Por Santiago Dapelo y Maia Jastreblansky - Sergio Massa irrumpió ayer
como nuevo hombre fuerte del Gobierno, con amplios poderes para enfrentar la
crisis política y financiera que carcomió el margen de acción del presidente
Alberto Fernández.
La incorporación del hasta ahora jefe de la Cámara de Diputados desató
un temblor en el gabinete, del que salieron la efímera Silvina Batakis, Daniel
Scioli, Julián Domínguez y Gustavo Beliz, cuyas áreas de responsabilidad pasan
en gran medida a manos del nuevo “superministerio” de Economía.
Es la mayor reestructuración de la era Fernández y ocurre después de una
fortísima presión de gobernador espero nis tas, intendentes y sectores
empresariales que clamaban por una “reacción firme” ante la corrida cambiaria y
el alza imparable de la inflación.
Massa –que por la tarde estuvo reunido con Cristina Kirchner– asumirá la
semana próxima cuando se resuelva la sucesión en Diputados. La confirmación de
su ascenso al gabinete llegó en medio de un goteo de anuncios de alto impacto.
Scioli dejará el Ministerio de Desarrollo Productivo y volverá a la embajada en
Brasil. Batakis, recién llegada de su visita al FMI, recalará en el Banco
Nación. Domínguez renunció al Ministerio de Agricultura. Beliz dejó la
Secretaría de Planeamiento Estratégico, que tenía a su cargo la relación con
los organismos multilaterales (pasa al área de Massa). Lo reemplazará Mercedes
Marcó del Pont, que sale de la AFIP. Resta saber si continuará el presidente
del Banco Central, Miguel Pesce.
Sergio Massa se quedó con el control de toda el área económica. De esta
manera, se puso en marcha un nuevo esquema de poder en el gobierno nacional: el
líder del Frente Renovador desembarcará en el Poder Ejecutivo como un
“superministro” que tendrá bajo su órbita las carteras de Economía, Desarrollo
Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, incluyendo además las relaciones
con los organismos internacionales, bilaterales y multilaterales de crédito.
Esta fue la reestructuración del gabinete que acordaron Alberto
Fernández, Cristina Kirchner y Massa. Tras la confirmación de la Casa Rosada,
el líder del Frente Renovador informó que el lunes comenzará a designar a los
funcionarios que lo acompañarán en su gestión.
Pero su llegada al gabinete ya generó al menos tres portazos y varios
cambios internos. A última hora del día se conoció que Daniel Scioli, hasta
ahora titular de Desarrollo Productivo, volverá a la embajada argentina en
Brasil. También dejó su cargo Julián Domínguez (Agricultura). Ninguno aceptó el
cambio de condiciones y tener que reportar a Massa. Hace menos de dos meses, el
exgobernador bonaerense había llegado al gabinete en una ceremonia que se vivió
como un importante suceso político. Pero Scioli y Massa tienen una fuerte
rivalidad política de muy vieja data y la convivencia resultaba imposible.
Otro cambio que se informó ayer fue la salida de Mercedes Marcó del Pont
de la AFIP. La funcionaria reemplazará en la Secretaría de Asuntos Estratégicos
a Gustavo Beliz, que renunció de forma “indeclinable” a primera hora de la
tarde, con una carta de un renglón de extensión. Beliz y Massa venían pulseando
por la interlocución con los Estados Unidos y los organismos de crédito
internacionales.
Hombre de máxima confianza del Presidente, Beliz decidió abandonar el
Gobierno cansado de “tragarse sapos”, según describieron allegados al
exministro de Justicia. Massa quedará a cargo del manejo de la relación con el
FMI, el Banco Mundial, el BID y la CAF.
Silvina Batakis, en tanto, se quedará en la gestión, pero como
presidenta del Banco Nación. La economista se enteró de su salida del Palacio
de Hacienda en Washington y está “abatida”, según pudo saber la nacion. Durante
la conversación con el Presidente, puso su renuncia a disposición, pero
Fernández le pidió que se quedara.
En la Casa Rosada resaltaban la “entereza política” de la funcionaria,
que perdió el control de la botonera a menos de un mes de haber asumido.
Después de dos horas a solas con Fernández, Batakis se fue de Balcarce 50 con
un pedido para que se quede en la gestión, y por la noche se confirmó que
asumirá en lugar de Pablo Hecker. Massa, que ya tenía bajo su dominio
Transporte, finalmente no logró extender su control sobre el Banco Nación.
Lo que aún resta por definir es qué ocurrirá con Energía, terreno que
controla con celo la vicepresidenta, y con el Banco Central, con Miguel Pesce a
la cabeza, que ayer dispuso un fuerte aumento en las tasas de interés de
referencia. Por ahora, cada terminal del Frente de Todos conservaría su porción
de poder y su capacidad de fuego.
Tras la salida de Martín Guzmán, el líder del Frente Renovador había
pedido el control de distintas áreas claves. No quería “entrar a la cancha”
solo. La AFIP, por caso, es un área que Massa busca controlar desde el día uno
y de hecho había colocado recientemente en la Aduanas a Guillermo Michel. Pero
finalmente el organismo recaudador quedará bajo el radar de Cristina Kirchner.
El elegido para suceder a Marcó del Pont sería Carlos Castagneto.
Massa no actuará como un ministro ordinario, sino como un primus inter
pares. Una especie de jefe de gabinete económico. De hecho, no reportará al
ministro coordinador, Juan Manzur, sino que tendrá línea directa con el
Presidente. Y, por supuesto, con la vice.
En otro día marcado por los rumores y las negociaciones, el tigrense
desayunó con el jefe del Estado en la quinta presidencial de Olivos y por la
tarde estuvo reunido con la expresidenta en su despacho en el Senado. Los tres
estuvieron de acuerdo en avanzar lo más rápido posible en la implementación del
nuevo organigrama, en el que trabajó contra reloj la secretaria legal y
técnica, Vilma Ibarra.
El Presidente se puso al frente de las negociaciones con sus ministros
para que acepten el nuevo esquema. Pese a los intentos, no pudo retener a
Scioli, que regresará a Brasilia, ni a Domínguez.
Desde el primer minuto de la negociación, el diputado dejó en claro que
su intención no era suceder a Manzur, sino vaciarlo de poder. En este caso, le
arrebató el control de la botonera económica.
“Sergio no vuelve atrás”, dijeron cerca del diputado, en referencia a su
antecedente como ministro coordinador durante la presidencia de Cristina
Kirchner.
La vicepresidenta, en tanto, entendió que Massa podría funcionar como
llave para destrabar una gestión paralizada desde hace meses. Ese es también el
objetivo de Massa. Si logra mejorar aunque sea un poco los números y
tranquiliza la economía, se anotará en la carrera presidencial, un objetivo que
nunca ocultó. |