Por Mariano Spezzapria y Francisco Jueguen - El plan de Sergio Massa
para enfrentar la crisis económica está en construcción, así como el equipo que
lo acompañará en el ministerio, que prevé presentar el lunes. Pero fuentes de
su entorno destacan que buscará respetar el acuerdo con el FMI e intentaría un
acercamiento con el campo para empezar a sumar reservas al Banco Central.
Insiste también en impulsar reformas impositivas tendientes al “alivio fiscal”
de la clase media.
“Hace siete años que estoy estudiando economía”. La frase pasó
inadvertida entre tantas otras que se dicen en un almuerzo de trabajo, pero
ponderada meses después revela que Sergio Massa tenía entre ceja y ceja el
objetivo de hacerse cargo del área más delicada del Gobierno desde hace un
tiempo largo. Una meta que acaba de cumplir al ser designado “superministro” de
la debilitada administración de Alberto Fernández.
En las conversaciones previas a su irrupción en el gabinete, que la
nacion reconstruyó de diversas fuentes de su entorno, Massa dejó algunas
definiciones: respetaría el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)
e intentaría un acercamiento con el campo para empezar a sumar reservas al
Banco Central. “Buscará traer dólares por su sistema de relaciones y su
pragmatismo”, afirmaron cerca del jefe de Diputados.
Massa desgranó en esos encuentros su obsesión por avanzar con
iniciativas que aseguren el ingreso de dólares al país. Insiste, también, en reformas
impositivas tendientes al “alivio fiscal” de la clase media. “Algo de eso hay
para hacer”, deslizó uno de los economistas que comanda Massa, integrante de un
grupo de jóvenes de edad media con trayectoria en diversas áreas del Estado
pero no conocidos por el gran público, como lo son otros profesionales que
trabajaron en su momento con el tigrense, entre ellos los consagrados Roberto
Lavagna y Martín Redrado.
Más cercano parece ahora Emmanuel Álvarez Agis, a quien se atribuye el
supuesto “plan Massa”, que cerca del tigrense desconocen. Se trató, en rigor,
de un “peloteo” entre Massa y el exviceministro de Axel Kicillof. Los vínculos
entre ambos trascienden las consultas profesionales, ya que los unen hombres de
negocios. A su vez, Miguel Peirano, de visita en EE.UU., no aceptaría un cargo
público, pese a que el massismo lo cita entre los consultados por su jefe.
El grupo operativo, que efectivamente trabaja con el tigrense, está
integrado por Guillermo Michel, Eduardo Setti, Lisandro Cleri y Gabriel Delgado.
Todos saben que Massa plantea cuatro campos de acción para atraer divisas: los
agronegocios, la energía, la minería –con especial acento en el litio– y la
economía del conocimiento. Michel, que recaló en la Aduana tras la renuncia de
Martín Guzmán, es el tributarista que diseñó los proyectos de “alivio fiscal”
para trabajadores que pagan el impuesto a las ganancias y los monotributistas.
Setti se desempeña en la Secretaría de Finanzas y Cleri, en el Fondo de
Garantía de Sustentabilidad de la Anses. A su vez, Delgado es un especialista
en materia agropecuaria.
La mayoría de ellos serán presentados oficialmente entre lunes y martes
próximos, anticiparon fuentes cercanas a Massa. Serán días agitados: el
tigrense renunciará como presidente de Diputados el martes, en una sesión
especial de la Cámara baja.
Giro pragmático
Un frecuente asesor de Massa lo define así: “Es 100% pragmático. Está
dispuesto a sondear todas las expectativas. Si lo llevás al fútbol no tiene una
formación preferida; primero te pregunta qué jugadores tenés y después te arma
el equipo”, lo describe, pese a que cree que asumirá un rol ortodoxo en el
actual escenario si toma Economía. “Vamos a una contracción de la economía”,
advierten las fuentes consultadas.
Massa respetaría las metas establecidas en el acuerdo con el Fondo
Monetario Internacional. Pero ya no alcanzará con ratificar lo fiscal: deberá
explicar cómo llegará a ese número (incluso qué hacer con los subsidios a la
energía y las tarifas). No tiene aún consenso claro con relación a la situación
cambiaria, porque no existe puertas adentro del gobierno del Frente de Todos;
allí hay temor a que se espiralice la inflación.
Entre las probabilidades que analizó Massa antes de desembarcar en el
Gobierno figura un acuerdo con el campo para empezar a sumar reservas. De
hecho, trascendió que la idea del dólar soja salió de sus usinas técnicas. El
BCRA necesita un puente hasta finales de septiembre. Luego, cuando ya no haya
compras de energía en dólares, se apuraría el crawling peg. A pesar de eso no
habría bajas en retenciones ni en impuestos. Si lo hiciera, el nuevo
“superministro” no podría cumplir con el Fondo.
Pero cerca de Massa dan pistas ambiguas para caracterizar qué tiene en
la cabeza en materia económica el presidente de la Cámara de Diputados. “Alivio
fiscal” al trabajador (recuerdan la presión a Guzmán y Mercedes Marcó del Pont
para apurar cambios en el monotributo y Ganancias), y “alivio fiscal” para
sectores dinámicos que generan dólares, entre los que enumeran al agro, la minería,
la energía y el capital humano.
“Quiere que la Argentina sea una fábrica de generar dólares” y para eso
“va a trabajar en incentivos”, entre ellos, en una rebaja impositiva para las
exportaciones incrementales, algo que ya había hecho Matías Kulfas en el
Gobierno con la ley de promoción de la industria automotriz. Otra iniciativa
similar, la ley de electromovilidad, figura entre las prioridades de Massa.
“Nosotros terminamos lo que empezamos; no abandonamos”, dijo, en medio
de las versiones que daban cuenta de la debilidad del Gobierno. Ahora le pone
el cuerpo a la silla eléctrica de la economía argentina. Y cree que tiene
tiempo para trabajar entre agosto y marzo del año próximo. Luego, todo quedará
teñido por el debate electoral. ●
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