Por Leandro Gabin - Mientras que se esperan medidas en el frente cambiario, las
reservas del Banco Central siguen en caída libre y la preocupación para detener
la sangría será la prioridad número uno de Sergio Massa. Al comienzo de agosto
cedieron otros US$ 200 millones hasta los actuales US$ 38.038 millones y
así acumulan un rojo de US$ 4.746 millones desde inicios de julio cuando empezó
la debacle (en junio había tenido un saldo positivo en poco más de US$ 1.000
millones).
La pérdida de reservas es la madre de todas las batallas para el
flamante "súper ministro" de Economía. Los pedidos de un
desdoblamiento cambiario para algunos sectores (léase turismo) y beneficios
para los exportadores se hacen cada vez más palpables.
El "efecto Massa" logró encapsular la caída de los bonos (que
pegaron la vuelta) y la suba de los dólares alternativos (que el lunes
siguieron bajando, a menor ritmo que la semana pasada), pero no tuvo
efecto en la salida de divisas que sufre Miguel Pesce. "La estabilidad es
muy endeble, y sólo un cambio definitivo en la dinámica fiscal/financiera puede
sostenerla", avisó el banco CMF.
La agenda aún luce desafiante y el mercado pide una prueba de fe para
confirmar que existe un cambio verdadero y no sólo expectativas futuras. Las
medidas que anunciará el miércoles deben contener un plan consistente con la
reducción del gasto y límites fiscales. Se habla de financiamiento externo
por parte de bancos, desdoblamiento cambiario y coordinación de políticas en lo
relativo a la producción.
Sea como fuere, los estrategas de Bank of America (BofA), un banco
"amigo" del Gobierno que fue colocador del último canje y suele tener
una visión más optimista sobre el país que otras entidades de Wall
Street, creen que el BCRA debería devaluar la moneda para recuperar
la competitividad y acumular reservas dada la gran sobrevaluación del peso.
"Dada la reticencia de los gobiernos para una devaluación
tradicional hasta ahora, creemos que un desacoplamiento formal del tipo de
cambio para el comercio sería una alternativa mucho mejor que el actual
racionamiento de importaciones, lo que es demasiado disruptivo para la
actividad", dicen.
Por ejemplo, sugiere que el BCRA podría
vender dólares por una fracción de las importaciones a un tipo de cambio más
alto (por ejemplo, el dólar solidario, a $ 230), reduciendo la demanda de
dólares y recaudando un impuesto sombra (compra dólares a $130, vende parte de
ella a $230) para reducir la emisión monetaria.
"El estímulo a los exportadores debe ser más permanente. Si
continúan las interrupciones de las importaciones, esto podría conducir a una
caída en la actividad económica que puede erosionar los ingresos fiscales,
haciendo más difícil alcanzar las metas fiscales del FMI", alertan.
Las reservas netas cayeron a US$ 4.200 millones desde US$ 8.000 millones
el mes pasado, según el banco. Detrás de esta dinámica están las importaciones
por encima de los US$ 8.000 millones (en medio de una fuerte demanda de
energía) y la pelea para que los exportadores están acaparando granos salgan a
vender.
Para BofA, el peso en el circuito oficial está sobrevaluado (apreciada
alrededor del 8% en términos reales, aproximadamente el 30% por debajo del
promedio de 2000-2021) y el crecimiento del gasto público en el primer semestre
(dinero imprimiendo casi el 1% del PIB) "son los principales impulsores de
las tensiones".
El segundo mayor banco de Estados Unidos le sugiere a Massa y su equipo
"reaccionar de forma exagerada en la política de tasas de interés",
aumentando las tasas más que las expectativas de inflación, para proporcionar
un ancla para los activos en pesos y inflación con tasas reales positivas
(aunque el dominio fiscal y el alto nivel de los pasivos del Banco Central son
una restricción para fijar tasas reales altas).
Por el lado fiscal, el Gobierno podría hacer más explícitos los ahorros
de recortes de gastos discrecionales o medidas fiscales (por ejemplo, impuestos
a la propiedad) y la posible reducción de la impresión monetaria hacia los
objetivos con el FMI.
El consultor Fernando Marull señala que el Banco Central tendrá que dar
señales de que hará, así como ya lo hizo con la tasa de interés. Apunta que la
disyuntiva es si el "Plan Massa" incluye una corrección del tipo de
cambio para buscar fortalecer las reservas internacionales, aun pagando los
costos de una inflación de un piso de 30% mensual post-devaluación, un salto en
los subsidios y un salto en la pobreza.
O se inclinará por el “Plan Llegar”, que es continuar el camino de
Martín Guzmán, de seguir formalizando un desdoblamiento cambiario, donde puede
aparecer otra versión del “dólar soja”, otra formalización de un “dólar
comercial y financiero”, o una formalización del “dólar turista” (más parecido
al dólar MEP). "Luce más probable que Massa intentará primero seguir
desdoblando el dólar (agro y turista) antes que devaluar el oficial",
advierte. |