Por Carlos Burgueño - Desde este
mismo lunes, comienzan tiempos duros para la Argentina ante el Fondo Monetario
Internacional (FMI). Aunque resten algunas semanas
para que formalmente Julie Kozack deje su cargo de directora adjunta para el
Hemisferio Occidental (la número dos del economista brasileño- israelí Ilan
Goldfajn), desde esta misma jornada la norteamericana dejará de ser la
principal interlocutora del país para el análisis de las secuencias de
cumplimiento del Facilidades Extendidas vigente. Y la responsabilidad pasará
directamente al director del área: Goldfajn.
En términos prácticos, se va la persona quizá más comprensible y
flexible para el diseño primario del acuerdo y su defensa dentro del organismo
financiero internacional; y queda al mando absoluto de la situación el “policía
malo”, quien ató su suerte como hombre fuerte del FMI a ser duro con la
Argentina.
Hacia delante, y especialmente en la próxima misión del organismo
financiero que llegaría al país en agosto, lo que habrá que esperar es poco
humor y ganas de comprender las vicisitudes siempre complejas de la política y
el manejo económico local. De hecho, y según lo explicó públicamente el mismo
Goldfajn, su intención no es puntualmente la de ser lo más empático posible con
el país, sino cumplir el mandato que le dio en marzo el board del Fondo de ser
un fiscalizador implacable del Facilidades Extendidas y su cumplimiento
estricto.
El board del Fondo Monetario Internacional le dio este mandato el 25 de
marzo, en la complicada sesión por la cual el máximo nivel del organismo que
maneja Kristalina Georgieva aprobó por unanimidad el acuerdo con Argentina.
Pero donde dos países puntuales, Alemania y Japón, fueron muy duros en sus
referencias sobre la realidad de la economía local, y les exigieron a los
técnicos del FMI máxima tensión y análisis para el cumplimiento de las metas
fijadas en el acuerdo. Fue el board el que dictaminó, además, que haya un
adelantamiento de las misiones fiscalizadoras, comenzando en mayo y sumando un
viaje más a los 10 programados originalmente (tal como lo adelantó ayer este
medio). Ese día el Fondo habló de “riesgos excepcionalmente altos”, un
eufemismo para decir que se lo considera de muy difícil cumplimiento por parte
del país.
Ante el panorama, el organismo financiero le dictó al director gerente
para el Hemisferio Occidental la misión puntual de ejecutar la aplicación del
“Artículo IV” del organismo ante Argentina, lo que implica que es el principal
responsable de controlar que las metas del acuerdo de Facilidades Extendidas se
cumplan. Ahora, ya sin Kozack, será él personalmente el encargado de organizar
las misiones a Buenos Aires. Y si bien no está escrito, el brasileño-israelí
tendrá que mostrar mano dura, siguiendo el mandato del board, donde los ánimos
con la Argentina no están en su mejor momento. El directorio tomó como un
avance directo sobre el FMI, las críticas que en marzo se hicieron desde Buenos
Aires hacia el organismo, al que se lo relacionó con la última dictadura
militar.
La presencia plenipotenciaria de Goldfajn es un dato clave. Dado que es
un firme y extenso conocedor de la situación fiscal, económica y comercial de
la Argentina, el sucesor del mexicano-argentino Alejandro Werner quería evitar
a toda costa su intervención directa en el cierre del acuerdo e intervenir
durante los 12 años de vigencia del contrato el acuerdo firmado. Sabe el
destino que tuvieron sus antecesores que debieron atender el caso argentino (el
destierro o la expulsión del Fondo), y no quería manchar su carrera en un
acuerdo en el que pocos creen y, posiblemente, él tampoco.
Por el lado del Gobierno de Alberto Fernández, también se quería eludir
la intervención del exfuncionario del gobierno de Michel Temer dado que se lo
considera (con razón) un amante de la disciplina fiscal y de los buenos
comportamientos macroeconómicos y fiscales. Y, a los ojos del Palacio de
Hacienda, no es lo mismo enfrentarse con Goldfajn como árbitro de los controles
de las metas a cumplir, que con el diseño de las mismas.
¿Qué se deberá esperar ahora con la intervención de Goldfajn? Se trata
de un hombre de buen trato, amiguero, muy conocedor de la Argentina y sus
problemas políticos crónicos, pero amante de la prudencia fiscal, la solvencia
monetaria y los planes de largo plazo. Fue elegido por la propia Georgieva en
septiembre de 2021 a partir de un largo listado de concursantes en uno de los
puestos más importantes del FMI. Nunca se hizo público, pero en Buenos Aires se
sabe que la directora gerente del organismo optó por el brasileño, dado que
conoce las vicisitudes argentinas.
Goldfajn es un defensor de la utilización de instrumentos como tasas de
interés o restricciones monetarias para cumplir metas, junto con una
transparencia total al público y mercados en la comunicación de los planes,
objetivos y resoluciones de las autoridades monetarias. Considera además a los
bancos centrales como los responsables máximos de cumplir las metas monetarias,
con lo que le otorgaría a la entidad que maneja Miguel Pesce un poder importante
dentro de la política económica. Es también un defensor de la política de tipo
de cambio flotante, lo que le daría al Gobierno una mayor flexibilidad para
manejar el dólar oficial.
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