Por Claudio Zlotnik - Después de elegir a los funcionarios que
acompañarán su gestión, Sergio Massa dará prioridad a las dos
cuestiones que considera claves para anclar las expectativas: los precios
de los alimentos y los dólares
del Banco Central. El flamante ministro designado cree que sin esas
dos premisas será muy complicado avanzar en la gestión.
La emergencia está a la vista: la mejora financiera de los dos últimos
días de la última semana -con retrocesos de $52 en el contado con liquidación y
de $35 en el dólar blue- no tuvo ningún impacto positivo en las reservas
del Banco Central.
Al contrario: la
autoridad monetaria se vio obligada a vender alrededor de u$s240 millones entre
jueves y viernes últimos para evitar una devaluación abrupta.
Ya sea por la disminución en las liquidaciones de divisas por parte de
los exportadores o por los extenuantes pagos de la energía importada, las
reservas del BCRA siguen cayendo. Un flujo que debería revertirse muy rápido
para dar la señal poderosa de que no habrá una devaluación abrupta en el corto
plazo.
Hay algo a tomar en cuenta: la medida anunciada esta misma semana por el
Gobierno de un dólar
"soja" sólo prometía mejorar la rentabilidad de los
productores en el margen, algo menos del 13%. Muy poco en el contexto de
semejante volatilidad y una brecha que legó al 150%.
Además, ni los productores ni los bancos terminaron la semana convencidos
de cómo sería la operatoria para conseguir esa mejora en el precio del dólar.
Algo que el nuevo ministro tendrá que tomar en cuenta a la hora de los
anuncios.
Tal como informó iProfesional, Massa
todavía no tomó la decisión final, pero durante el fin de semana quedaron a la
vista tres alternativas.
La que más
chance tenía daba cuenta de profundizar el camino que había elegido la dupla Batakis-Pesce en las últimas
semanas: otorgar un tipo de cambio diferencial para distintos sectores de la
economía que son exportadores.
No estaba claro aún si esa mejora en el precio del dólar para exportar
incluiría sólo al sector agroexportador o si se incluiría algún otro grupo,
como la minería y la industria.
El propio ministro designado, sin dar mayores detalles, deslizó esta
posibilidad durante el contacto que tuvo con el presidente de la Sociedad
Rural, Nicolás Pino.
La clave, además,
refería a qué tipo de cambio se aplicaría el beneficio. Una de las opciones era
que la mitad (el 50%) de las exportaciones pudieran cotizarse al dólar MEP, que
el último viernes cerró a $276, contra $131
del dólar mayorista oficial.
A diferencia del anuncio de Batakis-Pesce, ahora se obligaría a
los exportadores
beneficiados a depositar los pesos provenientes de la liquidación de las
divisas en un plazo fijo a 90 o 180 días. Y recién en ese momento podrían
acceder a recomprar los dólares.
La otra posibilidad -de un desdoblamiento total del mercado cambiario-
aparece en el horizonte pero tendría menos chances de aplicarse.
El capítulo de la inflación
Antes del fin de semana, las principales fabricantes de
alimentos les advirtieron a sus clientes -cadenas de supermercados y
mayoristas- que agosto arrancará con subas de precios muy picantes.
Como publicó iProfesional, julio cerró con una clara
aceleración inflacionaria. El monitoreo de alta frecuencia que realizan en
el Banco Central da cuenta de una inflación que podría llegar al 8%. O incluso
superar esa marca. Ese registro supera incluso las mediciones que están
realizando las consultoras
privadas, que advirtieron en los últimos informes que el IPC de julio
alcanzaría el 7%.
Lo que más
preocupa es la evolución en el precio de los alimentos, pero este mes hubo
comportamientos excepcionales en distintos sectores de
la economía.
La cuestión más preocupante es que agosto arranca con alzas parecidas a
esa dinámica tan perniciosa.
De acuerdo a un rastreo de iProfesional por algunas fábricas de
alimentos de la canasta esencial, el mes empieza con alzas de 21% promedio en
azúcar; del 12% en arroz y de entre 7,5% y 10% en quesos y otros lácteos. Un
10% adicional en café y un 8% promedio en las distintas marcas y calidades de
fideos.
Como puede apreciarse, se trata de fuertes subas en productos básicos.
La estrategia de Massa para frenar los
precios
En diálogos que el propio Massa mantuvo con distintos asesores en la
previa a su nominación, el ahora
ministro designado mencionó un amplio acuerdo de precios y salarios como una
forma vital para salir de la actual encerrona.
El gobierno de Alberto Fernández intentó varios acuerdos de este tipo
pero fracasó en esas charlas previas. Por demoras en la gestión, por la
pandemia, o por la disparada de los precios tras el estallido de la guerra en
Ucrania, lo cierto es que ninguna de esas ideas se plasmó en la realidad.
¿Habrá llegado ahora el turno de un acuerdo básico entre gremios y
empresarios que evite una espiralización?
La estabilidad del mercado cambiario es clave para intentarlo.
Sin un ancla con el dólar, no hay ninguna chance de cerrar un trato.
Por lo pronto, todas estas cuestiones se abordarán a partir de esta
misma mañana de lunes, cuando las principales empresas alimenticias que
integran la Copal tengan el primer encuentro del mes.
¿Y Cristina Kirchner?
Un exfuncionario de este Gobierno fue claro en su diálogo con
iProfesional, justo antes del fin de semana. "No la veo a Cristina
Kirchner militando el ajuste", dijo.
Lo que pareciera ser una obviedad, a esta altura es una de las claves de
la actual situación.
Massa tiene decidido continuar con la idea de Martín Guzmán y de
Silvina Batakis de cumplir con el acuerdo con el Fondo Monetario. Todos
reconocen que esa es la principal -o acaso la única- ancla de la economía.
El problema es que, primero Guzmán y luego Batakis, tuvieron que irse
del Gobierno por no contar con el apoyo político suficiente para avanzar con el
ajuste escrito en el acuerdo con el FMI.
La última
decisión de Batakis fue la implementación de una fuerte suba de la tasa de
interés en la refinanciación de la deuda en pesos. Ese movimiento fue imitado pocas
horas más tarde por el Banco Central, que aplicó un incremento de 8 puntos en
la tasa de referencia (Leliq) -al 60% nominal anual- y también en el
rendimiento de los plazos fijos minoristas a 30 días. En este caso,
la nueva tasa de interés asciende al 61% anual (alza de 8
puntos), lo que representa una tasa efectiva anual del 81,3%.
La mejora en el clima financiero y cambiario hay que adjudicársela a esa
decidida movida de Batakis y Pesce.
La pregunta es cuáles serán las próximas señales. Sólo apretando los
botones correctos, Massa podrá cumplir con sus dos primeros objetivos como
"súper ministro": desacelerar la suba de los precios y acumular
divisas en el Banco Central. |