Por Cecilia Devanna y Mariano Spezzapria - El ministro de Economía,
Sergio Massa, aprovechó ayer el foro del Council of the Americas, que reúne a
empresas norteamericanas, para convocar al diálogo a la oposición frente a la
crisis. La propuesta fue recibida con desconfianza por Juntos por el Cambio,
que advirtió que no hubo ninguna llamada concreta y replicó que el oficialismo
primero tiene que solucionar sus propias diferencias internas.
“No tenemos que tener miedo o vergüenza de sentarnos en una mesa por más
que seamos de fuerzas políticas distintas”, aseveró Massa en su discurso. En el
mismo escenario, Horacio Rodríguez Larreta se mostró a favor de un gobierno de
“coalición”, pero a partir de las próximas elecciones. Y el embajador de
EE.UU., Marc Stanley, pidió “no esperar” a 2023 para un acuerdo.
El ministro de Economía, Sergio Massa, aprovechó ayer el influyente foro
del Council of the Americas para lanzar un llamado al diálogo a la oposición, a
la que reclamó no tener “miedo ni vergüenza” de sentarse a “pensar juntos”
políticas de desarrollo antes de que comience la “temporada electoral”, que
fijó en marzo o abril de 2023. Lo hizo tras un pedido del embajador de Estados
Unidos, Marc Stanley, para que se “trabajen acuerdos desde ahora”, sin “esperar
16 meses” al próximo recambio de administración.
En un mensaje de marcado tono político, que trascendió la enumeración de
medidas económicas, Massa advirtió: “No tenemos que tener miedo o vergüenza de
sentarnos en una mesa por más que seamos de fuerzas políticas distintas”. Desde
uno de los salones del tradicional Hotel Alvear, el ministro abundó: “En
próximos meses no hay elecciones, hasta marzo-abril no empieza la temporada
electoral. Sería bueno aprovechar para encontrar acuerdos o consensos básicos”.
Si bien Massa coincidió en que el ámbito natural para el diálogo entre
el oficialismo y la oposición es el Congreso, una postura que mantiene Juntos
por el Cambio, también reclamó una “actitud madura y responsable” a los
principales referentes opositores, a los que exigió “no caer en la chiquilinada
de ver quién sale en el diario dialogando con el otro, por miedo a la
reprimenda o a la represalia”. La frase se interpretó como un dardo político a
Elisa Carrió, quien provocó una crisis interna en JxC al repudiar los contactos
que algunos de sus dirigentes mantienen con Massa.
En la oposición se impuso la desconfianza ante el llamado del ministro
más relevante del Gobierno. Consultados por la nacion, referentes de JxC
afirmaron que no hubo un llamado o convocatoria formal del ministro de Economía
para iniciar una ronda de diálogo. Y coincidieron en apuntar a las diferencias
internas de la coalición de gobierno: “Que primero se pongan de acuerdo el
presidente (Alberto Fernández), la vice (Cristina Kirchner) y Massa, y después,
si quieren, hablamos”, ironizó uno de los consultados. Las referencias críticas
no fueron con declaraciones públicas, sino en off the record.
Un dirigente de JxC recordó que hace pocas semanas desde la Casa Rosada
había corrido el rumor de una convocatoria a la oposición que, a su criterio,
fue “más un globo de ensayo que otra cosa”. Los contactos del ministro de
Economía con radicales, peronistas disidentes y dirigentes de Pro se
profundizaron en el Congreso durante su gestión como presidente de la Cámara de
Diputados. De hecho, ante el Council of the Americas enumeró una serie de
proyectos de ley que, a su juicio, deben ser aprobados para “el desarrollo del
país”.
Tras el discurso en el Hotel Alvear, que pronunció ante empresarios de
compañías norteamericanas, cerca de Massa explicaron que lo propuesto por el
jefe del Palacio de Hacienda “no es nuevo”, sino que tiene que ver con “lo que
él siempre viene planteando”. En la misma línea, lo consideraron parte de su
“pragmatismo” y apuntaron a que puso como sede para ese diálogo al Parlamento,
donde “dejó una persona con un perfil dialoguista como Cecilia Moreau, que
tiene apoyo y diálogo de distintos dirigentes”.
“Viene hablando con gente de la oposición, es una persona de diálogo”,
remarcaron desde el quinto piso de Economía, donde Massa desembarcó hace solo
15 días. El líder del Frente Renovador fue el orador de cierre del Council, en
el que hablaron el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador
de Jujuy, Gerardo Morales, dos de los principales referentes de la oposición.
El alcalde porteño y el mandatario norteño son considerados como amigos
personales de Massa, lo que provoca intrigas en JxC.
En el mismo auditorio, Massa relató una anécdota que vivió hace dos
semanas, cuando estaba por asumir el cargo. Dijo que lo llamó “uno de los
tantos líderes de la oposición” para felicitarlo y “ponerse a disposición”.
Pero recordó que unas horas después, al otro día, volvió a contactarlo para
pedirle que no contara la conversación, ya que no le convenía en términos
políticos porque estaba parado “en el lugar de los duros”. Massa dijo que esa
actitud refleja un “clima de época”. Pero no reveló la identidad de su
interlocutor político.
“La verdad, no mencioné a ninguno de los dirigentes opositores que me
llamaron, no lo haría público, porque es parte de la relación privada”, sumó
Massa, y ratificó su convocatoria al diálogo “por más que aparezcan aquellos
que viven de la Argentina dividida, señalando con el dedo”.
Según se pudo saber, el llamado tiene relación con hechos concretos como
la reunión con la Mesa de Enlace. Massa pudo haber percibido, en ese encuentro
reservado, que difícilmente se llegue a un acuerdo con el campo sin el aval
político de un sector de la oposición.ß |