Por Martín Kanenguiser - El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF,
según su sigla en inglés) lanzó una dura advertencia sobre la posibilidad de
que la Argentina vuelva a caer en default en el corto plazo si no hay voluntad
política del Gobierno para evitarlo.
El think tank de los bancos internacionales se refirió
a la delicada situación argentina en medio de la compleja visita a Washington
de la ministra de Economía, Silvina Batakis, para reunirse con el
Tesoro de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco
Mundial e inversores de Wall Street, con la intención de aplacar a los
mercados.
Los economistas del IIF que lidera el banquero Axel Weber se
refirieron a la crisis macroeconómica, financiera y cambiaria de la Argentina
en una serie de mensajes, a tono con el aumento del riesgo país, en torno de
los 3000 puntos básicos, un nivel sin precedentes desde el canje de la deuda
del 2020.
Al referirse al dólar, el economista jefe del IIF, Robin
Brooks, señaló: “El tipo de cambio paralelo de Argentina está a un enorme
150% de distancia del tipo de cambio oficial. En 2018, fueron las crisis en
Turquía y Argentina las que desencadenaron una gran liquidación en los mercados
emergentes ese verano. No hay riesgo de eso ahora. Los mercados globales
se dieron por vencidos en ambos lugares hace mucho tiempo”.
Ya en 2001 los analistas de Wall Street miraban en
paralelo la situación de ambos países, cuando ambos mantenían un esquema de tipo de
cambio fijo; además, para el G7 en ese momento la Argentina era una fuente de
contagio para el resto de los mercados emergentes y por eso se decidió
“proteger” a sus vecinos con paquetes de asistencia financiera una vez que cayó
la convertibilidad. Más de 20 años después, en otro contexto, las analogías se
mantienen, pese al fuerte peso estratégico de Turquía tanto para Europa como
para Estados Unidos.
”Ya en 2018, las crisis de Argentina y Turquía provocaron un contagio en
el resto de mercados emergentes. No ocurrirá ahora. En aquel entonces,
Argentina y Turquía habían recibido enormes entradas de cartera extranjera
antes de la crisis. Recientemente no han recibido nada y están básicamente
aislados de los mercados globales”, sentenció Brooks.
En 2018, cuando se cerraron los mercados voluntarios de deuda, el
gobierno de Mauricio Macri recurrió a un crédito del Fondo Monetario
Internacional (FMI) por USD 57.000 millones, mientras que Ankara se mantuvo al
margen pese a sus fuertes necesidades financieras.
En tanto, uno de los colaboradores de Brooks, Sergi Lanau, indicó
en sintonía con Martín Castellano, jefe de investigaciones del IIF
para América latina, que “los cupones de bonos externos de Argentina son una
pequeña fracción de las necesidades brutas de financiamiento externo desde
ahora hasta las elecciones de octubre próximo. Se puede evitar otro
incumplimiento soberano en el corto plazo si existe la voluntad política para
hacerlo.
El gráfico del IIF sobre Argentina, Turquía y otros emergentes
Semanas atrás, Castellano había expresado que “en Argentina, mantener el
programa del FMI a flote para evitar más escenarios adversos requerirá más
apoyo político. Más intervenciones y controles en el mercado de divisas sólo exacerban
las distorsiones y los desequilibrios, sin que se tomen medidas para contener
la inflación y anclar las expectativas”.
Castellano mostró en un gráfico los efectos distorsivos de la fuerte
brecha cambiaria que existe en el país, ya que el tipo de cambio oficial
aparece muy apreciado en términos reales, frente a las cotizaciones paralelas,
lo que genera todo tipo de distorsiones para el funcionamiento de la economía.
El IIF, que reúne a los bancos de todo el mundo, ha dejado de publicar
hace un buen tiempo informes sobre la Argentina por el desinterés de los
inversores en torno de los activos soberanos.
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