Domingo 10 - Por Pablo Sieira - En el Frente de
Todos hay preocupación por un posible agravamiento de la crisis
económica. El temor a que la situación empeore obligó al presidente Alberto
Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner a bajar el
tono de su disputa pública, pero también empezó a hacer sonar en las filas
oficialistas un llamado a la oposición para buscar puntos de
acuerdo frente a un panorama muy delicado.
La disparada
del dólar blue y de los financieros con una brecha cambiara del
100% y los pronósticos negativos sobre la inflación de julio que
le siguieron a la crisis política por el traumático cambio en
el Ministerio de Economía en medio de una feroz interna a cielo
abierto, llevaron al oficialismo
a firmar un armisticio. La discusión entre Fernández y Cristina Kirchner
no terminó, pero intentarán seguirla de forma un poco más privada.
Así lo demostró el hecho de que tuvieran dos reuniones en la
última semana tras meses de desencuentros y la inclinación por mantenerlas
en reserva, alejadas de cámaras y micrófonos. También el tono elegido para
sus apariciones públicas post renuncia de Martín Guzmán y llegada
de Silvina Batakis.
"No voy a revolear a ningún ministro, tranquilos", expresó la
vicepresidenta en chiste pero en serio durante el acto que encabezó en El
Calafate. En paralelo, Fernández preparaba un discurso
de marcado tono institucional, con una defensa de la
"unidad" para el tradicional acto por el 9 de Julio en la
Casa Histórica de la provincia de Tucumán, su reaparición tras una
semana sin actividades públicas y ola de rumores.
Detrás de esa
tregua política para encarar la organización de lo que viene está lógicamente
la preocupación por la situación económica. Una fuente del Frente de Todos
indicó a iProfesional que todas las partes de
la alianza reconocen que "es clave solucionar la falta de confianza"
porque la flamante ministra de Economía, Silvina Batakis, duros desafíos por
delante.
El Presidente dejó ver esa preocuupación que hay en las filas
oficialistas, al afirmar que hay una "realidad compleja" y destacar
como objetivo central el de "fortalecer la moneda" en el
discurso que brindó en Tucumán.
¿Qué temores hay detrás de la tregua entre
Alberto y Cristina?
En el oficialismo entendieron que urge pilotear en la
tormenta económica y empiezan a cerrar filas para ello porque reconocen
que, si el Gobierno no se mueve rápido, la crisis puede
profundizarse.
Entre los desafíos que ven por delante está resolver
el problema de las Leliqs. "Es una bomba porque implican
más (dinero) que el circulante, unos $4 billones", observó un legislador
oficialista ante este medio. No obstante, mostró confianza en
Batakis al expresar que "ella lo sabe".
En el Frente de Todos por ahora hay un consenso amplio al calificar
como "sólida" técnicamente a la reemplazante de Guzmán. No
obstante, no son pocos los que creen que en algún momento no muy lejano será
necesario reforzar
aún más el Gabinete.
El Presidente demora definiciones en ese sentido, pero tanto
la vicepresidenta como el presidente de la Cámara de
Diputados, Sergio Massa, el tercer socio del Frente de Todos que mantuvo
reuniones diarias con Fernández durante toda la semana, se lo piden. Las
conversaciones entre las cabezas de la coalición oficialista están en curso y
nadie descarta ninguna posibilidad.
¿Señales a la oposición?
Al mismo tiempo que tratan de dar muestras de un armisticio, desde los
campamentos de Fernández y de Cristina Kirchner empiezan a salir mensaje
para la oposición, con Juntos por el Cambio en el centro de ese arco
político, en búsqueda de acuerdos programáticos. Otra muestra de la
preocupación que forzó el armisticio oficialista.
Alberto Fernández fue el más claro en ese sentido. Con un anécdota
histórica sobre el Día de la Independencia, el Presidente subrayó que
"para llegar a acuerdos que nos unan hace falta derribar muros". Poco despés,
remarcó: "Tal vez hoy podamos convocar a los grandes consensos que
hacen falta para desarrollarnos para siempre".
