Por Claudio Zlotnik - Sergio Massa quiere
llevar a su gira
por los Estados Unidos la idea de que su gestión en el Palacio de
Hacienda avanza a todo ritmo. Que tiene el apoyo político pleno dentro del
Frente de Todos, y que logrará
ordenar la macroeconomía sin necesidad de una devaluación abrupta
y descontrolada, tal como vienen insinuando desde el mercado financiero.
El flamante ministro de Economía le promete a sus interlocutores que,
más temprano que tarde, el Banco Central volverá a comprar dólares en
el mercado.
Desde el equipo económico sugieren que la racha negativa se va a cortar
pronto: dan cuenta de que ayer
martes, el BCRA debió vender u$s64 millones en un día donde se
abonaron más de u$s100 millones de importaciones de combustibles. Y que esta
cuenta se reducirá a medida que avancen las jornadas y mejore la
temperatura.
Es la idea que
desde hace varias semanas viene defendiendo Miguel Pesce; el problema es que
las ventas son imparables y al Banco Central le quedan cada vez menos reservas
líquidas. Pesce ya dijo que espera que esa cuenta del gasto energético totalice los
u$s1.800 millones este mes, un número elevado, pero por debajo de los u$s2.200
millones del mes pasado.
De hecho, el gasto en energía implicó uno de cada cuatro dólares de las
importaciones del mes pasado, que habrían totalizado u$s8.100 millones.
En este contexto, en
las próximas horas, Massa avanzaría con una agenda para
mandar señales contundentes al mercado.
Tasas y estabilización del dólar: la agenda
que viene
Desde los principales bancos del sistema financiero están convencidos de
que el jueves el Banco Central volverá a subir las tasas de interés.
Aguardan una medida categórica, tal como ocurrió hace ya dos semanas, cuando
Pesce subió el
rendimiento de las Leliq y también de los plazos fijos y las
tasas de los créditos.
La clave pasa por encarecer el costo de los créditos en un
nivel que le ponga freno al financiamiento "barato" de los
productores, que toman pesos del mercado para después dolarizarse.
La gran cuestión es a qué nivel deberían trepar las tasas de interés
para que eso suceda. Para que los tomadores de créditos en pesos perciban que
pueden perder dinero haciendo esas operaciones.
Para lograrlo, desde Economía insisten que el ministro quiere ganar
credibilidad en el mercado. Que sin ese paso será muy complicado lograr la
ansiada estabilización del mercado cambiario.
Hay una urgencia muy delicada: el Banco Central encadenó diez jornadas
consecutivas de ventas en el mercado cambiario, por un total de u$s1.200
millones.
Además de la
esperada alza de las tasas de interés, Massa quiere demostrar que logra ordenar
la cuestión fiscal y la estrategia antiinflacionaria, a
través de un acuerdo
entre los industriales y los principales gremios del
país. Una idea que este mismo Gobierno "quemó" en sucesivos intentos
sin ningún resultado positivo.
El canje de deuda en pesos, un alivio
necesario
La operación financiera de ayer por la tarde fue festejada por el
ministro. "El resultado fue exitoso. Agradecemos la confianza y
acompañamiento de inversores institucionales, personas físicas y organismos del
sector público, que nos permite aliviar la situación financiera del próximo
trimestre, extendiendo vencimientos a 2023", apuntó Massa en su cuenta de
Twitter.
Como se sabe, Economía
logró posponer vencimientos por $2 billones, que caían desde ahora hasta
octubre, hasta bien entrado el año que viene. De esta manera, despejó
interrogantes y dudas sobre un posible reperfilamiento de la deuda en moneda
local, que ahora quedó lógicamente descartada.
Lo dicho más arriba: ahora viene, otra vez, la tarea del Banco Central
en relación a las tasas de interés.
La preocupación por la constante caída de las reservas es extrema: la brecha cambiaria conspira
contra cualquier plan de estabilización. Después de la fuerte baja que mostraron las
cotizaciones de los dólares alternativos, esa tendencia bajista se detuvo ante
la incertidumbre de lo que puede ocurrir en el corto plazo.
Brecha del dólar, inflación y tasas
La consolidación de la brecha por encima del 100% hace muy
difícil lograr la estabilización.
Descartada una devaluación en el mercado oficial o un desdoblamiento
cambiario, las alternativas que escucha el ministro se reducen. El "algo
hay que hacer" se alinea con la posibilidad de una fuerte suba de la
tasa de interés por parte del Banco Central.
En el mercado
había apuestas por una suba de entre 500 y 600 puntos básicos, mañana jueves,
una vez que se conozca la inflación de julio, que romperá un nuevo récord.
¿Habrá tocado el 8%, como venía midiendo el propio monitoreo diario del
Banco Central? Como fuera, la agenda del nuevo ministro tendrá que
encarar el tema de la inflación como el eje central, una vez que termine
de convencer al mercado que no hay ningún espacio para una devaluación abrupta.
Se trata, acaso, de la tarea más difícil, con un Banco Central al límite
de sus posibilidades y con la confianza que recién ahora empieza a
recomponerse, a fuerza de violentas subas de las tasas de interés, que
lógicamente pegan en las expectativas de la actividad económica.
Un capítulo que, en medio de la emergencia, ha quedado en un segundo
plano pero que de ninguna manera significa que no deba ser prioritario. |