Por Carlos Burgueño - El Ejecutivo le envió una mensaje claro y directo al Fondo
Monetario Internacional (FMI), en las
múltiples conversaciones que mantuvieron funcionarios locales y técnicos del
staff del organismo desde la crisis desatada por la salida del gobierno de
Martín Guzmán. Se respetarán las metas y objetivos fijados y
las políticas recomendadas en el texto del acuerdo; pero no se aceptarán pedidos extras ni de ajuste fiscal ni de políticas
laborales, cambiarias, monetarias o previsionales que no hayan sido
puestas en blanco sobre negro en la versión final reglamentada por decreto en
Buenos Aires.
Alberto Fernández y Silvina Batakis les aseguraron a sus
interlocutores de Washington que los términos del Facilidades Extendidas
vigente se mantendrían, tal lo aprobado por el Board del Fondo el 25 de marzo
pasado; junto con lo renegociado en abril por Guzmán. Esto es, las metas y
objetivos negociados en la Carta de Intención primero, los que con matices
luego fueron ratificados y ordenados por importancia en la sesión en la que el
directorio del FMI aprobó el acuerdo.
Se suma luego la renegociación del exministro de Economía, que logró que
las misiones del organismo no tomaran la secuencia trimestral como el examen a
aprobar, sino el resultado final del 2022. En otras palabras, para saber si
Argentina aprobaría o no las metas impuestas, el FMI deberá evaluarlo en el
primer trimestre del 2023, y no sobre trimestre vencido.
El Presidente y la ministra de Economía le aseguraron a Kristalina Georgieva, Gita Gopinath e Ilan Goldfajn que las metas y objetivos acordados, aprobados
y firmados aquel 25 de marzo, serán respetados. Y que el FMI tendrá la facultad
de reclamarlos cuando se fiscalicen los números y porcentajes que les presente
el país a los fiscalizadores del organismo. Pero no se aceptarán nuevos
reclamos por fuera de los ya exigido.
La aclaración a la directora gerente, su número dos y al director para
el Hemisferio Occidental (las tres personas que entre el domingo y el miércoles
tuvieron contacto con Fernández y Batakis), vino luego que se leyera la
declaración de Georgieva a la agencia Reuters, cuando dijo: “Necesitamos tener
claro que las acciones dolorosas a veces son necesarias para cosechar los
beneficios de estas acciones”.
En Buenos Aires la declaración, efectuada luego de la conversación con
el Presidente del domingo y antes de la comunicación con Batakis del miércoles, trajo, por lo ecléctica, cierta
desconfianza dentro del Gobierno. Especialmente por los efectos que podría
traer dentro kirchnerismo, con quien el Presidente buscaba
restablecer relación luego de la salida de Guzmán. Lo último que esperaba el
Jefe de Estado era que desde el FMI se le exigiera
a la Argentina la aplicación de nuevas medidas “dolorosas” por fuera de lo
firmado.
De haber sido cierta esta alternativa, Alberto Fernández habría
perdido el argumento de defensa del acuerdo, que había sido negociado y
acordado sin ajustes extras y sin las tradicionales recetas que el FMI aplicaba
en los normales Facilidades Extendidas. Siempre el
gobierno defendió el acuerdo en Buenos Aires, afirmando que se trataba de un
pacto muy diferente a lo que tradicionalmente imponía el Fondo, y que no le
exigiría al país ajustes extra. Al menos por fuera de lo firmado.
Alberto Fernández se lo había manifestado así a Georgieva, y sintió cierta incomodidad cuando leyó la
transcripción de las declaraciones de la directora gerente del Fondo.
Finalmente fue Batakis la encargada de hablar con
el organismo y cerrar la cuestión. Argentina se mantendría firme en lograr lo
ya firmado, pero no negociaría nuevas obligaciones o recomendaciones a aplicar.
Esto sería así, aunque el próximo año se determine que el país no cumplió las
metas y se debiera negociar un waiver.
Probablemente el próximo contacto entre las partes será el 25 de julio,
durante el viaje que Alberto Fernández emprenderá a Washington para encontrarse
con Joe Biden. Ese día el argentino tendrá su bilateral
con su par norteamericano y se sabrá si el tema FMI está en la agenda del
encuentro. De hecho, Cristina Fernández de Kirchner le
deslizó en la cena que mantuvieron en Olivos pasado el lunes 4; que esa reunión
sería ideal para considerar la posibilidad de reclamarle apoyo al gobierno
norteamericano para renegociar el acuerdo con el FMI. Alberto Fernández aclaró
al Fondo que una eventualidad de este tipo no está en su agenda. Pero tampoco
tomar medidas “dolorosas” extra. |