Sábado 27 - Por Pablo
Sieira - Las escenas de
desborde alrededor del departamento porteño de la
vicepresidenta Cristina Kirchner marcaron el inicio de su resistencia
al avance del Poder Judicial en la causa "Vialidad", con una
convocatoria al peronismo y una nueva apuesta por la
"grieta" que revitaliza a la militancia K mientras desvía
las miradas del ajuste que lleva adelante el ministro de
Economía, Sergio Massa.
Tras 5 días de permanencia de militantes kirchneristas en la esquina de
Juncal y Uruguay, la decisión del Gobierno porteño de Horacio Rodríguez
Larreta de vallar la zona aceleró el "17 de
octubre" que el peronismo en todas sus variantes ya
planeaba para defender a la vicepresidenta de una causa
judicial que la preocupa, solo que con un acto más controlado.
El caos generado por el "fervor kirchnerista" en combinación
con el bombardeo de críticas de Juntos por el Cambio a cuanto paso dé
el Gobierno espesaron el clima político y obligaron a la Nación y a la Ciudad
a buscar algún tipo de orden para lo que suponen será
una peregrinación constante por el barrio de Recoleta. Saben, al igual que
Cristina Kirchner, que esta historia recién empieza.
Encapsulada en una verdadera guerra con el Poder Judicial, la
vicepresidenta concentra a su militancia en esa batalla, mientras por la
calle paralela Massa ejecuta un recorte de gastos en áreas tan
sensibles como Educación y Salud, completamente contrario a los principios
de ese mismo electorado.
Lejos de ser un "plan de distracción" ni mucho menos, se trata
de una conveniente conjunción de intereses
para los líderes del Frente de Todos: la movilización le sirve a Cristina
Kirchner para consolidar su "resistencia popular" y le sirve a Massa
para llevar adelante el siempre repudiado ajuste, sin las críticas de los
leales a la vicepresidenta que por bastante menos enfrentó su antecesor
Martín Guzmán.
Cristina Kirchner reaviva la
"grieta", entre la guerra judicial y las elecciones
"Hay gente que quiere exterminar al peronismo y no tolera que la
gente se exprese. La violencia de hoy fue provocada por el odio al amor
peronista", sostuvo Cristina Kirchner en la noche del sábado, cuando habló
ante los militantes que rodearon su departamento luego de la masiva
movilización y los incidentes con la Policía de la Ciudad.
Fue una de varias referencias al peronismo en un discurso que, ayudado
también por las expresiones de referentes opositores, apeló a la
"grieta" para mantener a su espacio y a cada sector del Frente
de Todos en estado de "alerta y movilización", como se declaró
el PJ ante el pedido de condena de 12 años de prisión e inhabilitación de por
vida para cargos públicos contra la vicepresidenta por presuntos hechos de
"corrupción".
"Ahora que vienen elecciones presidenciales, les pido a los
dirigentes de la oposición que dejen de competir a ver quién odia más y
quién les pega más a los peronistas", afirmó la ex presidenta. De esta
manera, mantiene viva no solo la resistencia política contra una posible
condena, sino también la épica
militante de cara a 2023.
Los seguidores de Cristina Kirchner estaban prácticamente
desmovilizados, si se compara su actividad durante estos dos años de gobierno
del presidente Alberto Fernández con la que tuvieron bajo su gestión y luego
bajo la de Mauricio Macri, como oposición al "ajuste".
El problema
para el kirchnerismo es que ese ajuste ahora lo ejecuta el propio Gobierno a
través de Massa, bendecido por la vicepresidenta para hacerse cargo del
Ministerio de Economía. La bronca y la energía contenidas en medio de ese proceso
necesitan canalizarse por algún lado. El pedido de condena contra la líder
sirvió casi accidentalmente a ese fin.
Desde hace meses -incluso antes del desembarco del tigrense- los
referentes del kirchnerismo contienen la presión de "las bases" para
salir a las calles con toda la liturgia: largas columnas de manifestantes con
bombos, banderas y consignas. Obligados por la necesidad de apaciguar la feroz
interna con Fernández y no profundizar una crisis económica que se les fue de
las manos.
