Alberto Fernández junto a Massa anteayer en un acto en Salliqueló por la
firma del inicio de la obra del Gasoducto Néstor KirchnerFirme a pesar de los
intentos del oficialismo para que se suspenda, la CGT confirmó ayer
la convocatoria a la marcha que había anunciado durante la breve
gestión de Silvina Batakis en Economía. Dejó en claro, así, que
continúa vigente el malestar por la inflación, a pesar del reemplazo de la
ministra por Sergio Massa y de los gestos de una parte de la cúpula sindical
que busca amainar el perfil crítico de la protesta. Es por ese motivo, en buena
parte, que el Gobierno posterga el llamado a empresarios y sindicalistas que
anuncia desde la semana pasada para intentar un eventual nuevo acuerdo de
precios y salarios.
Por Brenda Struminger - El aviso sobre el impulso de una nueva serie de
diálogos entre el Estado, los privados y los gremios que hizo Sergio Massa apenas
después de asumir no tuvo avances esta semana, a pesar de que Alberto Fernández retomó el tema, el miércoles, durante
un acto en Lomas de Zamora con el secretario de Comercio, Matías
Tombolini. Ese mismo día, aunque prácticamente sin definiciones, el
Gobierno había adelantado a Infobae que pensaban en iniciar la convocatoria esta misma semana, con la
mira en concretar un encuentro la siguiente. Pero los supermercadistas y
las cámaras empresarias no tuvieron señales oficiales de parte de la
administración nacional.
Según pudo reconstruir este medio, el principal motivo de la dilación es
la marcha que viene vociferando la CGT, cuyo foco central es la molestia con la
pérdida del poder adquisitivo en el contexto inflacionario. Desde el
Gobierno deslizan que no tiene sentido sentarse a negociar con los gremios con
una manifestación de por medio.
Un flyer que hizo circular ayer la central sindical ratificó la cita para
el próximo miércoles 17, a las 15. La manifestación consistirá en la ocupación
de las calles céntricas de la Ciudad, sin paro, con la bandera “Primero la
patria”. Si bien los sindicalistas le bajaron el tono crítico en la voz de
algunos de los principales dirigentes -entre otras cosas, dijeron que “no
es contra el Gobierno” sino “contra los empresarios”, y le dieron una calurosa
bienvenida a Massa- en la Casa Rosada y en Hacienda la leen como una
advertencia y no quieren avanzar en los diálogos en esas condiciones.
Pablo Moyano elogió a Sergio Massa tras su desembarco, pero la marcha de
la CGT sigue en pie
En sus primeras semanas en la gestión, Massa necesita
desesperadamente mostrar resultados concretos. No sólo para validarse en
el cargo, sino sobre todo para marcar un contraste con funcionarios
como Juan Manzur, Daniel Scioli y Silvina Batakis que, como él, llegaron
al Gobierno rodeados de un aura de expectativa, pero por distintos motivos no
lograron soluciones en los temas más acuciantes. Por eso quiere ir a las
reuniones (se baraja que en una primera instancia reciba a empresarios y
gremialistas por separado) con el terreno medianamente allanado.
Hasta ahora hubo algunos diálogos incipientes con los
sindicalistas, que ya deslizaron al Gobierno que entre sus condiciones
incorporarían el pedido para que el Estado se haga cargo de los gastos de sus
obras sociales en tratamientos oncológicos; la exigencia de un impulso más
vehemente a la reapertura de paritarias y la entrega de una suma fija o de un
bono.
Mientras tanto, también en conversaciones informales, algunos de los
empresarios mostraron predisposición para sentarse a hablar. Pero ya
advirtieron que están complicados para fijar precios, en especial por
la incertidumbre en torno a los costos en el contexto inflacionario,
no sólo a nivel local, sino internacional, por la guerra en Ucrania que afecta
el comercio de combustibles y, por extensión, los valores de las materias
primas importadas. El escenario se complejiza, además, por la falta de
dólares que, a pesar de las gestiones del Gobierno para poner parches por área,
están afectando la producción.
Para el Presidente también es imperioso exhibir mejoras en el tema que
más lo preocupa: la suba imparable de la inflación. Sobre todo después de
que se conociera, ayer, la cifra más alta del año, con un 7,4 por ciento
mensual, que si bien no alcanzó el 8% que venía adelantando la Casa Rosada
desde la anterior publicación del Indec, dejó en vilo a la cúpula
nacional.
Por lo pronto, el encuentro con la CGT y el empresariado se postergaría
hasta la semana del lunes 22, adelantaron fuentes oficiales. Pero
nadie se atreve aún a dar fechas, ni nombrar a los actores invitados, ni las
propuestas. En cambio, reina el hermetismo. Ante repetidas consultas de este
medio, desde las áreas supuestamente encargadas del tema -Trabajo, Economía,
Producción, Comercio Interior- remitieron a la Presidencia, donde tampoco
pudieron confirmar nada, excepto la preocupación por el tema que ya manifestó
en público Alberto Fernández, ayer durante un acto en Chaco. “Conozco el problema,
no me desentiendo”, dijo, meses después de su declaración de una “guerra contra
la inflación” que, por ahora, no mostró resultados. |