Sábado 20 - Por Hernán
Cappiello - En su octavo alegato del juicio contra la vicepresidenta, el fiscal
Diego Luciani reveló un testamento de Lázaro Báez que probaría que no disponía
libremente de su propia fortuna, amasada con fondos para obras públicas que le
eran adjudicadas por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Pasado mañana
hará el pedido de pena. “Este monotributista [por Báez], al concluir el
gobierno de Cristina, era dueño de 415.000 hectáreas en Santa Cruz. Para que se
entienda la dimensión: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene una superficie
de 20.300 hectáreas. Báez y su grupo compraron el equivalente a 20 ciudades de
Buenos Aires”, dijo Luciani.
A punto de terminar el alegato en el juicio contra la vicepresidenta, la
fiscalía aseguró que “ha quedado demostrado” que Cristina Kirchner era la jefa
de la asociación ilícita que funcionó durante 12 años para otorgar a Lázaro
Báez obras públicas. Sugirió, además, que el testamento del empresario
santacruceño impide a sus hijos disponer de sus bienes durante 30 años (como si
no tuviera control sobre su patrimonio) y los obliga a renovar eternamente
contratos que implicaban transferencias de dinero a la familia presidencial.
El alegato de la fiscalía continuará pasado mañana con los pedidos de
condenas para Cristina Kirchner, Julio De Vido y José López, entre otros
acusados. La fiscalía anticipó que no acusará a Carlos Santiago Kirchner, primo
del expresidente, como integrante de la asociación ilícita, aunque
eventualmente sí lo hará con respecto al otro delito que se juzga, que es el
fraude contra el Estado.
El fiscal Diego Luciani comenzó a describir qué conductas de los
acusados prueban que integraban una asociación ilícita creada para sustraer
fondos públicos millonarios y argumentó por qué considera que Cristina Kirchner
era la jefa. Dijo que no solo dio las indicaciones sobre la manera en que se
debía seguir con el plan de obras.
Sostuvo que se cumplen los requisitos de la asociación ilícita en cuanto
a su extensión en el tiempo, la diversidad de delitos, la organización, la
permanencia, la habitualidad y que está constituida por al menos tres personas,
que la integraban con intención de cometer esos ilícitos y asegurar la
permanencia de la organización.
Tanto es así que dijo que Cristina Kirchner planeó y controló la huida y
el abandono de las rutas antes de perder las elecciones ante Macri, cuando
supervisó el modo en que se iba a desmantelar Austral Construcciones y despedir
a “miles de empleados” de la firma. “El plan limpiar todo”, como lo denominaron
los acusados en los mensajes de Whatsapp de José López.
Para la fiscalía, los integrantes de la asociación ilícita son Cristina
Kirchner, el exministro de planificación Federal Julio De Vido, el exsecretario
de Obras Públicas José López, el extitular de la Dirección de Vialidad Nacional
Nelson Periotti y Báez.
Dijo que la maniobra era sustraer los fondos públicos “mediante la
aparente licitación de la obra pública en Santa Cruz y después darles
apariencia legal a esos fondos en la causa Los Sauces y Hotesur”, en la que se
investiga como se blanqueó ese dinero y en parte regresó al patrimonio
presidencial, según expusieron los fiscales.
El fiscal dijo que Cristina Kirchner está sobreseída en esa causa, “en
una extraña resolución”, pero que ese fallo no está firme porque la fiscalía lo
apeló, tarea que efectuaron el fiscal de Juicio Diego Velasco y el fiscal de
Casación Mario Villar. La Cámara de Casación fijó dos audiencias, el 10 y el 22
de noviembre para escuchar a las partes y decidir si reabre el caso y ordena
hacer el juicio o lo deja cerrado.
“Este monotributista [por Báez], al concluir el segundo mandato de
Cristina Fernández, era dueño de 415.000 hectáreas solo en la provincia de Santa
Cruz. Para que se entienda bien la dimensión: la ciudad donde está este
tribunal, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tiene una superficie de 20.300
hectáreas, Báez y su grupo compraron el equivalente a 20 ciudades de Buenos
Aires”, dijo Luciani.
