Por Mariano Boettner - El ministro de Economía Sergio Massa y
su nuevo viceministro Gabriel Rubinstein afrontará desde este lunes
una semana en la que habrá en la hoja de ruta más próxima decisiones
inminentes en materia fiscal y de gasto público, una señal salarial con la
discusión sobre el salario mínimo, el inicio de las conversaciones con el Fondo
Monetario antes del viaje a Washington, y otras como la expectativa de
ingreso de divisas por parte de exportadores, cambios regulatorios para
sectores como la construcción o la minería y, en estudio,
una flexibilización del esquema de control de importaciones.
Forman parte de la agenda que el ministro de Economía marcó como una
suerte de segundo capítulo de su primer paquete de anuncios que hizo apenas
asumió en el Palacio de Hacienda. Todos esos desafíos macro ahora tendrán la
supervisión del economista y consultor Gabriel Rubinstein, que comenzará a
trabajar formalmente como viceministro y secretario de Programación Económica
este lunes, luego de la presentación
pública que hizo Massa el domingo vía Twitter.
Dentro de las prioridades de gestión, Massa apuntará a la cuestión
fiscal. El ministro realizó una serie de anuncios al comienzo de su gestión y
avanzará para cristalizar la intención de recortar la velocidad del gasto
público, que según los técnicos del ministerio, en caso de seguir con el ritmo
con el que traía, el sector público terminaría el año muy por encima de la
meta fiscal con el FMI, de 2,5% del PBI. El Gobierno buscará como compromiso no
bajar más fondos de lo presupuestado en el decreto de mediados de junio.
Pero también necesitará buscar frenar la velocidad de algunas partidas
que en lo que va del año crecieron muy por encima de la inflación. En términos
reales, quitando el efecto de la suba de precios, el gasto corriente creció
8,3% en los primeros siete meses del año, según un informe de la Oficina de
Presupuesto del Congreso (OPC). En detalle, los subsidios avanzaron 15,2%,
los sueldos públicos un 12,3%, las transferencias a provincias un 12 por
ciento.
Entre los gastos de capital, la inversión real directa acumula un
crecimiento de 9,6 por ciento. Algunas de estas cifras se oficializarán este
lunes cuando la Secretaría de Hacienda que comanda Raúl Rigo publique
el resultado fiscal del sector público correspondiente a julio. Rigo, junto al
jefe de gabinete de asesores Leonardo Madcur, fueron los hombres a los que
Massa les encargó mantener a raya la caja presupuestaria.
Hay pocos ítems en los que el equipo económico podría avanzar para
ajustar las clavijas del gasto público. Principalmente las erogaciones que son
más discrecionales que automáticas o indexadas, es decir, las
transferencias a los gobernadores o el fondeo de obra pública, dos rubros, como
se dijo anteriormente, que tuvieron un crecimiento marcado en términos reales
en los primeros siete meses del año.
Con equipo completo tras la llegada de Rubinstein, Massa afronta su
segunda quincena de mandato en Economía
La cuenta fina que hacen en Economía es que el freno de mano al gasto
debería servir para “corregir” el desvío de 0,7 puntos del PBI que en el
massismo ven en la ejecución presupuestaria, pero también hay otro número que
aparece como una sombra: el monto de deuda flotante, es decir pagos
atrasados, que acumuló durante la primera mitad del año el sector público,
superior a los $800.000 millones. Se trataría de cerca de un punto del Producto
Bruto solo de erogaciones pendientes para la administración pública. No es un
tema menor ya que es un elemento que suele aparecer en la mira de los técnicos
del Fondo Monetario habitualmente y que en el programa vigente con el organismo
incluso tiene metas trimestrales, con un perfil más bajo pero igual de
relevantes como la emisión o la acumulación de reservas.
Según estimaciones de la consultora Invecq, “la dinámica fiscal actual
nos hace proyectar un déficit primario para fin de año de al menos 3,3% del
PBI, es decir que se proyecta un desvío respecto de la meta de casi 1 punto del
PBI”. En ese sentido, analizaron el impacto de una serie de medidas, entre
ellas el esquema de segmentación con topes de consumo, el bono a jubilados y el
adelanto de Ganancias para 1.900 empresas. “El neto de estos tres elementos
arrojaría una reducción del déficit fiscal de 0,05% del PBI. Si decimos que el
desvío con respecto a la meta es de casi 1% del PBI con 0,05% no estamos
ni cerca de empezar”, aseguraron.
