En otra jornada de fuerte incertidumbre política, el dólar contado con
liquidación (que se toma de referencia en el mercado) se disparó a $296 y, en
otro giro del cepo al turismo, el Banco Central prohibió las compras en cuotas
en los free shops. El BCRA debió vender otros US$80 millones de dólares para
enfrentar la demanda de divisas y en las primeras ruedas de julio ya se
desprendió de US$680 millones de sus reservas.
En medio de rumores, se confirmó que el miércoles hubo una segunda
reunión en Olivos de Cristina Kirchner y Alberto Fernández, a la que se habría
sumado Sergio Massa, luego de que el domingo se descartara su propuesta para un
recambio del gabinete. El kirchnerismo, mientras tanto, mantuvo su ofensiva
contra funcionarios del Gobierno. Ayer, Máximo Kirchner criticó a quienes se
“abrazaron” a Guzmán y “ahora recurren” a Cristina Kirchner.
Alberto Fernández y Cristina Kirchner retomaron una comunicación más
fluida esta semana tras cuatro meses de distanciamiento total. En la cena del
lunes –en la que hablaron a solas– suscribieron un pacto de silencio, para
evitar que los trascendidos compliquen más a la coalición de gobierno. Y ambos
siguieron en contacto en las horas posteriores. “Ni bandera blanca, ni ponernos
el casco (...), pero está mucho mejor la cosa”, describió un importante
referente con interlocución con el binomio presidencial.
Distintas fuentes aseguraron que el miércoles, al caer la tarde, hubo
una segunda reunión de la cúpula presidencial. Trascendió que se habría sumado
Sergio Massa, luego de que el domingo fue descartada su propuesta para un
recambio del gabinete que lo incluyera a él y a otras figuras del Frente
Renovador. La portavoz Gabriela Cerruti afirmó que no le consta ese encuentro,
pero tres fuentes distintas se lo confirmaron a la nacion. En tanto que cerca
de Massa desmintieron que él hubiera participado del encuentro.
El que se refirió en público al tema fue el ministro del Interior,
Eduardo “Wado” de Pedro, quien dejó entrever que Cristina y Fernández volvieron
a dialogar. “Por lo que vi, vienen conversando bien. Por lo que sé, hablaron el
domingo a la noche, en el marco de la designación de (la ministra de Economía)
Silvina Batakis, y hablaron creo que ayer”, dijo el funcionario al canal LN .
En las primeras líneas del Gobierno hay una fuerte voluntad de sostener
en secreto los diálogos de la cúpula del Frente de Todos.
Ante la variedad de rumores que circularon ayer durante toda la jornada,
el presidente de Diputados debió aclararle a más de un funcionario que no se va
del oficialismo. Para reafirmar ese mensaje, más tarde tuvo un encuentro con
Batakis.
A pesar del nuevo diálogo entre Fernández y Cristina, nadie tiene en el
Gobierno señales claras de que hayan resuelto los desacuerdos de fondo sobre el
rumbo económico, que quedaron explícitos en las últimas apariciones de la
vicepresidenta, en las que se refirió a la emisión monetaria, el gasto público
y los planes sociales. Esperan, sin embargo, que la gestualidad del reencuentro
entre el Presidente y su vice sostenga un clima de convivencia lo más extenso
posible.
Según pudo reconstruir la nacion, la salida de Martín Guzmán fue, en sí
misma, un factor de fuerte distensión en la cena del lunes. “Guzmán enturbió la
relación personal de ellos. Cristina tenía un enojo porque está convencida de
que (el exministro de Economía) le mintió. Y Alberto se quedó con mucha bronca
por la forma en que él renunció el sábado, después de haber gastado parte de su
capital político en defenderlo”, dijo a este medio alguien que conoce de cerca
al jefe del Estado.
Otro funcionario cercano a Fernández dijo, en el mismo sentido: “La
charla fue cordial. Que ya no estén Guzmán y Matías Kulfas tranquiliza a
Cristina. Ella dijo cosas muy ofensivas el sábado (en Ensenada). ¿Cómo se
vuelve de eso? Y bueno, la política tiene estas cosas...”.
Cristina Kirchner hablará hoy desde El Calafate. “La lógica indica que
lo que diga debería exhibir mayor distensión hacia Alberto”, se animó a decir
un estrecho colaborador presidencial. Otros funcionarios, en cambio,
manifestaron serias dudas y advirtieron que renovará sus reclamos para torcer
algunas políticas económicas. Especialmente luego de que Batakis –que también
dialogó con ella en la semana– confirmó que seguirá con el programa económico
de su antecesor.
En La Cámpora el clima es distinto. Algunos referentes ya advierten que
Batakis tuvo el visto bueno de la vicepresidenta, pero “no la puso Cristina”.
En la agrupación de Máximo Kirchner se abstienen de opinar sobre el
nombramiento de la nueva ministra. “Hay expectativa por ver qué hace, todo está
por verse”, comentaron en las filas camporistas.
En principio, no hay en agenda un acto conjunto de la dupla
presidencial. La vicepresidenta no se mostrará con Fernández en el acto del 9
de Julio en San Miguel de Tucumán porque estará en El Calafate, señalaron en la
Casa Rosada.
El exministro de Economía, en tanto, pasó a convertirse en el “chivo
expiatorio” del Gobierno. Ya nadie lo defiende. Y algunos, incluso, comienzan a
adjudicarle la inflación de julio al “factor Guzmán”. “Hasta la semana pasada
el problema era la interna política de Alberto y Cristina. Lo de esta semana
fue por Guzmán. Él quería tranquilizar la economía y la estresó”, dijo un
importante funcionario con llegada a Fernández.
En medio del fuerte secretismo que rodea a Fernández y su vice –“si
trasciende empiezan las especulaciones de quién tiene el poder”, justificó un
colaborador de la Casa Rosada–, muchos funcionarios mostraban inquietud por la
falta de señales públicas del Presidente. El jefe del Estado no se pronuncia
desde el viernes pasado en la CGT y no tuvo actos públicos, más allá de la jura
de Batakis como ministra.ß
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