por las
críticas del economista a Cristina Kirchner, pero principalmente por sus ideas:
ordenamiento fiscal y de los precios relativos.
Un analista se cuestionaba ayer en voz alta: “¿Nadie se pregunta quién
le mandó el PDF al Perro?” [apodo de Verbitsky]. Quizá más importante era
preguntarse para qué. La publicación de ese “plan de estabilización” tendría,
por lo menos, una premisa: remarcarle a Massa que el ajuste que Cristina hoy
consiente es coyuntural (temporal) y que, en algún momento, el ministro deberá
torcer el rumbo y dar buenas noticias. Esa es la única forma de creer en una
“Cristina 2023” con poder para eludir a la Justicia.
Descolocado, Rubinstein respondió la “operación” –como la calificó–
compartiendo un audio de WhatsApp a un “grupo de economistas” para “calmar
trascendidos”, según indicaron sus voceros. Es por lo menos curioso que el
viceministro difunda entre un grupo de colegas cuánto va a valer el dólar.
Seguramente a ninguno se le ocurrirá vender esa información a sus clientes.
Su defensa tampoco fue contundente. Dijo que el borrador era “algo que
podría haber pensado yo” –casi la aceptación de que es suyo– y aseguró que la
devaluación en un 100% no ocurrirá. Luego remató: “Por lo menos, no este
jueves”. Para sembrar algunas dudas más, señaló que el borrador estaba en
“línea” con la idea de un superávit fiscal y “de unificación cambiaria”.
Rubinstein ratificó que la devaluación no sería “inminente” citando a
“Darío”. Darío es Epstein (director de Research for Traders), que había
tuiteado –luego de que se conociera el borrador– que el corrimiento cambiario
era poco probable, básicamente porque el Ministerio de Economía acababa de
hacer un canje de deuda ofreciendo bonos duales (con cobertura por devaluación
e inflación), que además hay contratos de futuros de dólar por alrededor de
US$7000 millones y que un “salto del 40% del tipo de cambio oficial lleva la
inflación del mes arriba del 15%”.
La novela de la filtración incluyó una pata judicial, además de la de
Cristina Kirchner. Es que Epstein, a su vez, respondía a otro tuit de Fernando
Marull, socio de FMyA. Marull había sido coordinador de Gabinete de la
Subsecretaría de Programación Macroeconómica en tiempos de Nicolás Dujovne. “De
acuerdo al Plan ‘Secreto’ de Rubinstein: el jueves próximo, 1° de septiembre, a
las 10:01, el dólar oficial subirá 50%; a cerca de $200. Se viene una semana
picante en el mercado”, había tuiteado.
Horas más tarde, el portal La Política Online tituló: “Massa denuncia
por terrorismo económico a un exfuncionario de Dujovne”. Alguien había
convertido el “¡Ahh, pero Cristina!” (el artículo de Verbitsky sobre
Rubinstein) en un “¡Ahh, pero Macri!”. Tal posibilidad rememoró viejos momentos
en los que Guillermo Moreno denunció a economistas por difundir sus datos de
inflación. En ese grupo no solo estaba Jorge Todesca, el exdirector del Indec,
sino Marco Lavagna.
“Nosotros no estamos moviendo nada de eso”, dijo una fuente cerca de
Massa. “No sé de dónde salió eso, pero no”, aseguró otra que recorre el quinto
piso del Palacio de Hacienda. La negativa sonó parecida a la de la difusión de
las listas de personas que reciben subsidios luego del anuncio de la
segmentación, difusión que La Cámpora jura no haber hecho. Hasta ayer a la
tarde, Marull no había recibido ninguna notificación de una denuncia en su
contra e incluso sumó el apoyo de muchos de sus colegas en las últimas horas.
Pese a que dijo en su audio que va de “quilombo en quilombo”, Rubinstein
pensaba tener 15 días tranquilos para preparar el viaje que realizará esta
semana a Washington. Llegará uno o dos días antes que Massa en un equipo
integrado por Raúl Rigo (secretario de Hacienda), Leonardo Madcur (jefe de
asesores) y Marco Lavagna, que además estar a cargo del Indec ahora aconseja al
ministro en “cuestiones internacionales”.
Cerca del viceministro quieren ahogar la polémica de una manera curiosa:
eluden confirmar que el borrador filtrado sea de su autoría, pero aclaran que
“si lo escribió él, fue en un contexto diferente” al actual. Massa tiene
prohibida una devaluación. Usando a Rubinstein, una pequeña venganza, Cristina
Kirchner le mostró al ministro el límite de su gestión días antes de verse con
el FMI. |