Un día después de que el fiscal Diego Luciani pidió una pena de 12 años
de prisión en su contra por la corrupción en la obra pública, la vicepresidenta
Cristina Kirchner hizo ayer su propio alegato por las redes sociales. Durante
casi una hora y media, la vicepresidenta evitó responder los argumentos
específicos que le plantearon en el juicio y apeló, en una argumentación
política, a un presunto entramado judicial en su contra encabezado por el
expresidente Mauricio Macri.
Durante su exposición, la vicepresidenta lució por momentos nerviosa y
muy pendiente de una gran cantidad de anotaciones, documentos y recortes
periodísticos.
Un largo pasaje lo dedicó a reproducir intercambios de mensajes entre el
exsecretario de Obras Públicas José López y el empresario Nicolás Caputo, en un
intento de tomar distancia de las decisiones de su funcionario e involucrar al
macrismo.
Un día después de que el fiscal Diego Luciani pidiera una pena de 12
años de prisión por supuesto direccionamiento de la obra pública a favor del
empresario Lázaro Báez, la vicepresidenta Cristina Kirchner realizó ayer su
propio alegato fuera del ámbito judicial. Durante casi una hora y media, evitó
responder los argumentos específicos que le hicieron en el juicio, en una
argumentación política, aludió a un presunto entramado judicial en su contra
encabezado por el expresidente Mauricio Macri.
En el arranque, la vicepresidenta apuntó contra Luciani y el fiscal
adjunto Sergio Mola, quienes, según interpretó, elaboraron un “guion” para
acusarla. “El juicio comienza con esta construcción, con esta ficción de rutas
no hechas, sobreprecios. No eran acusaciones, era un guion, falso y bastante
malo”, atacó.
También los cuestionó duramente por no permitirle hacer su descargo en
el ámbito del juicio oral, razón por la cual debió apelar a la difusión a
través de las redes sociales. “Pedí que las audiencias sean televisadas y no me
lo permitieron”, protestó, para después expresar que le hubiese “gustado hablar
ante el tribunal” después de que los fiscales “leyeron su guion durante nueve
jornadas”.
A partir de entonces intentó demostrar que tanto los fiscales como los
jueces que intervienen actuaron en sintonía con algunos medios de comunicación
–entre los que resaltó a la nacion y Clarín– para llevar adelante un
hostigamiento judicial. “Nada de lo que dijeron fue probado”, señaló Cristina
Kirchner, antes de leer declaraciones testimoniales que supuestamente
relativizaban los beneficios otorgados a Báez en las concesiones de obras
públicas en Santa Cruz.
Durante su exposición, la vicepresidenta lució nerviosa por momentos, y
muy pendiente de una gran cantidad de anotaciones, documentos y recortes
periodísticos.
Un largo pasaje lo dedicó a reproducir intercambios de mensajes entre el
exsecretario de Obras Públicas José López y el empresario Nicolás Caputo,
considerado “el hermano de la vida” de Macri. También se refirió al empresario
Eduardo Gutiérrez, del grupo Farallón, en ambos casos para demostrar la
familiari dad en el trato que tenían con López, a pesar de no ser
kirchneristas. De ese modo, buscó exponer que la relación de López con Báez no
era excepcional. “Luciani dice que estuvo meses viendo los papeles, ¿no vio
esto? ¿No les llamo la atención este grado de familiaridad? Notable”, sostuvo.
También intentó así despegarse del flujo de contactos de López, como si
ella hubiera ignorado los arreglos que su exfuncionario gestionaba. “Si había un
caso en la República Argentina para poder investigar la corrupción en general,
y en particular de obra pública, era este, el de José López, secretario de Obra
Pública, revoleando bolsos por el convento”, refrendó su idea. Y entonces
imprimió una de las frases que más quedaron resonando: “La que me siento muy
boluda soy yo”. El último tramo lo dedicó a ofrecer una argumentación política
de las supuestas razones por las que buscan condenarla.
“A los que sí les pasan cosas es a los argentinos, que no tienen guita
por el endeudamiento que tuvimos y destruyeron lo de estos 12 años. Piense como
se piense, ningún argentino puede decir que no se vivía mejor que nunca hasta
ese momento. Por eso piden 12 años (de prisión). Son los 12 años del mejor
gobierno que tuvo la Argentina en las últimas décadas, el de Néstor Kirchner y
mis dos mandatos. Nos piden 12 años por la memoria, la verdad y la justicia,
por el FMI, por las AFJP, por el salario de los laburantes. Por eso me van a
estigmatizar y condenar. Si naciera 20 veces, 20 veces haría lo mismo”,
argumentó. Y después vinculó su situación con su pertenencia al peronismo. Fue
cuando dijo: “Esto no es un juicio a Cristina Kirchner, es un juicio al
peronismo y a los gobiernos populares. Es un juicio a los que peleamos por una
mejora del salario, de las jubilaciones y la obra pública”.
La construcción del relato evitó en todo momento entrar en los detalles
que a lo largo de nueve audiencias desarrollaron Luciani y Mola, entre los que
se encontraban no solo el otorgamiento de las obras, sino también la prioridad
a la hora de acelerar los certificados y efectuar los pagos. Al terminar su
exposición, Cristina salió al balcón del Senado para saludar a los militantes. |