Luciani aprovechó para seguir criticando a la Unidad e Información
Financiera (UIF) por no acusar por asociación ilícita y fraude, cuando en el
juicio contra Báez por la ruta del dinero K no solo entendió que las
licitaciones tenían sobreprecios y eran fraudulentas, sino que dijo que el
dinero que lavó provenía de esos delitos, además de la evasión fiscal. Dijo que
la UIF tuvo “poca imaginación y mala intención” al reducir el asunto a las
cinco obras peritadas de las 51 investigadas.
Dijo Luciani que los autores de la asociación ilícita formaban parte del
acuerdo para sustraer los fondos, ya que conocían su origen y cada uno hizo su
aporte para poder obtenerlos.
Todos se conocían, tenían una relación de confianza y sabían quién era
Báez y a quién representaba, “que eran Néstor y Cristina Kirchner”, con quienes
tenía un vínculo personal. “Nadie desconocía su rol en la asociación ilícita.
Hay certeza absoluta, no tenemos ninguna duda”, dijo Luciani.
Lo mismo corre para Báez, que siguió presentándose a las licitaciones
para hacerse de los fondos hasta que Cristina Kirchner dejó la presidencia. “Se
encuentra acreditado el acuerdo de voluntades celebrado entre los participantes
de la asociación ilícita, cuyo número era mayor que el exigido, que opera de
manera permanente y con intención”, dijo el fiscal. Por eso indicó que cada uno
de los imputados debe ser considerado como coautor del delito. Y que en el caso
de Cristina Kirchner le corren los agravantes como jefa de la empresa criminal.
“Son jefes los que mandan, los que comandan la asociación ilícita, los que
tienen la autoridad para impartir órdenes”, dijo, y esos que están “en la
cúspide” son Néstor y Cristina Kirchner.
“Desde ese cargo diseñaron la política de inversiones en Santa Cruz y
dirigieron su financiamiento, creando al empresario constructor en el ámbito
privado y la estructura criminal necesaria para sustraer y apoderarse de los
fondos públicos”, afirmó. Por debajo estaba la burocracia administrativa que
ejecutó esa maniobra, a partir de su función jerárquica, hasta el último
eslabón. Ejemplificó que el Whatsapp de López menciona a Cristina Kirchner como
“la señora o la jefa”, lo que denota “el grado de subordinación que existía”,
no solo política, sino en el desarrollo del delito. “La señora es quien gobierna,
la que da las órdenes, la persona a la que se sirve, como demuestran los
mensajes”, dijo. “La señora digitó celosamente el plan limpiar todo, sobre todo
se la consultaba”, enfatizó.
Y dijo que permiten sostener los mensajes que “la señora” se reunió con
Báez y que el organizador conduce la mayor parte de las tareas de la asociación
ilícita, asume esas funciones como de gerente. Ese rol dijo que lo encarnaban
De Vido, José López y Nelson Periotti, jefe de Vialidad. Báez, desde los
privados, se encargó de la contracara de la maniobra en las contrataciones. “En
ese rol de organizador, Lázaro Báez prestó su acuerdo en la organización para
apoderarse de miles de pesos del Estado”, sostuvo.
Y mencionó que entre los planes criminales estaba el retorno del dinero
de Báez a la familia Kirchner a través de las maniobras del caso Hotesur y Los
Sauces, donde los jefes recibieron parte de los fondos, por la locación de
hoteles, por ejemplo, blanqueados con una apariencia de legalidad.
Polémico testamento
En cuanto al testamento de Báez, el fiscal hizo una reinterpretación del
texto, a la luz de la prueba de esta causa, y puso el acento en tres aspectos:
que allí se dispone que sus hijos, por 30 años, no pueden tocar sus bienes; que
se deben mantener los contratos que están vigentes (que aseguran flujos de
fondos de los Báez a los Kirchner por ejemplo por locaciones) y que el testigo
de ese documento es un empleado de Hotesur y el escribano es Leandro Albornoz.
Luciani no dijo que la plata de Báez era de los Kirchner, pero sugirió
que no podía disponer de sus propios bienes. “Báez no tenía poder de decisión
absoluto sobre el destino de sus propios bienes y de sus empresas, por lo
tanto, ¿quién concretamente detentaba ese poder?”, preguntó el fiscal. Este
punto se investiga en una causa paralela que tiene el juez Sebastián Casanello,
remanente de la ruta del dinero K. |