Por Jorge Liotti - Después de la asunción de Silvina Batakis como
ministra de Economía, el gran interrogante que se instaló en los mercados y en
la calle giró en torno al compromiso de la vicepresidenta Cristina Kirchner con
las medidas que anunciaría. El silencio posterior del kirchnerismo cuando el
lunes se conocieron las primeras decisiones de la funcionaria tampoco
contribuyó a disipar las dudas. Sin embargo, en el Gobierno aseguran que
Cristina fue consultada antes de anunciar cada una de las disposiciones y que
además avaló su difusión.
Incluso muy cerca de Batakis aseguran que la ministra “habló con la
vicepresidenta todos los días desde que asumió”, que “la consultó antes de la
batería de anuncios del lunes” y que también dialogaron antes de dar a conocer
el aumento del llamado “dólar turista”. De hecho esta semana, según fuentes
cercanas, comentó en su entorno: “¿Ustedes creen que yo avanzaría con las
medidas que anunciamos sin antes consensuar con el Presidente y con la
vicepresidenta?”.
Allí sostienen que Cristina la conoce desde hace mucho tiempo y que su
nombramiento no representa una sorpresa para ella. “Se tratan desde hace
tiempo”, resaltan, y recuerdan que la única foto que se conoce de ellas dos
juntas es de 2018, en una ocasión que se juntaron para hablar de economía
durante una hora y media.
Pero la voluntad de la ministra por demostrar el apoyo político del
kirchnerismo colisiona con la falta de gestos públicos de Cristina Kirchner. No
solo no fue a su asunción ni se refirió a ella cuando dio su último discurso en
El Calafate. Ayer dio una nueva prueba de su intento por mantener distancia con
la política económica cuando a través de un comunicado del Senado admitió
haberse reunido con Alberto Fernández y con Sergio Massa, el presidente de la
Cámara de Diputados, pero negó que se haya hablado del dólar turista o del
Fondo Monetario Internacional (FMI). La vicepresidenta parece más dispuesta a
aportar a la estabilidad institucional del Gobierno a través de la seguidilla
de diálogos con el Presidente que a asumir los costos de las medidas económicas
concretas, de las que busca mantenerse al costado.
Durante el último período de la gestión de Martín Guzmán en Economía, el
kirchnerismo se mostraba intencionalmente distante de las definiciones
económicas, como la decisión de acordar con el FMI o de subir las tarifas de
luz y de gas en forma segmentada. Incluso dejaba trascender que ellos estaban
fuera de la mesa de resoluciones que reunía al Presidente y a Guzmán.
Las turbulencias
En Economía están confiados en que después de la “compleja” semana
inicial, con los anuncios del último lunes empezarán a generar alguna
certidumbre, una reacción que los mercados hasta ayer todavía no reflejaron.
Todos los indicadores mostraron falta de confianza, desde los bonos al riesgo
país y el dólar blue.
En el Palacio de Hacienda entienden que el mercado en pesos debería
tranquilizarse después de haber habilitado un seguro para que los bancos
compren títulos del Tesoro con una garantía especial para poder vendérselos al
Banco Central.
Otra de las variables desatadas, que fue el dólar blue, es minimizada
por la ministra porque la considera “un mercado marginal”. Sin embargo, sí le
preocupa que el flujo de divisas para turismo se ha potenciado después de la
pandemia porque surgió una demanda de viajes reprimida. Esta salida de dólares
no es compensada por el turismo receptivo ya que según una estadística oficial
elaborada entre Economía, Turismo y el Indec, solo entre el 14% y el 16% va al
mercado oficial y el resto al blue. En consecuencia, la mayor parte no termina
en las arcas del Banco Central.
En Economía creen que el mes bisagra debería ser septiembre, porque baja
la demanda para turismo, pero especialmente porque con el aumento de las
temperaturas se requerirían menos importaciones de gas, que hoy son la
principal fuente de demanda de dólares. Además, ingresa la liquidación de la
cosecha fina.
Curiosamente, lo que más preocupa a la flamante ministra en materia
cambiaria es el Mundial de Qatar, dada la cantidad de argentinos que planea
concurrir. “Estamos entre los diez países con más entradas compradas”, repitió
esta semana para reafirmar su inquietud. Esa demanda difícilmente se sienta
desalentada por la suba de la alícuota para el dólar turista.
Después de una primera semana de desembarco en el cargo, marcada por
fuertes turbulencias en los mercados y en la calle por la falta de precios,
Batakis buscó el lunes dar su primera señal con una conferencia de prensa en la
que anunció, entre otras decisiones, el mantenimiento del acuerdo con el FMI
(admiten que abrirán una renegociación, pero recién después de que se aprueben
las metas del segundo trimestre), medidas para mejorar la situación fiscal y
una suba en las tasas de interés.
Pese a la semejanza con los lineamientos de Guzmán, Batakis se
diferencia claramente cuando le hablan de una suerte de “continuidad”. Una
fuente muy cercana a ella, expresó: “La continuidad de Guzmán era ir al
fracaso, ese desorden no lo vamos a repetir. Nosotros vamos a cumplir lo que
dijimos, no como él, que dijo una cosa e hizo otra”, contrastan.
También en Economía están convencidos de que el compromiso con el que
asumió Batakis fue que traería todo su equipo y que por eso pidió las
renuncias, entre otros, del exsecretario de Hacienda Raúl Rigo; del extitular
de la Comisión Nacional de Valores Adrián Cosentino, y del director del Banco
Central Diego Bastourre. “Va a seguir habiendo cambios”, anticiparon esta
semana. Incluso aseguran que en un tiempo no descarta relevar al camporismo del
área de Energía, el Waterloo de Guzmán en su intento de conseguir el manejo
total de la botonera económica. |