La situación judicial de Cristina Kirchner le dio una nueva motivación a
esa militancia y le dio a la vicepresidenta la oportunidad de mostrarle al
Poder Judicial en el marco de su batalla "qué quilombo se va a
armar" si "la tocan", como advierten sus seguidores.
¿Le sirve a Massa la nueva motivación del
kirchnerismo?
En los pocos días que pasaron entre el pedido de condena pronunciado por
el fiscal Diego Luciani, el descargo vía streaming de Cristina Kirchner y la
movilización kirchnerista del último sábado se oficializó un recorte de
partidas presupuestarias por un total de $210.000 millones, que forma parte del
plan de "ordenamiento fiscal" de Massa.
En el área de Educación se recortaron $30.000 millones en
el Programa Conectar Igualdad (una de las banderas de la gestión
kirchnerista pre Macri), $15.000 millones en Fortalecimiento Edilicio
de Jardines Infantiles más $5.000 millones en Infraestructura y
Equipamiento.
El Ministerio de Salud sufrió un recorte de $10.000
millones. Otros $20.000 millones se restaron de Obras Públicas y alrededor de
$70.000 millones del ex Ministerio de Desarrollo Productivo, reducido a
Secretaría.
Sin embargo, el
clima político generado alrededor de situación judicial de Cristina Kirchner se
llevó todas las miradas, incluida la de Alberto Fernández. Desdibujado tras la
llegada de Massa y agotado por la interna con el kirchnerismo, el
Presidente redujo su agenda oficial y concentró todas sus energías en alinearse
con la defensa de su vicepresidenta.
El peronismo con Cristina, la economía con
Massa
Lo mismo hizo el peronismo casi en su totalidad. Gobernadores,
intendentes y legisladores nacionales estuvieron entre los convocantes a marcha
y estar "en alerta" ante lo que califican como un avance del
"partido judicial y mediático" contra Cristina Kirchner. El
único dirigente del Frente de Todos que se mantiene casi por completo al
margen, es Massa.
Mientras cerca del Presidente estiman, así como en el resto del
peronismo, que el resurgir de la militancia kirchnerista y la arenga para
enfrentar al "antiperonismo" puede reavivar sus chances
electorales, el ministro de Economía gana tiempo para avanzar con el
ajuste sin la estridencia que hubiese tenido en otras circunstancias.
En el Frente de Todos estiman que, a pesar de la agitación de estos
días, si se alinean el fervor militante y algún resultado económico positivo
que pueda arrojar el ajuste en el corto plazo, tal vez lleguen algo de músculo
a la pulseada electoral de 2023. Lo necesita ante todo Cristina Kirchner,
después Massa y, por último, Fernández.
La explicación de Rodríguez Larreta y la
reacción de Juntos por el Cambio
Rodríguez Larreta le pidió "responsabilidad" a Cristina
Kirchner luego de los incidentes y defendió la decisión de vallar la zona,
con el respaldo de buena parte de Juntos por el Cambio que aprovecha la
situación de la vicepresidenta para mostrar unidad y endurecer su discurso,
también con vistas a 2023.
"Una cosa es una manifestación y otra cosa muy diferente
un plan organizado de ocupación del espacio publico. Eso no lo podemos
permitir. Por eso anoche, después de que se desconcentraron los manifestantes
para evitar situaciones de tensión, dispusimos un vallado para recuperar el
espacio público para todos los vecinos y devolver la vida normal al barrio,
después de cinco días de alteración", sostuvo el jefe de Gobierno.
Durante la conferencia de prensa que brindó mientras sus funcionarios
intentaban acercar posiciones con el Gobierno nacional y emisarios de Cristina
Kirchner para controlar la situación a futuro, Rodríguez Larreta aludió a la
vicepresidenta al agregar: "Todos los dirigentes políticos tenemos la
responsabilidad de contribuir con nuestras acciones y declaraciones a la paz
social, y siempre evitar cualquier enfrentamiento entre argentinos".
El PRO lo respaldó. No obstante, la situación general empieza a correr a
Larreta para el lado de los "halcones", el ala más dura contra el
kirchnerismo, y a alejarlo del sector moderado desde el cual busca ampliar la
base política de la oposición en el marco de su proyecto presidencial. El
kirchnerismo, al enfrentarlo directamente, hace el resto.
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