Sábado 30 - Por Maia Jastreblansky - Sergio Massa ya se calzó
el traje de superministro y advierte que nadie está seguro en su cargo hasta
que él lo confirme, la semana próxima. El líder del Frente Renovador quisiera
controlar más botones del tablero económico. Siempre quiso tener injerencia
sobre el Banco Central, una terminal tan importante como el Palacio de Hacienda
para ordenar la cuestión monetaria y enviar señales a los agentes financieros,
que él bien conoce. Hizo saber puertas adentro que quería cambios en la
Secretaría de Energía, según confió a la nacion un importantísimo funcionario
del gabinete. Alberto Fernández y Cristina Kirchner, sin embargo, están
dispuestos a acotar su radio de poder.
El jueves, en medio de las frenéticas negociaciones, el Presidente
dialogó con el titular del BCRA, Miguel Pesce, para ratificarlo en el cargo y
habilitarle el último paso que quería dar para frenar la corrida cambiaria: una
suba fuerte de las tasas de interés. “Miguel sigue”, aseguró a la nacion un
ministro de plena confianza del Presidente en alusión al titular de la entidad
monetaria, que es amigo desde hace muchos años del jefe del Estado. También fue
ratificado por otros dos funcionarios.
El titular del BCRA habló por teléfono con Massa el jueves y ambos
coincidieron en subir 8 puntos la tasa de las Leliq y de los plazos fijos. Se
pusieron de acuerdo en cuidar a los ahorristas que se quedan en pesos. Este fue
un punto que siempre había generado mucho roce entre Pesce y Martín Guzmán.
Fuentes del sector financiero, sin embargo, se preguntan si la mirada de
Pesce, más regulatoria, podría generar cortocircuitos con las señales de
dinamismo que el líder del Frente Renovador les quiere dar a los mercados.
También debe confirmarse el destino del área energética, un sector
crucial que Cristina Kirchner se reservó para sí desde el día uno y que generó
continuos conflictos entre las distintas terminales del Frente de Todos. En la
Casa Rosada advierten que si el Gobierno no estuviera “pagando la boleta” por
la importación de gas, se saldría de la crisis de reservas. “Sergio quiere
cambios”, advirtió un importante funcionario al tanto de la reconfiguración del
Ministerio de Economía, que aún no se terminó de zurcir. Pero en distintas
terminales del Frente de Todos reconocen que el equipo energético no es materia
de debate y que la última palabra siempre la tendrá Cristina. La lógica,
advierten, es otra: Massa está en su nuevo lugar por decisión de los dos
principales accionistas de la coalición y, por lo tanto, no decide sobre un
área tan importante, que es territorio de la vicepresidenta.
Si bien Cristina no permitirá que Massa decida por ella, en la Casa
Rosada consideran que algunos nombres del equipo energético podrían debatirse
en la mesa tripartita. El secretario de Energía, el neuquino Darío Martínez,
hasta acá se mantuvo en su silla como un neutral funcional a La Cámpora. Pero
como no es un kirchnerista puro (y supo ser blanco de críticas de Fernández)
algunos colaboradores del Gobierno pusieron en duda su continuidad. Debajo suyo
se ubica el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, un cuadro de
La Cámpora que habla sin intermediarios con la vicepresidenta. Todos entienden
que es intocable.
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