En Argentina el dólar sube, pero a menor ritmo que la inflación.
Este lunes, tanto el presidente Alberto Fernández como la
flamante ministra de Economía, Silvina Batakis, salieron a ratificar que
el presente nivel del tipo de cambio es adecuado, para rechazar las
especulaciones acerca de una devaluación abrupto.
“Estamos seguros de que el
dólar que estamos proponiendo para las exportaciones tiene un valor adecuado y no
nos vamos a mover de esa senda”, manifestó el mandatario a la TV
Pública.
Silvina Batakis habló de “exageración” cuando se mencionó
la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo, y en esa
línea tampoco planteó nuevas pautas para el manejo de la divisa extranjera. La
ministra aseguró que el tipo de cambio multilateral está “en una
situación de equilibrio” y aseverado: “No vemos movimientos
especulativos en ese sentido”. Esa fue una de las bases para que no haya
medidas al respecto del dólar en las nuevas pautas que notificó esta mañana,
basadas en impulsar el equilibrio fiscal“.
Inevitablemente, una devaluación del dólar oficial a un ritmo mucho más
lento que la inflación tiende a ampliar las brechas. En este punto, resalta
el incipiente “atraso” del dólar mayorista, que en el transcurso de 2022,
que avanza cerca del 24%, frente a una inflación que superó el 35 por ciento.
El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) que mide el
BCRA se ubica en 93 puntos, ligeramente debajo de su nivel de
equilibrio teórico de 100 puntos -referencia de la devaluación de
diciembre de 2015- para garantizar la competitividad, y en su nivel más
bajo desde mayo de 2018, cuando se desató la corrida cambiaria que llevó al
dólar mayorista desde la zona de 21 pesos a los 60 pesos en agosto de 2019.
“La flaqueza en el balance de la autoridad monetaria se acerca a
los niveles que habían detonado la crisis de 2018 y habían precipitado una
devaluación para licuar fuertemente los pasivos monetarios. Por supuesto
que, en aquel momento, el contexto macro era diferente: no había cepo,
el dólar unificado valía $124 a precios de hoy y había USD 30.000 millones
de reservas netas en las arcas del Central”, recordó Nery Persichini,
Head of Research & Strategy de GMA Capital.
Desde que asumió Alberto Fernández, en diciembre de 2019, el ITCRM
retrocedió. Federico Furiase es director de Anker Latinoamérica,
explicó a Infobae que “la foto del tipo de cambio real multilateral
no esta tan mal, está en niveles de febrero de 2016, cuando se produjo la
devaluación tras la salida del anterior cepo cambiario. El problema es la
película, por la inercia inflacionaria entre 5% y 6% mensual,
un Banco Central sin reservas netas y una brecha cambiaria por encima del
100%. Eso puede llevar a un deterioro rápidamente en la película, más allá de
la foto. En el presente ayudan los buenos precios de los commodities,
pero sin reservas netas, el BCRA se está quedando sin anclas efectivas
para bajar la inflación”.
En la comparación de la competitividad cambiaria de hoy respecto de los
niveles del gobierno anterior, Furiase recuerda que “entonces no había ‘cepo’,
había más reservas reales y acceso al financiamiento, esa es una diferencia no
menor. Lo único que es más favorable en la actualidad es que los precios
de las commodities son más altos, pero también las materias
primas pueden caer ante un endurecimiento de la política monetaria de la
Reserva Federal de los EEUU y si se disipa el efecto alcista por la guerra en
Ucrania”.
En agosto de 2019, Alberto Fernández afirmó después de imponerse en
las elecciones primarias que el tipo de
cambio, que había escalado a 60 pesos, había llegado a “un valor
razonable y el Gobierno debería implementar medidas para que
no continúe subiendo”. Casi tres años atrás, el tipo de cambio real alcanzó la
zona de 140 puntos, esto es casi 50 puntos por encima del nivel de julio de
2022.
El 10 de diciembre de 2019, al asumir Alberto la Presidencia, el
ITCRM se ubicaba en los 124 puntos. Desde entonces se redujo en unos 30
puntos, por efecto de una inflación más elevada que la tasa de devaluación del
dólar mayorista. Es decir, que la espiralización inflacionaria se “comió” la
ventaja cambiaria de la fuerte devaluación de 2018 y 2019.
Además de los indicadores de tipo de cambio real, hay otras
señales que apuntan a una tendencia al “atraso cambiario”, un menú
que incluye más controles a las importaciones, escasez de
reservas pese a precios internacionales récord y restricciones a los
consumos en el exterior.
“La situación podría tornarse más dificultosa si el Gobierno optara por
un control más estricto sobre la salida de divisas. En este sentido, no se
descarta y es todavía posible que veamos un endurecimiento mayor sobre el
cepo existente, atacando la salida de divisas por el lado de la importación de
bienes y servicios, gastos en turismo y consumos en el exterior. De esta
manera, una medida de esta naturaleza que interfiera directamente sobre la
adquisición de bienes de capital, bienes intermedios e insumos provenientes del
exterior, impondría un freno sobre gran parte del sector productivo”,
evaluaron desde Invecq Consultora Económica.
“Contener la suba de precios en un contexto que las expectativas
inflacionarias se encuentran en máximos históricos y la ‘maquinita’ está
más encendida que nunca será el verdadero desafío de la ministra Batakis. El REM
-Relevamiento de Expectativas de Mercado del BCRA- de junio estima
una inflación de 76% para 2022, que de cumplirse sería la medición anual
más alta desde la salida de la hiperinflación. Sin embargo,
esta proyección ya quedo obsoleta dado que no toma en consideración
la renuncia de Guzmán. La inflación que ya está viajando a un ritmo muy cercano
a los tres dígitos anualizados podría cerrar el año cerca de estos niveles·,
advirtieron desde Portfolio Personal Inversiones.
Un informe de Ecolatina precisó que “en octubre de
2020 -cuando el dólar contado con liquidación superó un valor equivalente
a más de $400 actuales- o en enero de 2022 -la brecha superó 120%- el
Gobierno convalidó un giro ortodoxo y la firma del acuerdo con el FMI. En otras
palabras, la actual tensión financiera, que acrecienta los riesgos de un salto
cambiario, ayuda a contextualizar la ratificación del rumbo por parte de la
ministra”.
Ecolatina añadió que “un atraso del dólar implica el mismo
cortocircuito con el FMI y también porque requiere contar con un
‘colchón’ de reservas -o un salto agudo de términos de intercambio´ que no
aparece en el horizonte. Por estas razones, el rumbo que hoy parecería estar
ratificado por la urgencia que demanda reconstituir la confianza parecería
también tener pocas chances de ser desviado ‘si pasa el temporal’”. |