Más allá de lo fiscal, otra luz urgente en el tablero es el de las
reservas. El mecanismo al que el ministro y su equipo le pone más fichas es a
que exportadores adelanten parte de la liquidación de sus divisas en cuentas
especiales que les darán un interés en dólares, lo que podrá hacer sumar
reservas a la autoridad monetaria. Desde el BCRA aseguran que esa licitación de
tasa se realizó, pero evitaron mencionar cuántos dólares ya fueron parte de
esas primeras operaciones de exportadores, que a su vez salieron el miércoles a
asegurar que el sector utilizará ese mecanismo nuevo.
“No me gustaría anticiparme pero así como ayer y hoy las
cerealeras empezaron a suscribir operaciones vía Nodo (notas en
dólares que emite el BCRA para los bancos que crearán esos depósitos
especiales), estamos buscando un acuerdo de trabajo técnico con la Mesa de
Enlace para avanzar en un mecanismo más rápido de liquidación que nos permita
aprovechar la potencia y generación de riqueza que tiene el sector”, aseguró el
ministro de Economía.
Por lo pronto, una primera cuenta que circulaba en los despachos
oficiales hablaba de un primer ingreso de USD 1.000 millones por parte de
los exportadores, algo que el Ministerio de Economía espera poder ver
concretado a lo largo de esta semana. “Entre enero y agosto de este año al 11
de agosto las reservas brutas cayeron USD 2.653 millones”, estimó un
informe de Quantum, de Daniel Marx, el consultor que también formará parte
del equipo económico a través de un comité que realizará aportes y sugerencias
sobre la relación con el mercado de capitales.
“En este contexto de dificultad, la reacción oficial inicial muestra que
existe una agenda de trabajo que involucra algunos elementos que permitan
despejar el horizonte de corto plazo. Pero la dinámica actual plantea un camino
crítico no sólo en materia de reconstrucción de los stock, sino sobre la
capacidad de intervención del BCRA en el mercado de cambios, tanto en el
contado como en el futuro”, mencionó Quantum.
Según un cálculo de la consultora de Daniel Marx, el BCRA perdió en lo
que va del año USD 2.650 millones de reservas.
En las próximas horas además se conocerá el marco reglamentario de las
facilidades impositivas y del blanqueo de capitales para inversiones en el
sector constructor, un proyecto que fue aprobado por el Congreso. La minería
también podría ser objeto en breve de un cambio en sus reglas del juego.
El equipo económico buscará un esquema de acceso a divisas similar al
que reglamentó para las inversiones en hidrocarburos pero en este caso hacia
los proyectos mineros. Por el momento se sabe que el beneficio estará
basado en el nivel de agregación de valor sobre el producto extraido. En el
caso de Vaca Muerta, premia a la producción incremental para fomentar la
inversión.
También habría, según anticipó el ministro de Economía, algún tipo de
reajuste al esquema de autorización de importaciones. Massa dijo que
buscará que el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) tenga, en
el momento en que se aprueba, una fecha cierta de pago y trazabilidad cruzada
entre la Aduana, el Banco Central y las secretarías de Comercio y de Industria.
A propósito de las importaciones, un estudio de Ecolatina aseguró que en
promedio, “el 10% de los insumos utilizados en los procesos de producción
orientados a abastecer el consumo local se obtienen mediante importaciones. Sin
embargo, existen importantes disparidades entre sectores, donde los Bienes (12%)
exponen una mayor necesidad que los Servicios (8 por ciento)”.
“Adentrándonos en un análisis sectorial, las principales ramas que
requieren una mayor proporción de importaciones para su funcionamiento son la
Industria (16%), Petróleo, Gas y Minería (15%) y Comercio (14%), mientras que
sectores como Hoteles y Restaurantes o Servicios comunitarios, sociales y
personales (’otros servicios presenciales’) muestran una proporción mínima”,
dijo Ecolatina.
Y en detalle, la industria también tiene una situación variopinta: el
rubro de Equipos informáticos, electrónicos y ópticos y Equipo eléctrico,
Maquinaria y equipo y Químicos son los que requieren una elevada proporción de
insumos importados para producir: 61%, 42% y 38% en relación con su consumo intermedio,
respectivamente, estimó la consultora. Por su parte, en el otro extremo se
ubican Alimentos y bebidas (0,8%) y refinación de petróleo (5,2 por ciento). |