"Tenemos que encontrar un punto de coincidencia común
porque si no, no va a haber Argentina para nadie", sostuvo por su
parte Cristina Kirchner en el acto de El Calafate. Sin mencionar a la
oposición pero sabiendo que allí presientes una derrota del oficialismo en las
elecciones de 2023, agregó: "Hay que ponerse de acuerdo, porque así el año
que viene gane Mandrake El Mago no va a haber solución a este
problema estructural de la Argentina bimonetaria".
Del sector kirchnerista hubo otra señal fuerte y más concreta.
El encargado de transmitirla fue el ministro del Interior, Eduardo
"Wado" de Pedro, referente de La Cámpora y hombre de confianza de la
vicepresidenta, ante los importantes empresarios que se reunieron en
el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp).
"Escuché la exposición del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires (Horacio Rodríguez Larreta), que decía que también convocaba a discutir
metas comunes y que las quería consensuar pero no con el kirchnerismo. Yo como
kirchnerista quiero convocar al jefe Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires a consensuar cuál es el perfil productivo, cuál es la
estrategia productiva, que nos vamos a dar para la Argentina", sostuvo el
funcionario kirchnerista.
Días atrás, el secretario de Relaciones Parlamentarias, Fernando
"Chino" Navarro, considerado un representante del
"albertismo", dio una entrevista radial en la que señaló: "Hay
que buscar la forma de ordenarnos hacia adentro, mirando el afuera
y buscando otros actores".
La reaparición de Alberto Fernández
El Presidente volvió a la escena tras una semana sin actos
oficiales. Aprovechó la oportunidad para desterrar los rumores sobre
renuncias que molestaron y pusieron en alerta al trío que encabeza la alianza
oficialista.
"Se que algunos refriegan sus manos en momentos en que la
adversidad se nos cruza. Lo hacen con rumores que algunos hacen
correr en medios de comunicaión o falsas noticias que hacen
circular en redes sociales", indicó el mandatario y agregó: "Sepan
que van a chocar con nuestra firme decisión de seguir trabajando por
la patria libre y soberana".
Ese pasaje en un discurso que hizo hincapié en la "unidad" que
ahora el oficialismo trata de preservar y a la vez sugerirla a la oposición en
el marco de una fuerte crisis terminó de confirmar que el Frente de Todos busca
suspender la riña interna para poder encarar lo que viene.
El Gobierno, con mucho por delante
Aunque parezca
increíble, el lógico temor y la urgencia por encarrilar la
economía dejaron en segundo plano la pulseada de
corte electoral. Nadie habla de candidaturas. Si alguien pregunta en el
oficialismo se pueden arriesgar nombres, pero con menos
entusiasmo que hasta antes de este nuevo capítulo de la crisis.
Semanas atrás la vicepresidenta había empezado a mover fichas y juntar
peronistas detrás de su discurso. Gobernadores e intendentes que se
alinearon con su planteo sobre reformular la estructura de los planes sociales
y también compartieron sus críticas a Guzmán antes de su salida. Los movimientos
ahora van por otro lado, aunque ese peronismo "territorial" sigue
haciendo cálculos electorales.
Algunos creen que Cristina Kirchner quedará posicionada
naturalmente como candidata presidencial porque del Frente de Todos
sigue siendo la que más votos junta. "Perdés, pero no por
tanto y asegurás al menos algo", se sinceró un dirigente justicialista,
ajeno al Instituto Patria, ante iProfesional.
Más previsible es el "operativo clamor" que ya tiene lugar en
La Cámpora, pero nadie sabe qué querrá hacer la vicepresidenta. Además, nadie
descarta en absoluto que haya una primaria en el Frente de
Todos. Alberto Fernández repitió en varias oportunidades que ese
debería ser el camino de la coalición. Massa, que también se puso en el
centro de la escena en el medio de la crisis, está como siempre en el
bolillero.
Los tres socios coinciden, sin embargo, en que al oficialismo le queda
muchísimo por delante.
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