Viernes 5 - Por Carlos Burgueño - Sergio Massa replicará la estrategia contable elaborada
por Martín Guzmán y que luego también planteó Silvina Batakis ante el Fondo Monetario
Internacional(FMI): adoptar como válidos los
números y porcentajes elaborados durante la era del primero ministro de
Economía del oficialismo para cerrar las cuentas fiscales y monetarias del
período enero-junio; las que en teoría estarían en sintonía con lo firmado con
el organismo financiero para cumplir con el acuerdo de Facilidades Extendidas
vigente. Massa asumirá como válidos y tomará como gestión propia los números y
porcentajes del segundo semestre del año, pero siempre sobre la hipótesis de
sostener los compromisos negociados por su antecesor y avalados por Alberto
Fernández, que derivaron en el acuerdo aprobado por el Board del organismo el
25 de marzo pasado.
Así había quedado determinado entre Guzmán y Alberto Fernández primero y
entre el ex ministro y su sucesora Silvina Batakis, durante la crisis surgida
por la eyección del primero y la llegada de esta última, en aquel fin de semana
de seria crisis para la coalición gobernante. En el casi único capítulo que las
partes pudieron discutir por separado, se acordó que el Facilidades Extendidas
con el FMI continuaría vigente, y que la estrategia de Guzmán para el primer
semestre del año sería defendida. Batakis lo aceptó. Y ahora también lo avala
Massa. En principio, el ahora ministro no tendrá ni que preocuparse ni dar
explicaciones a los interlocutores de Washington sobre las crónicas crisis
políticas internas entre las personalidades más importantes de la coalición
gobernante. Fue el propio Alberto Fernández el que en comunicación con
Kristalina Georgieva en tres momentos diferentes durante la crisis reciente, le
dejó en claro a la conducción del FMI que las cuestiones políticas internas son
responsabilidad y soberanía del gobierno argentino y no incumbencia del organismo
y su conducción. Lo que de todas maneras no implica que lo firmado no deba ser
respetado. Massa, en su mensaje del miércoles, dejó la posición en claro al
afirmar que el déficit fiscal primario del 2,5% del PBI es una meta vigente y
el faro fiscal a respetar en el 2022
Metas y críticas
El funcionario, siguiendo la tesis Guzmán y Batakis, considera que las
metas del tercer trimestre se cumplieron. Con cierta contabilidad y movimientos
cambiarios alternativos, pero de manera efectiva. Batakis le transmitió al
ahora funcionario del Ejecutivo algo que a la ex ministra ya le había advertido
Guzmán: que habrá que soportar las críticas trasladadas por el director gerente
para el Hemisferio Occidental, Ilan Goldfajn. Batakis, que se encontró hace una
semana con el brasileño- israelí en Washington y conoció cara a cara su dureza,
le recomendó a Massa concentrase en aggionar las metas y objetivos para la
próxima misión del organismo, la que, si las cosas salen como se espera en
Buenos aires, se concretaría a fines de agosto. El Gobierno confía en la
promesa que desde Washington se le hizo al país: que cualquier alteración de
las metas y objetivos por los incumplimientos criollos se resolverá a año
completo. Dicho de otra manera, si el acuerdo se incumple, será evaluado por el
organismo que maneja Georgieva en el primer trimestre de 2023. Y no en el
segundo semestre de este ejercicio, lo que implicaría problemas extras para el
país. Esto fue lo negociado por Guzmán, y que luego fue avalado (no por
escrito) por parte del staff del FMI. Es con la confianza sobre esta presunción
que desde el Palacio de Hacienda se informó un déficit fiscal primario en mayo
de unos $162.412 millones, impulsado por un incremento del gasto de 90%,
revirtiendo además el superávit de $25.714 millones del mismo mes de 2021,
período en el que operó de manera positiva en la recaudación el Aporte
Solidario y Extraordinario, por unos $80.234 millones, dinero que este año no
existió y que, de todas maneras, no hubiera servido para terminar los ingresos
y gastos en azul.
Tiempos
Batakis le transmitió a la gente de Massa, que pese al crecimiento, la
proyección para 2022 aún mantiene el equilibrio con la pauta de un déficit
primario final de 2,5% sobre el PBI, según lo pactado con el FMI; y que no debería
haber alarmas en la relación con el organismo. Será uno de los temas en los que
el ministro deberá tomar control rápidamente. No tendrá tanto tiempo de tregua.
Tal como informó el este diario, el FMI le dará una tregua a Massa y su gente
para que se acomoden en el cargo y diseñen la estrategia de números y
porcentajes a presentar cuando llegue el momento de cruzarse con los técnicos
del organismo financiero internacional. El tiempo corre. Saben las dos partes
que antes que termine septiembre, deberá haber una resolución en Washington
sobre el cumplimiento (o no) de las metas del primer semestre del año. Antes
habrá una nueva y, como siempre, molesta misión del organismo para verificar
las cuentas fiscales, monetarias y macroeconómicas del país. Y antes de esto
Massa se encontrará cara a cara en Washington con los fiscalizadores del Fondo. |